Detenido un hermano de 'El Rafita' por su implicación en el robo exprés de coches
La policía arresta a cinco miembros de la banda acusada de sustraer 215 vehículos
La Policía Nacional ha detenido a cinco personas, entre ellas a uno de los hermanos de Rafael García Fernández alias El Rafita, por su presunta implicación en la organización dedicada a robos exprés de coches a la carta que los agentes desmantelaron el pasado jueves. El Rafita participó cuando era menor de edad en el asesinato de Sandra Palo en 2003.
Los arrestos se produjeron ayer por la mañana coincidiendo con el operativo que se desplegó en la Cañada Real Galiana para vigilar la demolición de una construcción ilegal en el sector V del poblado. Las detenciones de ayer se enmarcan en la operación Ceniza y se suman a las doce de la semana pasada -entre las que figura otro familiar de Rafita- por el robo de 215 turismos y furgonetas, según ha informado un portavoz de la Jefatura Superior de Policía.
El hermano de Rafita, Eduardo, tiene 26 años y cuenta con numerosos antecedentes policiales. Los presuntos ladrones, que tenían perfectamente definido su papel en la red, robaban los automóviles bajo pedido, los trasladaban y desguazaban para su venta por piezas y los calcinaban en la Cañada Real Galiana. Todo, en apenas una hora.
Disponían de zonas habilitadas como auténticos talleres de mecánica con todo tipo de herramientas, transportines y grúas pluma para desguazar los vehículos con el objetivo de vender sus piezas. Varios de los detenidos fueron sorprendidos por los agentes mientras desmontaban dos vehículos que habían sido sustraídos momentos antes. Los agentes consiguieron intervenir 10 motores y numerosos ejes, radiadores, puertas, cajas de cambio, ruedas, faros, tubos de escape provenientes de los robos y preparados para su venta.
Las mujeres, a vigilar
A finales del año pasado se hallaron varios coches totalmente calcinados en una zona de la Cañada Real, adonde eran arrastrados o empujados desde una pendiente y se puso en marcha la investigación, que se centró en determinadas parcelas. Allí, se comprobó el constante trasiego de personas que entraban en las fincas vigiladas para salir poco después con piezas de vehículos, especialmente motores.
Además, se pudo observar cómo introducían en la parcela un vehículo que, una hora después, era arrojado por la pendiente e incendiado posteriomente en ese lugar donde aparecieron, en un solo día, hasta 15 vehículos totalmente calcinados. Cada miembro de la organización tenía una especialidad y, mientras las mujeres realizaban funciones de vigilancia, los hombres se encargaban de la sustracción, traslado, desguace y calcinado de los vehículos, así como de tráfico de las piezas, con destino final en chatarrerías o países del norte de África.
Para el robo de los automóviles, utilizaban centralitas liberadas y, tras retirar las que vienen ensambladas y codificadas de fábrica, instalaban la manipulada para arrancar el vehículo. Los agentes han esclarecido el robo y calcinado de 215 vehículos y han estimado que los detenidos han obtenido un beneficio económico de unos 200.000 euros.
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