Todo cambia para que nada cambie
Si usted decide invertir sus ahorros, puede que le ofrezcan productos financieros con siglas como derivados, preferentes, futuros, CDS (credit default swaps), VaR (value at risk), MBS (mortgage-backed securities) y CDO (collateralized debt obligations). ¿Se ha enterado en qué invertirá su capital?
Aun así, y si decide entregar sus euros, deberá armarse de fe y confiar en un banco o entidad financiera bajo una religión llamada codicia. Parece extraño y sospechoso que se hayan creado tantos productos financieros que nada dejan en claro, dando solo trabajo a unos gestores de dinero que nada producen para el país. Con su inversión no se fabricará nada, solo se especulará con humo, algo que no crea ni lugares de trabajo ni alivia la crisis que padecemos.
Parece obvio que una manera de solucionar esta crisis es regular los productos financieros y las inversiones, como ya se hacía antes de los años ochenta. Ello era eficaz para evitar la codicia de los mercados, el enriquecimiento de pocos y el paro de muchos. Obama lo prometió antes de ser presidente, consciente de que ese liberalismo salvaje fue el culpable de la actual crisis económica. Por desgracia, ya como presidente se ha rodeado de los altos cargos de las mismas financieras a las que quería regular. Conclusión: todo cambia para que nada cambie.— David Rabadà i Vives.
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