La hija de El Puma ruge

Sitúense en la escena: en mitad del robo a una sofisticada caja fuerte, la chica de la peli se desnuda, luciendo un sugerente conjunto interior en color fresa, para enfundarse un ajustadísimo mono de faena. En su debut hollywoodiense, Al borde del abismo (de estreno en España el 23 de marzo), Génesis Rodríguez, también conocida como la hija de José Luis Rodríguez El Puma, alimenta por exigencias del guion el eterno estereotipo de bomba latina.

Más allá de disquisiciones raciales o sexistas, ella se lo ha tomado con sentido del humor. “Ese desnudo se prestó para una escena cómica y refrescante dentro de una trama trepidante. Ser un símbolo sexual está bien para la ficción, pero a mí se me hace que tengo un cuerpo como las demás chicas”, aduce desde Los Ángeles. “De todas formas, esto de captar la atención del público masculino me resulta raro; hasta ahora solo me seguían mujeres, ¿no ves que vengo de los culebrones? Mi actuación siempre había sido de la cabeza hasta el cuello, nunca había tenido que hacer nada con el resto de mi cuerpo, y menos escenas de acción”.

Tras su episodio en la caja fuerte, la veremos como agente del FBI junto a Eduardo Noriega y el mismísimo Schwarzenegger en Last stand. “El primer día que llegué al set, me sentó a su lado a comer. Yo no decía ni mu y solo me atrevía a mirarle de reojo. Imaginaba que sería un hombre superserio y reservado, pero Arnold es como un payasito, gasta muchas bromas”. Ya tiene otros tres potenciales taquillazos por ver la luz: Casa de mi padre, donde interpreta al amor de Will Ferrel frente a Gael García Bernal y Diego Luna; la comedia coral Qué esperar cuando estás esperando, junto a un sinfín de nombres de peso; y Hours, un drama basado en hechos reales acontecidos en Nueva Orleans tras el huracán Katrina.

Y eso que cuando Génesis, de 25 años, aterrizó en Hollywood desde su Miami natal tuvo que ponerse a la cola de los castings. “Hasta entonces solo había hecho uno que me valió directamente un contrato de seis años para hacer telenovelas con Telemundo. Aquí, en Los Ángeles, pude afrontar un comienzo desde cero. Con sus ventajas e inconvenientes, ya no era la hija de El Puma”.

"Schwarzenegger es como un payasito. Pensaba que sería un hombre súper serio y reservado, pero gasta muchas bromas"

El intérprete venezolanono le había dejado presentarse a ninguna prueba antes de los 18 años. “Me decía: ‘Si de verdad quieres actuar, te vas a tener que educar’. Y desde los 14 hice cursos de verano en Nueva York en la Lee Strasberg”. Su papá le inculcó tener “piel de elefante frente a las críticas. Que no me emocionara con los halagos ni me sintiera mal cuando escuchara cosas malas. Es una parte de este negocio que yo he vivido como hija. Ver la humildad de mi padre también me ha enseñado mucho: él jamás se ha negado a una foto o un autógrafo. Ni siquiera cuando le han parado en un baño público, te lo juro”. Ahora se ha convertido en su máximo apoyo. Incluso le vimos apoyándola hace unos días en el programa Despierta América, donde prepararon juntos unas arepas. “Pasa casi todo el año con mi madre [la exmodelo cubana Carolina Pérez] en Los Ángeles para estar conmigo. Y vive la fama desde otra perspectiva. Como yo no sé conducir, me lleva en coche a los estudios Paramount o Warner con la sonrisa y el orgullo de un padre, no de una celebridad”.

Dice que la conciencia de esos orígenes, paradójicamente, le ha ayudado a mantener los pies más en el suelo. “Yo siempre entendí que era la hija de El Puma, y que no podía abochornar a mi padre. Así que no me metí en tantos problemas como los demás adolescentes. A veces les mentía y les decía que me iba a quedar en casa de una amiga para luego ir a una fiesta, pero siempre fueron cosas inocentes”. Curiosamente, Génesis ha asumido para sí la enigmática letra del superéxito de su padre, Pavo real. Le hace gracia descifrárnosla. “Es una canción que celebra el mirar el interior de las personas, por encima del color que sean. Mi papá es moreno y mi mamá es muy blanca”. Precisamente por eso, subraya, en casa le han insistido desde pequeña en que no todo es la fachada. “De hecho, yo llevo una nerd dentro. De pequeña era parte del equipo de robótica. Era muy buena en física y podía resolver cálculos complicados con precisión. Soldaba robots para guerras de robots estudiantiles. Aún recuerdo cómo me gustaba el olor del metal fundido. Mi mamá me decía: ‘¿Por qué, Génesis, por qué con lo brillante que eres has tenido que meterte en la actuación?”.