Abuelos alemanes y otros
Alemania discute ampliar a los abuelos el permiso de los padres para cuidar a los niños

Tener bebés suele ser un evento esperanzador para las familias, aunque a las mujeres a veces les parece un hecho desestabilizador cuando limita sus posibilidades profesionales. Todo eso se exacerba en el caso de Alemania, un país con una concepción decididamente conservadora de la maternidad, cuya tasa de natalidad, 8,3 nacimientos por cada 1.000 habitantes en 2011, es de las más bajas de Europa (10,6 en España, 12,3 en Francia). Esa situación preocupa a expertos y políticos alemanes, que ven a su país abocado a una población en retroceso numérico (desde la altura de sus 82 millones de habitantes) y muy envejecida.
En ese contexto se puede entender la nueva idea que se le ha ocurrido al partido gobernante, la Unión Demócrata-Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel. Se trata de introducir para los abuelos un permiso análogo al que se concede a los padres trabajadores que atienden a sus retoños, que lleva aparejado la reserva del puesto de trabajo hasta un límite de tres años.
La CDU discute desde hace tiempo con su socio de Gobierno, el Partido Liberal (FDP), sobre la introducción de un nuevo subsidio para los padres que cuiden a los hijos en casa. Hay quien se opone a ello dentro de la coalición, alegando que muchos niños de familias inmigrantes aprenderán peor el idioma alemán y tendrán más dificultades de integración si permanecen en casa, en lugar de convivir con otros niños. A su vez, la oposición de izquierdas prefiere subvencionar más guarderías públicas, en vez de pagar a la gente para que se quede en casa.
El “permiso de abuelidad” es un nuevo debate alemán. Pero, visto desde los países del sur de Europa, y sin duda desde España, muestra la considerable fosa que se está abriendo entre el norte y el sur del continente: aquí tenemos que dar tajos profundos al gasto social y muchos abuelos cuidan gratis de sus nietos, mientras en Alemania lo que se discute es si sería mejor subvencionar más guarderías o pagar a los abuelos para que se ocupen de los niños. Parecen dos mundos y dos sendas dispares, todo ello dentro de una misma Unión Europea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
De la reinserción social a la dana, la IA o la cultura urbana: estas son algunas de las historias educativas más relevantes de 2025
Nasry Asfura es el presidente electo de Honduras tras un mes de recuento y presiones internacionales
El Departamento de Justicia de EE UU recibe un millón de nuevos documentos sobre el caso Epstein
La Audiencia de Valencia respalda el 80% de los recursos presentados a la jueza de la dana
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- TVE se reivindica (con pulla) en su gran noche televisiva




























































