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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La libertad de las mujeres

Piensan muchos que el señor Ruiz-Gallardón es ahora, como Ministro de Justicia, cuando está mostrando su verdadero perfil político. Ahora, saciada su ambición de poder, salen de su boca esas perlas contra la mujer tergiversando una cita de Manuel Azaña, por lo que se ve ídolo de esta derecha que en su tiempo le defenestró; ¡qué paradojas!

La frase que dijo esta semana en el Senado —“La libertad de ser madres hace a las mujeres, mujeres”— merece todo el rechazo de lo que se entiende por auténtica libertad de la mujer. Primero porque estamos hartas del paternalismo de los hombres y segundo porque la verdadera libertad es la que la mujer por ella misma decida sin ninguna coacción, ni por parte de los Gobiernos, ni de la Iglesia, ni de asociaciones antiabortistas.

¿Quiénes son ustedes para decidir sobre nuestra propia libertad? (Para más información sobre el significado del término libertad, consúltese el Diccionario de la Real Academia Española).

Si se trata de tomar citas de Azaña sugiero esta de uno de sus discursos sobre el Estado laico: “El auténtico problema religioso no puede exceder de los límites de la conciencia personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde a la pregunta sobre el misterio de nuestro destino”.— Ana Alonso Castrillo. Madrid.

¿A qué espera el señor Gallardón? ¿Qué violencia estructural mayor contra la maternidad puede haber que esos mecanismos puestos groseramente al alcance de cualquier mujer, para que practique el sexo sin alcanzar el pleno desarrollo de su destino, esto es, alumbrar un chiquillo tras otro? Ya que el ministro ha decidido que mi útero le incumbe, en lo legislativo y en lo moral, que no se corte. Que ilegalice el condón, haga clandestina la píldora, que condene el DIU. Que no permita que mi vida se pase sin haberme convertido en una mujer auténtica. ¡Ayúdeme, ministro! Como mujer, le necesito. Usted sabe lo que me conviene, tutéleme como es debido. Lo que es la vida, pensábamos que la R era de Ruiz, y resultó ser de Rancio.— Ana Belén González Hernández. Santa Cruz de Tenerife.

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