Partitocracia
Nuestra democracia sufre de partitocracia aguda, una conocida enfermedad que desvirtúa gravemente el propio sistema democrático poniéndolo en grave riesgo. No es nada nuevo afirmar que los intereses partidistas a corto plazo han sustituido totalmente el bien común de los ciudadanos de este país como principal objetivo político. A esto hay que añadir la impunidad de que gozan los políticos corruptos, la financiación opaca de los partidos, las listas cerradas, sus múltiples prebendas en forma de dietas, pensiones, remuneraciones triplicadas, etcétera. Mientras, se recorta en educación y sanidad y se suben impuestos y tasas. Este panorama hace que el divorcio entre gobernados y gobernantes sea cada vez mayor. Es muy difícil volver a confiar en los que han malversado irresponsablemente los caudales públicos, cuando estos siguen sin asumir ninguna responsabilidad al respecto y encima se niegan a recortarse sus privilegios.— Eugeni del Castell.
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