Ford creía que Clinton era un adicto sexual
Una biografía aborda las impresiones del presidente estadounidense sobre los Clinton
El presidente estadounidense Gerald Ford (1974-1977) estaba convencido de que Bill Clinton (1993-2001) era un adicto sexual y de que Hillary era la que llevaba los pantalones en la pareja, según un libro que sale mañana a la venta. "Está enfermo. Tiene una adicción. Necesita tratamiento", dijo el fallecido Ford a Thomas DeFrank, el autor de Escríbelo cuando me haya ido: notables conversaciones confidenciales con Gerald Ford.
La esposa de Ford, Betty, que fundó un centro de desintoxicación a raíz de su batalla con el alcohol y las drogas, estaba de acuerdo. "Existe tratamiento para ese tipo de adicción", le dijo a DeFrank, en 1999. "Muchos hombres se han sometido a ese tratamiento con mucho éxito, pero él no lo va a hacer porque niega la realidad".
Los Ford conocieron a los Clinton en 1993, cuando invitaron al entonces presidente y su esposa a su casa en Colorado. Aquel encuentro dejó a Gerald Ford un sabor agridulce. El ex presidente se quedó con la impresión de que Clinton era el mejor político que había conocido, mejor incluso que John Kennedy.
Ford también dijo creer que Clinton no había aprendido de los errores cometidos, en referencia a las acusaciones de mujeriego que lo persiguieron durante su campaña por la Casa Blanca. Y la estancia en Colorado confirmó esa imagen. "Déjame que te diga algo: miraba a todas las mujeres bonitas en todos los eventos sociales", dijo Ford. "Se le iban los ojos, te lo aseguro. Betty tuvo la misma impresión. No es muy sutil (a la hora de mostrar) su interés", asegura Ford en el nuevo libro.
Las debilidades carnales de Clinton contrastaban con la que Ford consideraba voluntad de hierro de su esposa. "Es más fuerte y más dura que él", afirmó Ford sobre Hillary. Ya en 2002, Ford vaticinó que Hillary competiría por la Casa Blanca en el 2004 o el 2008, pero, en su opinión, no sería capaz de ganar.
"No creo que el país esté listo para elegir a una mujer presidente", pronosticó sin llegar a vivir lo suficiente para ver si estaba en lo cierto. Escríbelo cuando me haya ido también revela que Clinton y sus asesores pidieron ayuda a Ford frente al proceso de destitución (impeachment) que afrontó en 1999, por mentir sobre su relación con la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky.
Ford no consideraba que la aventura de Clinton fuese motivo suficiente para destituirlo, pero le dijo que no trabajaría a su favor a menos que admitiese que había mentido bajo juramento. "No lo haré. No puedo hacerlo", dijo entonces Clinton, según el nuevo libro.
El presidente Gerald Ford accedió a ser entrevistado por DeFrank, jefe de la delegación del diario Daily News en Washington, con la condición de que sus comentarios no fuesen publicados hasta después de su muerte, que tuvo lugar en diciembre del año pasado.
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