Estudiantes encarcelados
Cuando me lo dijeron no podía creerlo. Isma y Dani, nuestros compañeros de clase, estaban encarcelados desde el día de la huelga. Los conozco personalmente y son estudiantes ejemplares. Isma participaba activamente en la vida pública de nuestra facultad y, pese a que combina trabajo y estudios, llevaba sus asignaturas al día. Es muy conocido en la facultad por su simpatía y por su afición a los números de magia: cartas, monedas... Expreso mi opinión y la de muchos de mis compañeros y profesores. Desgraciadamente, la juez ha decretado prisión provisional parece ser que indefinida. No sé cuándo volveré a ver a Isma y a Dani, me pregunto si esta pesadilla les hará cambiar, espero que no. Es indignante que sigan en la cárcel —casi todos los detenidos salieron a las pocas horas— después de tanto tiempo, cuando a ellos les detuvieron por la mañana y los disturbios más fuertes (con heridos) se produjeron por la tarde. Está claro que les quieren usar para ejemplarizar. Desde aquí mi ánimo y solidaridad. ¡Adelante, Isma, no podrán acabar con tu magia!— Lluís Valencia Antón. Barcelona.
Siempre he acostumbrado a ser muy crítico con la política de nuestro país. A veces casi he llegado a criticar por afición, lo reconozco; y es que en la España de los tiempos de bonanza a veces el ser crítico le resultaba extraño hasta a uno mismo. He continuado siendo el buscón de siempre hasta día de hoy cuando un evento en concreto me ha hecho cambiar la perspectiva que yo tenía de mí mismo: he pasado de sentirme un criticón con escaso fundamento a sentir que si no critico junto con otros como yo, todo nuestro país puede verse inmerso en una tiranización encubierta. El PP ya tiene su respuesta ante el 29-M, la reforma “profunda” del Código Penal. Entre muchas joyas, según anunciaba el titular de Interior el pasado miércoles, la reforma incluirá como delito de “atentado a la autoridad la resistencia pasiva o activa grande”, u otra, será considerado “delito de integración en organización criminal” difundir por Internet y redes sociales las convocatorias que alteren gravemente el orden público o que terminen en actos violentos. De esta reflexión del ministro del Interior puede darse a entender que el Código Penal permitirá a según qué tribunales prohibir todo tipo de manifestaciones, ya que cualquiera de esas manifestaciones, sean como sean, alteran siempre el orden público por el mero hecho de obstaculizar una gran avenida transitada, por ejemplo.
Recapitulando, la reforma me ha llevado a sentir un temor profundo, no ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sino ante la pérdida de una democracia y la entrada en una dictadura represiva que se está tomando la licencia de abolir derechos constitucionales. Es por este miedo que, de ahora en adelante, podré saber que el trabajo que he estado haciendo, y el que me queda por hacer, no ha sido para nada un capricho de adolescencia primaveral.— Álvaro Castro Forcadas. Barcelona.
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