Menos demagogia
Menos mal que ya no estoy en edad de concebir, ya que si no me aterrorizaría pensar en esas “determinadas estructuras” acechando a mi alrededor. Al no poder identificarlas no podría combatirlas, ni defenderme de esas oscuras fuerzas que ahora obligan a las embarazadas a abortar privándolas de cualquier posibilidad de decisión o defensa.
Esas pobres ignorantes que no saben que existe una ley de plazos, una información para quien decida tener su hijo. Por favor, que nadie insulte la inteligencia ni la independencia de las mujeres, ha costado mucho llegar a donde estamos poder decidir sobre nuestro cuerpo. No nos quieran colocar de nuevo en ese único y sacrosanto fin de seres reproductores.
Lo que si debería preocupar, en efecto, y en lo que deberían ponerse a trabajar es en conseguir que las mujeres que deciden libremente ser madres cuenten con todo el apoyo del Estado, con todos los medios para criar a sus hijos sin ser discriminadas. Pero, por favor, no a costa de nuestra libertad, menos demagogia.— Clara Isabel Laina Pérez.
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