Ley de costas
Prueba de que quienes nos gobiernan lo hacen sin ninguna visión de Estado es el nuevo anteproyecto elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente dirigido por Miguel Arias Cañete, sobre la regulación de costas que modifica el anterior de 1988. El turismo ha sido siempre la industria emblemática y productiva para nuestro país, pero si nos atenemos a la calidad patrimonial del paisaje de nuestras costas cada nuevo plan ha significado un evidente deterioro, ya que el anormal crecimiento urbanístico siempre atendió a criterios especulativos. Esta actitud persistente desde los años 60 ha trufado de horribles y monstruosas edificaciones todas nuestras costas que solo contribuyen a ahuyentar al turista de calidad y no solo de sol. Pero las sucesivas políticas obcecadas en rellenar de ladrillo y cemento cualquier espacio del litoral destruyen toda posibilidad de otro disfrute visual y físico. ¿No es posible —y seguramente más rentable— alejar las construcciones de la costa y dejar liberadas playas y costas para crear y vender ese foco de atracción de naturaleza virgen? Cuando esta ordenación ha sido orquestada por determinadas manos y sensibilidades gana la calidad de turismo (también su rentabilidad), tal y como sucedió puntualmente en el caso de Lanzarote y lo fue gracias al entusiasmo de personajes como Cesar Manrique. Es meridianamente claro que bien cuidado y estructurado este sector resultaría mucho más rentable a la industria hotelera, pero también a todo el país que lo necesitamos sin este grado de destrucción.— Miguel Ángel Peña.
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