En construcción
Los españoles nos creíamos, nos hicieron creer, que, como Cristiano Ronaldo, éramos guapos, ricos y con una novia cañón. Pero de la noche a la mañana nos despertamos en un país que ni era tan grande, ni tan avanzado, ni tan solvente como nos pensábamos, como nos hicieron pensar. Así, rascando solo un poquito nuestras miserias quedan al descubierto.
Nuestros servicios públicos esenciales, sanidad, servicios sociales y educación están muy lejos de la media de los países punteros de la Unión. Nuestro mercado laboral es un gigantesco parque jurásico de ladrillo sin encalar. Nuestra ciencia se nutre de la paciencia de unos osados. Nuestra juventud deambula, sin formación, conectada a una irrealidad virtual. Nuestros mayores tienen unas indignas pensiones. Los que todavía conservan el empleo ya no son asalariados, son vasallos. Los discapacitados tienen suerte si cuentan con una familia que los apoye, porque las instituciones miran, sin sonrojo, para otro lado.
Vivimos en un país deconstruido, donde impera la ley de la selva y se gobierna para los poderosos caballeros del dinero. Se rescatan bancos, bancas y banqueros; no personas, ideas o ideales. Vivíamos satisfechos de nosotros mismos y encantados de habernos conocido, pero eso pasó. Somos una nación que está por construir. ¿Quién pone la primera piedra?— F. Javier Santos.
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