El homicida de cuatro personas en Olot iba a ser despedido
El hombre, que ha sido detenido por la policía local, trabajaba en la constructora dirigida por dos de las víctimas
Un albañil armado con una escopeta de caza mató ayer por la mañana a tiros a cuatro personas, los propietarios de la empresa constructora para la que trabajaba y dos empleados de una sucursal bancaria de Olot (Girona). Pere Puig Puntí, de 57 años, se entregó a una patrulla de la policía local al salir del banco donde ha cometido dos de los asesinatos. El hombre pasaba estrecheces económicos y la constructora le había comunicado su intención de prescindir de él, después de 20 años como albañil. La empresa le debía, además, algunas mensualidades y, según algunas fuentes, le entregó un cheque para cobrar una indemnización que resultó no tener fondos.
El crimen múltiple ocurrió poco después de las ocho de la mañana. El detenido se dirigió al bar La Cuina de l'Anna, en el núcleo de población de La Canya, en las afueras de Olot, y mató a Joan Tubert, propietario de Construccions Tubert S. L., y al hijo de este, Àngel Tubert. Las dos víctimas estaban desayunando en el bar cuando el agresor les descerrajó varios tiros.
El presunto autor de los disparos es un empleado de la constructora al que le acababan de anunciar que iba a ser despedido debido a los problemas económicos que atravesaba la empresa. Puig fue el "peón de confianza" de los Tubert durante más de 20 años, pero la empresa no podía asumir su sueldo y, de hecho, le debía algunas mensualidades, según han explicado fuentes cercanas al supuesto homicida. Puig estaba "ahogado económicamente" y no pudo cobrar en el banco una cantidad de dinero que, supuestamente, le debía el constructor. La venganza, pues, se habría producido por un móvil económico, según las mismas fuentes.
El hombre, vecino de La Vall d'en Bas, se subió después a su coche y condujo hasta una sucursal bancaria de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) de Olot, donde asesinó a dos empleados. Los fallecidos son, según fuentes próximas a la víctima, Anna Pujol y Rafael Turró. Una tercera trabajadora podría estar herida. Al entrar en el banco, encañonó a una mujer con la escopeta y le amenazó con matarla si no se apartaba inmediatamente.
Reconstrucción de los hechos
Por la tarde, Pere Puig Puntíha fue conducido por los Mossos d'Esquadra al bar y la sucursal bancaria donde se produjeron los crímenes para participar en la reconstrucción de los hechos. Al finalizar feu conducido de nuevo a la comisaría a la espera de que se decida su pase a disposición judicial.
Las dos primeras víctimas eran dueños de la empresa Construccions Tuber, que están realizando una obra en una zona muy próxima al bar. "No ha dicho nada: Ha entrado con un rifle, ha disparado y se ha ido corriendo", ha explicado bajo una fuerte conmoción Guzmán Sánchez, el marido de la dueña del bar, en Els Matins de TV-3.
Tras recibir el aviso del tiroteo en el bar de La Canya, los Mossos d'Esquadra, junto a la Policía Local de Olot, montaron un dispositivo en esta población y en la comarca de La Garrotxa para detener al autor del crimen, aunque el despliegue policial no impidió que el homicida volviera a actuar en la oficina bancaria.
Los conocidos han definido a Puig como un hombre "extraño y solitario", que vivía con su padre y era aficionado a la caza de jabalíes. De hecho, estaba inscrito desde 1999 en la Federación Catalana de Caza. Según algunos vecinos del municipio, el hombre tenía comportamientos extraños. Al salir del trabajo, por ejemplo, se paseaba por la localidad vestido de sheriff con unas pistolas de plástico y un sombrero. También salía de vez en cuando a la montaña, en plena noche, ataviado con una bandolera.
Detención sin resistencia
Puig se entregó a una patrulla de la policía local justo cuando salía de la oficina bancaria. Todavía estaba armado con la escopeta, aunque este apuntaba al suelo. La patrulla policial vio su coche aparcado en doble fila a las puertas de la CAM y, al ponerle la multa, apareció Puig. Los agentes le detuvieron sin resistencia muy cerca de la residencia geriátrica La Caritat, donde semanas atrás fue detenido el celador Joan Vila, sospechoso de haber matado a 11 ancianos a lo largo de un año haciéndoles ingerir lejía y otros productos tóxicos.
El alcalde de Olot, Lluís Sacrest, se desplazó a la oficina bancaria para recabar información sobre el crimen múltiple. El Ayuntamiento celebró este mediodía un pleno extraordinario en el que se guardó un minuto de silencio en memoria de las cuatro víctimas. Se condenaron los crímenes y se decretaron tres días duelo.
La empresa Construccions Tubert, con sede en la calle de Aranjuez de Olot, es un pequeño negocio dedicado a construir edificios no residenciales, constituida en 1982. Tiene una plantilla de solo siete empleados. El consejero delegado es Joan Tubert Soy, uno de los asesinados. Aunque la empresa no tiene deudas ni ha sido sometida a procedimientos judiciales, sus cuentas de 2008 arrojaron un saldo negativo, según fuentes mercantiles.
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