Jóvenes con dos carreras

Lo primero es presentarme: me llamo Mariola Tàrrega, tengo 22 años y hace dos meses que me licencié en Periodismo en la Universidad de Valencia. Llevo un tiempo siguiendo los reportajes que estáis publicando y, reconozco que cada día me cuesta más abrir ésa página del diario. Siempre le digo a mi pareja que es mejor que no los lea porque él ya se siente bastante frustado con todo lo que nos está pasando a los jóvenes. Su frase preferida en los últimos meses ha sido "¿cómo es posible que yo teniendo dos carreras y un máster y tú una carrera no podamos permitirnos pagar un pequeño piso de alquiler?". Nosotros formamos parte de toda ésta generación súper-preparada que no tiene más futuro que conformarse con un salario inferior a los 800 euros al mes. Estamos sobre-preparados para prácticamente cualquier oferta que sale actualmente en el mercado laboral.

Él es fisioterapeuta y podólogo (ambas carreras realizadas en menos de seis años) y además lleva dos años cursando un máster en Osteopatía. Tiene trabajo, claro que sí. También es fijo, una suerte enorme. Pero su sueldo no supera los 700 euros al mes. Con ése sueldo y el dinero que se gasta en gasolina todos los meses para ir a trabajar no puede ahorrar para montarse una clínica o comprarse un coche de segunda mano y dejar de usar el de su madre. Se siente frustrado, no ve futuro en ninguna de sus dos profesiones. Ha estudiado durante seis años, el mismo tiempo que un médico, y ni siquiera puede llegar a los mil euros al mes. Ha optado por volver a formarse: quiere estudiar medicina.

Yo, por mi parte, aposté por una profesión ahora tremendamente difícil. Me dejé los codos para entrar en una de las carreras con más nota de todo el país y lo conseguí. Durante los cinco años que he estudiado la carrera me he sacado el título superior de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas, el título superior en conocimientos de valenciano y he hecho prácticas durante nueve meses en dos medios de comunicación diferentes. Siempre he querido hacer el doctorado, el último año de carrera pude disfrutar de una beca de colaboración que me otorgó el Ministerio de Educación. Pero ahora, todo el mundo quiere doctorarse porque no hay nada mejor que hacer. Estoy haciendo un máster para poder acceder al curso de doctorado y he pedido otra beca de colaboración. Si me la conceden podré entrar en el departamento y empezar a preparar mi tesina, además, parte muy importante, podré por fin alquilar un piso con mi pareja. Por lo contrario, si me quedo sin beca, prácticamente estoy cerrándome las puertas del doctorado y tirando por la borda cualquier posibilidad de independizarme. No tengo más opciones, si no tengo la beca dudo mucho que pueda encontrar un trabajo que se adapte a los horarios del máster y aún si me conceden la beca y consigo realizar el doctorado nadie me garantiza que pueda dedicarme a este campo, no al menos en España.

Cuando hablamos de nuestro futuro siempre nos gusta decir que queremos tener hijos aún siendo jóvenes, que no queremos convertirnos en unos de esos padres que tienen los hijos pasados los 40. No nos importa si no podemos llevar a nuestros hijos a un colegio privado o comprarles ropa cara. Aún así tal y como se presenta el futuro en los próximos 10 años no sé si , ni siquiera, podremos plantearnos el lujo de casarnos (o juntarnos) y formar una familia. En casa nos dicen que tenemos el futuro bien encaminado, que tenemos muy buena formación y que siempre tiraremos hacia delante. La verdad, ojalá llegue el día en que una empresa privada se dé cuenta del enorme capital humano que se está desperdiciando en este país.