Comienza la fiesta
Lo acabo de ver aparcado. Está a las puertas del palacio de congresos de Ifema, en la calle Doce Estrellas, y no parece una furgoneta sino una guagua destartalada. El simpático Kimchi Bus (www.kimchibus.com) equivale a un merendero móvil que viaja sin cesar siguiendo una ruta inacabable. En su trayecto recorrerá 52.000 kilómetros y 80 ciudades de 38 países incluidas Rusia, Asia Central y Europa. Y todo en pocos días, menos de 400. Dentro del bus viajan tres risueños chefs de nombres dificilísimos, Ryu Si Hyeong, Kim Seung Min y Jo Seok Beom, que allí donde llegan ofrecen degustaciones de kimchi, el plato nacional coreano. Les apoya su gobierno y además de cocinar informan de sus actividades a través de su página en facebook www.facebook.com/kimchibus, y alborotan bastante en twitter.
En el informativo nocturno de Tele 5 del último domingo, que dirige Pepe Ribagorda, la periodista Rosa Conde analizó la cocina de la monja budista Sunjae SeuhNim delante de las cámaras.
Como yo estaba en el lugar de la grabación, las cocinas del Palace, nada más terminar el directo a las 21,30 horas probé algunos de sus kimchis, de col, de hojas de mostaza, de pepino y de rábanos. Encurtidos con distintos sabores y texturas.
¿Y gastronómicamente qué? Pues unos mejor que otros.
Para introducirlos en Occidente, los coreanos intentan armonizar sus kimchis con las especialidades de los países que van visitando. Les da lo mismo servirlos con pizzas, hamburguesas que salchichas. En España igual se descuelgan sirviéndolos con tapas.
Lo que está claro es que Corea posee una de las poblaciones más longevas del planeta y, según ellos, es gracias a los kimchis que contienen más ácidos lácticos que otros alimentos, son anti oxidantes y fortalecen el sistema inmunológico. Nuestra querida monja, aseguran ellos, se curó de un cáncer a golpes de kimchi y ahora es híper famosa en Corea.
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