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Tres 'mossos' pidieron las imágenes de un accidente en el que estaban implicados

El policía acusado de arrollar mortalmente a un motorista se muestra "convencido" de que el semáforo estaba en verde

Luis Alberto Murteira, el mosso d'esquadra acusado de arrollar mortalmente a un motorista, ha usado su derecho a la última palabra para pedir perdón a la familia: "Como padre de tres hijos, siento profundamente lo ocurrido. Es mi única oportunidad de expresar el dolor", ha dicho el cabo de la policía autonómica tras un juicio intenso, en el que ha tratado de negar que el siniestro en el que Alberto González, de 26 años, perdió la vida, fue provocado por una imprudencia suya.

Las conclusiones del informe de la Guardia Urbana, que investigó el accidente, son claras: el mosso que conducía el coche patrulla se saltó un semáforo en rojo en el cruce entre las calles de Tánger y Roc Boronat, en el distrito 22@ de Barcelona. Ocurrió poco antes del mediodía del 18 de marzo de 2009. González, que acababa de encontrar empleo como comercial y era padre de una hija, conducía su ciclomotor cuando impactó contra el vehículo policial. Murió en el acto.

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Los testigos del accidente han confirmado esta mañana, en la Audiencia de Barcelona, que el coche patrulla circulaba con luces prioritarias. Ello a pesar de que no cubría un servicio urgente: el acusado y los otros dos policías que viajaban con él se dirigían a los antiguos juzgados de Barcelona, en el paseo de Lluís Companys, a declarar como testigos por un caso de violencia doméstica.

El fiscal y las acusaciones particulares sostienen que los mossos tenían prisa porque llegaban tarde al juicio. Por eso decidieron, de forma antirreglamentaria, encender las luces prioritarias que obligaban a otros vehículos a dejarles paso. Los agentes, sin embargo, no activaron igualmente las señales acústicas. Según las acusaciones, ese hecho fue clave en el siniestro: a pleno día de una jornada soleada, el motorista pudo haber oido las sirenas, pero no ver las luces.

El cabo Murteira ha sostenido una versión distinta: según sus recuerdos, el semáforo estaba en verde cuando cruzaron. Además, ha afirmado que no tenían prisa, a pesar de que tenían la citación para las 11.20 horas y que se habían equivocado de juzgado. "Salimos con tranquilidad porque los juicios siempre se celebraban con bastante retraso". El acusado no ha podido dar una explicación coherente sobre el hecho de que las luces prioritarias estuvieran activadas. "En ningún momento las puse. Lo he pensado muchas veces, pero desconozco por qué se encendieron. Yo pensaba que llevaba las luces de cruce reglamentarias. Quizá en vez de apretar un botón, apreté el otro".

En lo que sí han coincidido todos es en que cruzaron el semáforo lentamente e impactaron contra la moto a entre 20 y 30 kilómetros por hora. Según las acusaciones, eso demuestra que infringieron las normas de tráfico, ya que no había visibilidad ?la dificultaba un camión estacionado en el chaflán? y temían encontrarse con otro vehículo. El acusado ha dicho que no vio el camión porque "miraba al frente". Tampoco vio acercarse al motorista, que llevaba casco y cruzó en verde y a una velocidad reglamentaria. "Solo escuché el grito de mi compañero simultáneamente con el choque".

Tras el siniestro, los mossos atendieron a la víctima, la intentaron reanimar y colocaron el coche patrulla delante de él para evitar que fuera arrollado. La Guardia Urbana se hizo después cargo de ordenar la circulación. En esas, los mossos hablaron con un responsable de Indra para pedirle las imágenes que había captado una de las cámaras de seguridad de la empresa. Murteira, que era el de mayor rango, le dijo a la agente femenina que pidiera las cintas. "Le dije que hablara con el jefe de seguridad para preservar las imágenes", ha justificado.

La policía ha admitido hizo esa petición, pero ha sufridp de amnesia para explicar otros detalles del accidente: el color del semáforo o si el camión impedía o no la visibilidad. El tercer mosso ha sido aún menos concreto y ha dicho que iba "medio tirado" en el asiento de atrás y que no se fijó en el tráfico. "Noté una presencia y grité ¡ojo, ostia!". Ha añadido que que nunca ha activado las luces prioritarias por error. Los dos policías que han declarado como testigos vieron las imágenes antes de declarar ante la Guardia Urbana. El acusado ha asegurado que no las ha visto.

En su informe final, la Fiscalía, que pide tres años de cárcel, ha insistido en que se trata de una "imprudencia grave". "Sabían que llegaban tarde y pusieron las luces para que los otros coches les dieran preferencia de paso", ha resumido. Las acusaciones particulares han ido más allá y, además de pedir cuatro años de cárcel ?el máximo por un homicidio por imprudencia? han pedido que se le inhabilite durante seis años. Los abogados han admitido que no existen precedentes en casos similares de accidentes de tráfico. Pero han remarcado que fue una imprudencia "profesional". El acusado "estaba en un acto de servicio y llevaba un coche patrulla", ha defendido el abogado de la familia, Miquel Varela, quien ha añadido que a consecuencia del impacto a Alberto "se le desprendió el casco, como a Simoncelli".

La otra letrada de la acusación, María López Aragón, ha cuestionado que los mossos pidieran el vídeo de las cámaras de seguridad y ha lamentado que la familia "nunca ha recibido apoyo institucional" en estos años. El abogado de la defensa, Josep Lluís Florensa, que ha intentado poner en valor la ayuda que el acusado prestó a la víctima. Florensa ha remarcado que no hay pruebas para sostener que el semáforo estaba en rojo y ha defendido que tampoco existe imprudencia profesional.

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