Tres etarras perpetraron el atentado con bomba de Sestao
Uno de los autores pudo ser Jurdan Martitegi Lizaso, huido desde hace un año.- El explosivo contenía cinco kilos de cloratita, según los análisis de la Ertzaintza
Uno de los autores del atentado de ayer en la localidad vizcaína de Sestao podría ser Jurdan Martitegi Lizaso, de 27 años, según fuentes de la lucha antiterrorista. Las mismas fuentes han informado de que las primeras hipótesis señalan que participaron tres personas en la colocación del artefacto que explosionó en el juzgado de paz de la localidad vizcaína. La bomba colocada por ETA en la madrugada del domingo contenía cinco kilos de cloratita, según los análisis finales realizados por la Ertzaintza.
A Martitegi, huido desde hace un año, se le relaciona con la colocación de dos bombas en el palacio de Justicia de Getxo y el atentado contra la casa cuartel de Durango, todos ellos en Vizcaya. Las fuentes han destacado que en el vídeo grabado por las cámaras de seguridad del juzgado de Sestao se puede reconocer a Jurdan Martitegi porque es un joven que destaca por su altura de casi dos metros.
La Ertzaintza ya había identificado a este individuo junto a otro activista como presuntos autores de la colocación de dos bombas en el juzgado de Getxo el pasado día 11 de noviembre, tras visionar también la cámara de seguridad del edificio, y anteriormente se le hacía responsable del atentado contra la casa cuartel de Durango el pasado mes de agosto.
Dos veces detenido
Antes de estos últimos atentados, la Ertzaintza detuvo a Martitegi en dos ocasiones: en 1997, acusado de desórdenes públicos, y en 2000 por el ataque a una sucursal bancaria en el municipio vizcaíno de Galdakao.
Fuentes de la Policía Autónoma Vasca indicaron que el artefacto de Sestao, del que inicialmente se dijo que tenía dos o tres kilos de explosivo, estaba programado con un temporizador para explotar a la una de la madrugada, media hora después de la llamada a la DYA de Vizcaya en la que se comunicó su colocación.
Los destrozos de la bomba
La bomba causó importantes destrozos en los juzgados, ya que hizo saltar las grandes puertas de madera de la entrada, dejó un socavón de dos metros de profundidad a la entrada de las dependencias judiciales y daños en las viviendas y locales comerciales de un edificio situado enfrente.
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