España, líder en la lucha contra la malaria

Foto: ISGlobal.

Por primera en la historia, la comunidad internacional acaricia la posibilidad de poner fin a la malaria, una enfermedad milenaria que en 2010 afectó a 200 millones de personas y se llevó la vida de 655.000 (en su mayoría, niños africanos). Este logro es el resultado de un esfuerzo coordinado de actores en el que la cooperación internacional pública y privada se ha puesto al servicio de la innovación científica y del liderazgo de los países afectados. Y España está jugando un papel protagonista en todo el proceso.

Estos argumentos son parte central del seminario internacional que celebrará esta semana en Madrid la organización ISGlobal, liderada por el Dr. Pedro Alonso. Los científicos y expertos de esta organización están metidos de lleno en lo que podría constituir la principal aportación de España a la lucha por la salud global. La malaria constituye todavía una amenaza para más de 3.000 millones de personas en decenas de países pobres. La Organización Mundial de la Salud calcula sus costes directos para la riqueza global en unos 12.000 millones de dólares anuales, pero el impacto indirecto sobre millones de familias que cargan cada año con la enfermedad es infinitamente mayor.

Las perspectivas, sin embargo, son más que esperanzadoras. La malaria constituye hoy una enfermedad prevenible y tratable. Desde la distribución de redes impregnadas con insecticida hasta el tratamiento de los enfermos con fármacos cada vez más asequibles y fáciles de administrar, los esfuerzos de donantes y sistemas nacionales de salud han conseguido que en la primera década de este siglo la mortalidad asociada a la malaria se redujese en un 26%. Estas cifras podrían verse multiplicadas con la llegada en pocos años de la primera vacuna efectiva contra la enfermedad, en cuyo desarrollo final trabajan varios centros de investigación en todo el mundo. Todos ellos sueñan con un mundo sin malaria en 2015, como ya ha ocurrido en muchas regiones de América Latina.

España ha sido parte del grupo de países que ha liderado este proceso, con una estrategia amplia que ha incluido la financiación de esfuerzos internacionales público-privados como el Fondo Global contra el SIDA, la Malaria y la Tuberculosis, o el apoyo a ONG que refuerzan los sistemas de salud sobre el terreno. Muy especialmente, la Cooperación Española está siendo determinante en el esfuerzo de innovación y desarrollo de tratamientos que realizan centros científicos dentro y fuera de nuestro país.

En un momento en el que las políticas españolas de ayuda al desarrollo están sometidas a una dura prueba presupuestaria y social, el ejemplo de la malaria recuerda todo lo que puede conseguir una cooperación estratégica y de calidad. Ojalá continúe en el futuro.

[Si quieren conocer más sobre este asunto, de la mano de algunos de los mejores expertos internacionales, les recomiendo que se pasen la tarde del próximo miércoles 25 por el seminario que tendrá lugar en la Fundación Ramón Areces de Madrid. Pueden inscribirse aquí. La entrada es gratuita.]