Marlaska ordena prisión para el presunto jefe del 'comando Otazua'

El magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, ha decretado prisión incondicional comunicada y sin fianza para el presunto etarra Daniel Pastor, detenido el pasado martes . En el auto se le acusa de pertenencia a organización terrorista, tenencia de armas y explosivos y falsificación. De momento, el juez no lo acusa de asesinato, pese a que Pastor admitió ante la Guardia Civil haber participado en 16 atentados , incluídos los del policiía Eduardo Puelles y el militar Luis Conde, ya que estos delitos se investigan en casuas distintas.

Pastor, considerado el jefe del comando Otazua, se ha negado a declarar. El presunto miembro de ETA había sido traslado hoy a dependencias judiciales por decisión del magistrado, que quería evitar que Pastor volviera a autolesionarse. Por este motivo, se ha adelantado su declaración a esta tarde, mientras que los otros tres detenidos en la operación, Lorena López, Beatriz Etxebarria eIñigo Zapirain, serán interrogados a partir de mañana, según fuentes judiciales.

El magistrado detalla en el auto que Pastor tenía en su domicilio dos fiambreras con cinco paquetes pentrita -el explosivo usado por ETA para confeccionar bombas lapa- y una pistola "lista para su uso" en una mesilla, junto a la cama. En su piso también se hallaron temporizadores, cordón detonante y material para la fabricación de explosivos. También se indica que en un trastero de su propiedad en Galdakao (Vizcaya), se encontaron varias garrafas con más de 200 kilos de nitrato amónico.

El jefe del comando, sí sí ha reconocido haberse autolesionado en dos ocasiones. La primera el jueves cuando, fruto de la tensión porque tenía miedo de lo que le podía estar ocurriendo a su novia, Lorena López, una de las arrestadas junto a él, golpeó con fuerza una mesa, cauándose lesiones en los nudillos. Esta mañana ha vuelto a lesionarse en la cabeza, al golpearse varias veces contra una pared. Pastor ha sido trasladado al hospital Clínico de Madrid, donde, además de ser atendido de varias "erosiones" en la mano y la frente, se ha puesto en funcionamiento el preceptivo protocolo de verificación que se activa siempre que acude alguien con indicios de haberse autolesionado.