Robin Hood es hincha del Barça

Mira que había donde elegir, desde Douglas Fairbanks hasta los mundos hilarantes del gran Mel Brooks, pasando por el correctito, repeinado y enamorahembras Kevin Costner y el bigotillo mítico de Errol Flynn... pero nada, nada de nada: inasequible al desaliento (al desaliento de su proverbial altanería de macho sacapechos, se entiende) Russell Crowe no debió de fijarse mucho en ninguna de esas versiones para construir su propia visión del hombre que robaba a los ricos para defender a los pobres en el siglo XIII, del arquero justiciero del bosque de Sherwood, de la pesadilla con patas del odioso sheriff de Nottingham. "Porque ha habido muchas versiones de Robin Hood, sí, pero ninguna me resulta satisfactoria en cuanto al plano humano del personaje y sus motivaciones". Hasta que ha llegado él, el viejo gladiador Maximus reconvertido en rufián ecologista con galones de nobleza, para corregir el rumbo de Robin Hood en la historia del cine. Estamos salvados, alabado sea Ricardo Corazón de León.

Sí, se habrá adivinado: en la distancia corta, Russell Crowe -hechuras de quarterback del fútbol americano o de temible estibador de muelle- es tirando a pagado de sí mismo. No se le culpe: es uno de los actores del momento, lleva en el zurrón ya varios hits y acaba de cortar la cinta inaugural del Festival de Cannes de la mano de Ridley Scott, que firma aquí una epopeya medieval en la que no le importa trastocar el decurso histórico, echar mano de un inesperado rizar el rizo y convertir -con toda la ironía del mundo- el desembarco francés en las costas británicas del perverso Juan sin Tierra en un remedo del Día D, sí, han leído bien, del desembarco en Normandía. Las semejanzas icónicas en las secuencias bélicas y las ganas de malmeter (recuérdese que estamos en Cannes, Francia) son flagrantes e indiscutibles, y hay que reconocer que tienen su punto de diversión. "Yo creo que nos han elegido para inaugurar Cannes solo porque -y eso es un hecho históricvamente comprobado- un cocinero francés mató a Ricardo Corazón de León", ha explicado entre risas Russell Crowe.

Lo de que Scott ha venido a La Croisette es un decir, porque el cineasta que ya dirigió a Crowe en Gladiator, American Gangster, Red de mentiras y Un buen año no ha podido pasearse por aquí por culpa de una operación de rodilla más complicada de lo previsto: "Sólo los médicos podían impedirme estar en Cannes, lo siento", ha lamentado Scott en un comunicado. Ridley Scott quien, tras clausurar Cannes en 1991 con Telma y Louise, ha sido ahora el encargado de destapar la gran caja de celofán fílmico que cada año por estas fechas estalla en la Riviera francesa. Desde su cama del hospital estará brindando por adelantado por el éxito de esta superproducción que se estrena hoy mismo en todo el mundo... y a buen seguro por el proyecto que se le ha metido en la cabeza: una película sobre... el juego del Monopoly, ya saben, que si las calles, que si las casas, que si los hoteles y que si por espacio de un ratito me creo un especulador del tamaño de un Gürtel, póngase por caso, y bla, bla, bla.

Acompañado de Cate Blanchett

Acompañado en los papeles principales del reparto por la (siempre) atractiva en lo físico y en lo artístico Cate Blanchett, William Hurt y Max Von Sydow, el neozelandés Russell Crowe ejerce también de productor de la película. "No es que yo lo quisiera así, pero los estudios querían a alguien a quien poder criticar si la cosa iba mal", bromea el actor, a quien no le apetecía hoy enormemente hablar de Robin Hood (ejemplo: "Eeeehh... a esa pregunta ya contesté ayer, o la semana pasada, ya no me acuerdo"). Para eso está en Cannes, pero hoy Russell Crowe quería hablar de... fútbol, y más concretamente de... fútbol español: "Pues sí, estuve hace poco visitando a los jugadores del Real Madrid; fue un poco embarazoso para mí, porque en realidad yo soy hincha del Barcelona, pero bueno, fue agradable, estuvieron muy simpáticos y Cristiano Ronaldo es un tipo estupendo y uno de los mejores jugadores que ha habido en la historia del fútbol". Tampoco se ha cortado a la hora de hablar del próximo mundial: "Creo que España, Brasil y Portugal tienen muchas posibilidades". Cate Blanchett y el otro productor de la película, Brian Grazer (El Código Da Vinci, El intercambio) le miraban atónitos.

Irónico siempre, mal encarado a veces y con cara de no vivir precisamente una historia de amor con la prensa, el sucesor de Fairbanks, Flynn y Costner cree que el personaje de Robin es el arquetipo de "esa persona que surge y arregla las cosas cuando todo va mal". Una periodista británica le ha preguntado si creía que -de existir hoy- Robin Hodd arreglaría las cuentas a los malvados de Wall Street. "Bueno, creo que de lo que se ocuparía sería del monopolio de los medios de comunicación, nuestros verdaderos enemigos". Creo que me ha mirado. Glups.

Russell Crowe: "Este Robin Hood rompe clichés"

Robin Hood según Carlos Boyero