7.000 millones de oportunidades
Hoy, 31 de octubre, el mundo llegará a los 7.000 millones de habitantes y, durante el transcurso de la vida de mis hijos, estos formarán parte de una Humanidad compuesta por más de 10.000 millones de almas. Cuando empezamos a hablar de números y población -cuando hablamos de grandes números y población- es fácil acabar preguntándose, pero, “¿cuántos cabemos?” La pregunta, obviamente, no tiene sentido: los que somos estamos y, si no cupiéramos, simplemente, no hubiéramos llegado a esta cifra. Si Thomas Malthus se preguntaba esto cuando éramos apenas 1.000 millones y aún no se ha caído nadie por los bordes del Planeta igual será que, definitivamente, la pregunta está equivocada.
Y esto no es porque lo diga yo sino porque lo dice la ciencia. Hay una cosa que se llamatransición demográficay que, a grandes rasgos, se define como el período de ajuste que transcurre entre que desciende la mortalidad infantil y la tasa de fecundidad se adapta a la nueva situación; mueren menos niños y niñas y siguen naciendo los mismos con lo que, consecuentemente, aumenta mucho la población hasta que, tras unas generaciones, se nivelan ambos fenómenos. Un ajuste este que se ha producido o se está produciendo en todos los rincones del Planeta.
Sin embargo, que existan unas tendencias demográficas considerablemente predecibles no quiere decir que haya que dejar las cosas allaisser faire.La población se estabilizará pero lo puede hacer de varias maneras y, desde luego, más allá de los números hay personas que pueden tener vidas completamente diferentes dependiendo de las decisiones que se tomen ahora. Y es que el futuro es una hoja en blanco y como tal, una hoja en la que, si se dibuja con acierto, se nos muestra un cuadro lleno de color y optimismo. Porque, como dice el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en el informe del estado de la población mundial 2011 presentado esta semana, 7.000 millones de personas son 7.000 millones de oportunidades.
A escala mundial,conviven la mayor cohorte de jóvenes del Planeta (el 45% de nuestros vecinos tiene menos de 25 años) con la mayor cantidad de ancianos y ancianas que nunca se ha visto.Mientras que las sociedades y países enriquecidos envejecen a un ritmo que plantea desafíos para la sostenibilidad del crecimiento económico o de los sistemas de protección social, África, en plena expansión demográfica, hierve de energía repleta de jóvenes con ganas de comerse el mundo.
Ante esto, el informe de UNFPA incluye una serie de consejos para bosquejar ese mundo de oportunidades. Voy a dejar aquí tres que, según la agencia de Naciones Unidas, deberían suponer algunas de las pinceladas de color esenciales que han de definir ese mundo lleno de opciones.
El primero tiene que ver con esa gran cantidad de ancianos y ancianas; invertir en su independencia, calidad de vida, salud y espacios de participación es la diferencia entre que sean un peso para los sistemas de protección social o un valor añadido para ellos y para sus comunidades. El segundo es obvio si hacemos números: las sociedades envejecidas de los países enriquecidos o en transición van a depender cada vez más de la migración; racionalizar sus flujos es sacar el máximo beneficio para todos al tiempo que se limita los sufrimientos y frustraciones a los y las migrantes. El último consejo tiene que ver con el aquí y el ahora de millones de parejas y mujeres jóvenes de todo el planeta: la transición demográfica pasará, pero también pasará la vida de ese amplio grupo de mujeres que hoy no tiene acceso a planificación familiar.Decidir cuándo y cómo reproducirse y hacerlo en las mejores condiciones posibles no debería ser un lujo. Es la más básica de las decisiones de cualquier ser humano; define su vida y la de todos.Universalizar los servicios y cuidados en salud sexual y reproductiva es un componente básico -y para el que ya estamos tardando- de ese lienzo en blanco que es el mañana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.