El reparador de candados de Addis Abeba
Addis Abeba, la capital de Etiopía, es una ciudad enorme, caótica y vibrante. Como todas las metrópolis africanas compendia las cualidades y las miserias del continente. La pobreza más extrema y el lujo casi occidental, las grandes avenidas presidenciales y el caos urbano de los barrios de chapa metálica, basura y barro.Las calles del centro, como ocurre también en todas las grandes ciudades africanas, son un gigantesco mercado al aire libre sin principio ni fin. Aquí le llaman el Mercato, así en italiano, recuerdo de aquella vergonzosa invasión italiana, cuando Mussolini quiso crearse un imperio en Abisinia .Dicen que es el segundo mercado más grande de África, pero esto lo he oído en todas las ciudades africanas que he vistado. Nadie me dice cuál es el primero.Pero lo que llama la atención del Mercato de Addis no es lo que se vende, sino lo que se recicla. Cuando vienes de una sociedad consumista en extremo donde todo se usa y se tira, donde nada se repara, donde un teléfono celular nuevo vale menos que la reparación del viejo y un coche se deshecha con tres años de antigüedad, encontrarte a un reparador de candados te provoca sentimientos encontrados entre la candidez y la vergüenza propia por todo lo que desperdiciamos en este llamado primer mundo.Y ahí estaba, Corgi Kefene, 58 años, reparador de cerraduras y candados en el Mercato de Addis Abeba. Con su chaqueta roja y un paño amarillo en el suelo por todo mostrador de trabajo. Y una paciencia infinita para abrir, cuidar, mimar, engrasar y devolver a la vida humildes y baratos candados metálicos. Listos para otros muchos años de uso?¿Ve este candado??, me decía mientras le filmaba, ?lo hicieron los blancos europeos, sí. Los blancos lo hacen, pero yo me encargo de mantenerlo. Aquí no tiramos nada. Si una cerradura como esta se rompe, me la traen, yo la opero, así, ¿ve?. Y ahora la coso y ya está. Otra vez en funcionamiento. ¡En África no sobra nada!?Se equivocaba. En África solo sobra una cosa: el tiempo. Y cada cultura desperdicia lo que le sobra. En Europa nos sobra (de momento), dinero y recursos energéticos y todo lo arreglamos desperdiciándolos. En África todo se arregla con la misma herramienta: el tiempo. Es lo único que tienen en abundancia.PD: también había recicladores de hornos chinos (de cada tres inservibles obtenían uno bueno), zapateros de sandalias hechas a partir de neumáticos viejos, fabricantes de fregonas y escobas con restos de ropa desechada? Un ejemplo de sostenibilidad.
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