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Desmantelada una red implicada en más de 300 delitos en la Costa del Sol

Los agentes se han incautado de joyas por valor de 800.000 euros y 100.000 euros en efectivo

Ha caído una red de 25 delincuentes implicados en más de 300 delitos, la mayoría robos con fuerza en domicilios de la Costa del Sol y estafas con tarjetas de crédito robadas, ha informado la Guardia Civil. A los detenidos se les ha incautado joyas por valor de 800.000 euros, 100.000 euros en efectivo y material informático.

Los integrantes de esta organización son catorce argelinos, seis españoles, cuatro marroquíes y un francés, de los que 19 están detenidos y seis imputados. La mayoría han sido arrestados en la Costa del Sol y dos en Alicante. El cabecilla de la banda, de nacionalidad argelina, arremetió con su vehículo contra el coche camuflado de los agentes cuando estos iban a detenerlo en Fuengirola (Málaga).

Los agentes han detenido a la dueña de una casa de compraventa y han precintado el local, ya que esta organización delictiva depositaba en ella las joyas robadas, según el instituto armado. La operación policial, denominada Centry, está dirigida por el Juzgado de Instrucción número 2 de Torrevieja (Alicante), ya que es consecuencia del análisis de la documentación intervenida en otra operación desarrollada en Alicante, la Costa del Sol y Granada.

Los agentes han registrado viviendas en Marbella, Torremolinos, Fuengirola, Benalmádena, Estepona y Málaga.

Falsedad documental, tráfico de drogas y estafa

A los integrantes de la banda se les imputa falsedad documental, tráfico de drogas y asociación ilícita además de los robos con fuerza y la estafa con tarjetas de crédito, ha informado en una rueda de prensa el brigada Jesús Pastor, portavoz de la Unidad Central Operativa del instituto armado.

En cuanto a su forma de operar, los ladrones aprovechaban las horas en las que ciudadanos extranjeros salían de sus apartamentos para comer o cenar, de 13.00 a 15.00 y de 18.00 a 20.00, y forzaban las puertas con palanquetas.

Las tarjetas de crédito sustraídas en estos domicilios o en la calle eran usadas para cargar compras ficticias en sus cuentas a través de una terminal de punto de venta (TPV), una máquina que consiguieron en una entidad bancaria simulando ser propietarios de una empresa con actividad comercial. De esta forma, los delincuentes conseguían que se ingresara en su cuenta el importe cargado a la tarjeta y los extranjeros no se daban cuenta de que les habían robado hasta que llegaban a sus países después de las vacaciones y comprobaban los movimientos bancarios.

Tres células

Esta red criminal estaba organizada en tres células: la que localizaba y reconocía las viviendas donde robar, la que efectuaba las operaciones con las tarjetas sustraídas y que cambiaba frecuentemente de domicilio y otra que daba salida a los objetos robados.

En esta actuación policial contra el crimen han participado un centenar de guardias de los Equipos contra el Crimen Organizado (ECO) y la Policía Judicial del instituto armado de Málaga y unidades de Sevilla.

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