Diez años jugando al juego de la oca
El lunes empieza mi nueva vida. Por las mañanas iré a trabajar a un edificio precioso. Mi cargo: becaria.
El lunes empieza mi nueva vida. Estoy emocionada. Por las mañanas iré a trabajar a un edificio precioso. Mi cargo: becaria. Comeré rapidito, porque a las 4 de la tarde empieza el master oficial presencial en el que me he matriculado! Estoy tan ilusionada... Debería estarlo, ¡¿no?! Pero resulta que cuando pienso en el lunes me siento como si hubiera caído en la casilla de la calavera del juego de la oca: ¡te envía de vuelta a la casilla inicial!
Tengo 36 años. Me licencié poco antes de cumplir los 23. Licenciatura de plan antiguo y estudios de postgrado. Entretanto, disfruté de una beca de formación en un organismo público. Allí estuve dos (maravillosos) años. Vinieron más estancias becada en otros organismos, europeos e internacionales. Finalmente, con 26 años logré mi primer 'trabajo' y firmé mi primer contrato de verdad, 'delosquecotizan'. Eso sí, ¡cotizan a la seguridad social de un país extranjero!
Trabajé casi 5 años fuera de España, hasta que encontré un puesto de trabajo que, aunque me ofrecía unas condiciones laborales muy inferiores a las que tenía, se desarrollaría bajo el sol español. No me lo pensé demasiado: una subida de temperatura bien valía una bajada de salario! Una vez en territorio español trabajé para una empresa 3 años y 11 meses, fecha en la que se hizo efectivo un ERE por liquidación de la compañía. Liquidación de la compañía y liquidación de las ilusiones y planes de futuro de 25 jóvenes menores de 40 años que allí trabajábamos.
En estos 7 meses de 'desempleo' me he 'autoempleado' en: hacer un curso intensivo de una lengua co-oficial del Estado español - imprescindible para encontrar empleo en la comunidad autónoma a la que me mudé; preparar una oposición para un organismo público; hacer un curso en el extranjero para perfeccionar uno de los idiomas extranjeros que hablo.
Y los resultados han sido: he añadido el nivel básico de la lengua co-oficial a mi CV, pero no ha sido suficiente para impresionar a los empleadores que me han llamado para 2 entrevistas; he ganado confianza y fluidez en un idioma extranjero, a cambio de un desembolso económico importante; soy la primera en la bolsa de empleo creada después de los exámenes de la oposición. Aclarar aquí que había una única plaza y ésta fue adjudicada -de forma merecida- a otra persona que ya trabajaba como interina en el organismo en cuestión.
Para mi sorpresa, hace varias semanas, ¡se pusieron en contacto conmigo desde esta institución. ¡Fenomenal¡ -pensé. ¡Tirarán de la bolsa de empleo y, al menos, seré interina!
Pues no. Con los recortes del presupuesto público, no hay perspectivas de acudir a la bolsa de empleo pero, como premio de consolación por el 'buen resultado durante la competición' y 'porque has demostrado ser muy buena profesional', teniendo en cuenta que 'tienes grandes capacidades para entender los temas' ya que 'preparaste los exámenes en menos de 3 meses y has llegado hasta la fase final!'... Por todo esto, ¡me ofrecen colaborar en el organismo a través de una beca para estudiantes de postgrado!
¡Toma propuesta laboral! Será : ¿¡Porque yo lo valgo!? Y claro, para aceptar la beca hay que ser estudiante y, evidentemente- lo estáis pensando todos- el master he de costeármelo yo misma. Yo que pensaba que ya estaba 'enganchada' al mundo laboral, y resulta que no, que esto es como el juego de la oca y yo vuelvo a la casilla de salida! Vuelvo a compartir piso, a ser becaria por las mañanas y estudiante de postgrado por las tardes.
Lo sé; soy una afortunada, sigo pudiendo elegir. Ahora he elegido aceptar una beca cuando podía seguir cobrando la (más generosa que la beca) prestación por desempleo. Lo sé; la actitud positiva es fundamental. El lunes me levantaré llena de energía para empezar mi nueva vida, digo, partida y tiraré los dados con fuerza.
Puede que esté en una gran partida del juego de la oca, pero intentaré con todas mis fuerzas que esto no se convierta en el 'día de la marmota'...
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