Dos décadas sin fugas de etarras en cárceles españolas
La última escapada con éxito se produjo en 1985, cuando dos miembros de ETA se escaparon camuflados en dos bafles de la prisión de Martutene
ETA tiene un largo historial de planes de fuga , pero pocos éxitos en su ejecución.Hay que remontarse al año 85 para encontrarse con la última fuga de miembros de ETA de una cárcel española.
En Francia, sin embargo, han tenido más éxito en las escapadas. Así, la última fuga se produjo el 14 de agosto de 2002, cuando Isamel Berasategui se cambió con su hermano (dos años mayor, pero de gran parecido físico) para huir de la prisión de La Santé. Berasategui solo disfrutó de cinco meses de libertad, ya que de nuevo arrestado.
Pocos meses después, el 12 de diciembre de 2002, el entonces jefe militar de ETA, Ibon Fernández de Iradi,Susper, logró escaparse el mismo día en el que fue detenido por la policía francesa . Susper, de complexión muy delgada, consiguió escaparse por los conductos de ventilación de la comisaria, de apenas 30 centímetros de ancho. El jefe militar de ETA volvió a ser detenido el 4 de diciembre de 2003 en la localidad francesa de Fen Mont-de Marsan.
La última fuga de un centro penitenciario de un miembro de ETA en España se produjo en la prisión guipuzcoana de Martutene. José Ignacio Picabea Burunza y Joseba Sarrionaindia consiguieron huir ocultos dentro de los bafles de música con la ayuda del actual miembro de la ejecutiva etarra Mikel Albizu Iriarte, Antza.
Los diversos intentos de fuga ocurridos en los años posteriores de las cárceles españolas han quedado frustrados. La mayor parte de ellos no pasaron de la fase de planificación, sin que llegaran a ponerse en marcha.
La fuga frustrada hoy no es la primera que intenta protagonizar el etarra Igor Solana. Ya en enero de 2001, Solana intentó escaparse de la prisión de Nanclares (Álava), siguiendo el patrón clásico: con una sierra de pelo abrió los barrotes, saltó por varios patios de la prisión, hasta que intentó descolgarse con unas sábanas de un muro de seis metros. Fue entonces cuando un ertzaina que custodiaba el centro descubrió la presencia de Solana, y su intento de fuga quedó frustrado.
Unos años antes, el 6 de marzo de 1993, el etarra José María Sagardui realizó un agujero en el techo de su celda en la cárcel de Granada y llegó a un tejado, desde donde intentó saltar el muro exterior, pero fue capturado en ese punto por la Guardia Civil.
El plan frustrado hoy no es el primero en el que ETA ha proyectado el uso de un helicóptero para materializar la fuga. En 1991 la banda planeó liberar al jefe del comando Madrid, Iñaki de Juana Chaos y otros cuatro etarras presos de la cárcel de Sevilla número 2 usando un helicóptero camuflado con los colores de la Cruz Roja. Del centro penitenciario los etarras fugados iban a ser conducidos a Cáceres, para esconderse unos días en la sierra de Altamira, donde habían llegado a construir un refugio. El rocambolesco plan incluía llegar en lancha neumática hasta Portugal a través del Guadiana.
Un año después, en 1992, la banda insistía en planear una fuga con helicóptero, esta vez la de Henri Parot o Kubati y otros etarras presos en la cárcel de Puerto I.
En septiembre de 1987 se abortó otro intento de fuga en la prisión de Alcalá-Meco al descubrir los funcionarios de prisiones una pistola entre los paquetes destinados al miembro del comando Madrid, Antonio Troitiño . Con el arma, Troitiño iba a amenazar a los guardias civiles encargados de su traslado ante el juez y así poder fugarse
En Francia también ha habido varios intentos fallidos. En 2004, Igor Letona Viteri trató de escapar haciéndose pasar por abogado pero fue detectado en un control. Un año antes se descubrió otro plan para sacar a cinco presos de La Santé volando con explosivos un muro.
La fuga más espectacular con éxito protagonizada por miembros de ETA se produjo en abril de 1976 en la cárcel de Segovia: cerca de 30 activistas de ETA (Asambleas V y VI), del Movimiento Ibérico de Liberación y Frente Revolucionario Antifáscista y Patriótico lograron fugarse del centro penitenciario, a través de un túnel que ellos mismos cavaron que conducía desde los retretes al desagüe. Cuatro miembros de ETA llegaron a Pamplona en un coche robado, y consiguieron finalmente llegar a Francia. Allí fueron deportados por París a la isla de Yeu, donde relataron a EL PAÍS su fuga .
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