Empezando a jubilarse
La neozelandesa Kiri Te Kanawa y el catalán Josep Carreras, juntos en el Palau de la Música
Saber jubilarse es difícil y en el caso de los cantantes, dificilísimo y larguísimo. Por término medio un cantante pasa el primer tercio de su carrera en la incómoda situación de "joven promesa" y el último tercio retirándose y haciendo "últimas actuaciones" y se ha dado el caso de cantantes, especialmente sopranos y tenores, que han estado retirándose durante décadas.
La soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa, nacida en 1944, una de las grandes cantantes de los últimos veinticinco años anunció el pasado verano su "progresiva retirada" de los escenarios.
Convocada por Palau100 para que fuera la estrella de su concierto de Navidad, Kiri Te Kanawa pasó por Barcelona. En esa actuación en Palau, que quizá sea la última, aunque nunca se sabe, Kiri Te Kanawa estuvo arropada por un viejo conocido que también esta terminando su carrera, el tenor Josep Carreras y por dos colectivos, el Orfeó Català y la Orquesta Simfònica del Vallès que no parecen tener intención alguna de jubilarse. La dirección musical corrió a cargo de David Giménez Carreras.
Concierto en el Palau
Orfeó Català.
Orquestra Simfònica del Vallès.
Soprano: Kiri Te Kanawa.
Tenor: Josep Carreras.
Director: David Giménez Carreras.
Ciclo de Conciertos Palau 100.
Palau de la Música Catalana. Barcelona, 22 de diciembre.
El programa era agradable, misceláneo, vagamente navideño, ligerito y adecuado al estado actual de las voces que ya no están para muchos trotes. Un poco de Händel suave para ella con piezas como "Piangerò la sorte mia" o "Lascia ch'io pianga" que requieren mas maña que fuerza, el Ave Maria de Bach-Gounod y alguna pieza más sin complicación. Él despachó cosas muy suaves y que no fuerzan el registro como Già il sole dal Gange de Scarlatti, Plaisir d'amour de Martini, o The Drummer Boy de Davis o, lo que es lo mismo, El tamborilero, la canción que hizo popular Raphael.
Quien estuvo mejor fue indudablemente el Orfeó Català que, si bien le puso demasiado cuerpo y carne al Ave Verum de Mozart, una música que debe sonar ingrávida, inconsútil, estuvo muy bien en la selección de villancicos catalanes dirigidos por el titular del conjunto, Josep Vila Casañas, que abrió la segunda parte.
Solistas y coro cantaron juntos el inevitable Adeste Fideles y, al final, White Christmas, pero como él apretaba porque ya le cuesta apianar y ella apianaba porque ya le cuesta apretar, cada uno terminó donde quiso o como pudo. Aún así, el espíritu benévolo de Bing Crosby bajó y habitó entre nosotros.
En los bises llegó el dúo esperado, "Tonight", de West Side Story, la grabación que Kanawa y Carreras efectuaron juntos en 1984 y que constituyó un hito en sus trayectorias artísticas. Aunque como jóvenes enamorados ya no dan el pego, fue bonito recordar lo que fue.
Y como siempre, feliz Navidad y próspero año nuevo les desea su seguro servidor, el crítico musical.
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