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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

La vuelta al mundo de un zapato

Anatxu Zabalbeascoa
<span >Tienda Camper en Sevilla de Benedetta Tagliabue. Foto: Pedro Pegenaute</span>
Tienda Camper en Sevilla de Benedetta Tagliabue. Foto: Pedro Pegenaute

Pasear por el Graben de Viena ofrece una inolvidable lección de interiorismo. En apenas 300 metros y más allá de visitar el pasado todavía presente del American bar o de la sastrería firmados por Adolf Loos y su ancestral miedo al ornamento, uno puede comprobar cuántas veces ha sido capaz el austríaco Hans Hollein de idear una joyería. ¿Cómo se pueden lanzar mensajes distintos desde casi idénticos locales pequeños en los que se concilia la voluntad de exhibir con la necesidad de proteger las joyas? Un paseo de una hora por Viena contestará a esa pregunta. Y una vuelta al mundo revela lo que la empresa mallorquina Camper quiere hacer en el mundo del calzado: construir escenarios diversos en los que exponer los mismos zapatos. A Camper le interesa ser global sin parecerlo.

Con ya más de treinta nuevas tiendas repartidas por el mundo, la idea surgió cuando, más allá del envoltorio, las cajas y los escaparates, Camper decidió que sus tiendas debían comunicar su mensaje de frescura, comodidad, innovación y singularidad. Ni uno solo de los nuevos locales, algunos de ellos firmados por los mismos interioristas, es igual a otro. Cada uno es, como a ellos les gusta remarcar, “una pieza única” un ejemplo extremo de interiorismo último. La relación entre esta empresa y el diseño es genética, sin embargo, el interiorismo de vanguardia arrancó con una magnífica idea del diseñador Martí Guixé cuando éste decidió llevar el graffiti de la calle al interior de una de las primeras tiendas Camper que se renovaron en Barcelona. Ese era el escenario de sus zapatos todo terreno: Camper pisaba en medio de los cambios. En el último lustro, la expansión de esta empresa por el mundo se ha multiplicado. Pero ninguna de las tiendas recuerda a una anterior. El sistema de trabajo de los arquitectos es siempre es el mismo. Los diseñadores invitados a idear uno de los comercios viajan a Mallorca para conocer la nave nodriza de la firma. Algunos, como Benedetta Tagliabue, se impresionan ante las dos dimensiones de las pieles, antes de ser cosidas para formar las tres dimensiones de un zapato. Y de esa idea elaboran un sistema de mobiliario para amueblar la tienda de Sevilla. Otros, como los hermanos Campana, aprenden a asociar Mediterráneo y rafia. Y con ese material tejen una piel para la tienda de Madison Avenue, en Nueva York. Los hermanos Bouroullec son, desde los escenarios que han ideado para sus tiendas Camper, muy parisinos en el local junto al Pompidou y muy nórdicos en Copenhage. Fiel a su sorprendente humor, el madrileño Jaime Hayón asocia los zapatos al circo y su tienda en el barrio tokiota de Omotesando combina grafismo y cerámicas en torno a los clásicos de ese espectáculo. También el paisaje mallorquín en flor alimenta la imaginación del japonés Tokujin Yoshioka en la floreada tienda de Regents street. Y la austeridad de las baldosas verde botella de la isla informa al severo Konstantin Grcic sobre cómo acabar las tiendas de Berlín, Barcelona, Tokio o San Petersburgo. La estrategia es la inversa a la mayoría de los comercios internacionales. Frente a la idea de construir una marca global, reconocible en un tipo de arquitectura, una gama de colores y una selección gráfica corporativa, Camper apuesta para su desenfrenada expansión mundial por encargar tiendas diferentes, singulares y únicas en las que mostrar una misma colección de zapatos. Así, el proyecto se llama Camper Together y la idea es unir estilos distintos. Juntar dispares en un ejercicio que invita a convivir antiguos maestros, como Michele de Luchi, con indiscutibles actuales como los Campana o los Bouroullec y amigos de la casa, como Juli Capella. La iniciativa resulta valiente y espectacular, pero deja una pregunta: metidos en mezclas, ¿todo vale? Les invitamos a un tour por algunas de las tiendas. Será interesante leer sobre sus opiniones.

Tienda Camper en Sevilla de Benedetta Tagliabue. Foto: Pedro Pegenaute

 

 Tienda Camper en Nueva York de los Hermanos Campana

 Tienda Camper en Nueva York de los Hermanos Campana

 Tienda Camper en París de los Hermanos Bouroullec

  Tienda Camper en Londres de Tokujin Yoshioka. Foto: Koji Fuji

 Tienda Camper de Jaime Hayón en Tokio

 Tienda Camper de Jaime Hayón en Tokio

 Tienda Camper de Konstantin Grcic en San Petersburgo

 

Última tienda Camper abierta, en Seul, y la mayor de todas (350m2) de Alfredo Häberli

 

Comentarios

En mi opinión es una estrategia muy interesante y acaba un poco con el tópico de homogeneizar el concepto entre producto y espacio expositivo. Demuestra que la relación entre ellos puede ser versátil y mutante y esa investigación hay que apoyarla siempre... lo que ocurre es que Camper no apuesta por diseñadores desconocidos, con lo cual, pese al movimiento de riesgo hay cierto temor a una verdadera innovación. El nombre del diseñador encargado siempre va por delante, suele ser una figura del diseño reconocida mundialmente y la tienda perpetrada viene a ser como un catálogo de sus obsesiones particulares, acertadas en unos casos y erráticas en otros.Ya desde un punto de vista más personal no puedo decir que me fascine ninguna de las propuestas, quizás las más acertadas y próximas a los colores, formas y texturas que se emplean en Camper sean las de Yoshioka y los Bouroullec. Los Campana, Grcic y Haberli no están mal, pretenden dar respuestas sin perder de vista sus manías personales. Tagliabue adolece desde mi punto de vista de sensibilidad interior... es la que tiene un perfil más arquitectónico y eso se nota en las diferencias entre interior y fachada, mucho más acertada la última. Con Hayón directamente no puedo. No es santo de mi devoción pero sus formas ultralisas y ultragloss quizá podrían colar en una empresa de cerámicas como Lladró pero desde luego que a Camper le quedan como a un Cristo dos pistolas
Tambien tiene su interes la Casa Camper, hoteles (uno en Barcelona y otro en Berlin) que surgen de la marca...Un saludo!
sr arista poco sabe usted de lo que habla
La ejecución (y en buena parte el concepto) de la tienda Camper de Sevilla son bastante lamentables. Los muebles están llenos de aristas y filos cortantes hasta tal punto que las dependientas te dicen que tengas precaución para no cortarte (pero eso nio sale en las fotos, ¿verdad?). Por otra parte, la foto que incluís de la puerta es una obra de arte porque al natural es prácticamente imposible distinguir el rótulo de la tienda de la pared de fondo.
Les falto la tienda de Bruselas sosa y pretenciosa a la que no da ganas de entrar. Nada acogedora.
Excelente idea! Ojala se extendiese y ayudase a cambiar ese estereotipo que las tiendas nos han inculcado.

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