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La turista española detenida en Cancún por tráfico de armas recibió un trato "impresionante"

Su caso ha quedado pendiente de ser sobreseído la semana que viene

Ana María Ríos, a su llegada junto a su marido al aeropuerto de Santiago, donde es recibida por familiares y vecinos.
Ana María Ríos, a su llegada junto a su marido al aeropuerto de Santiago, donde es recibida por familiares y vecinos.EFE

Ana María Ríos Bemposta, la turista gallega que pasó una odisea judicial de 13 días en Cancún después de que se encontrara munición en su equipaje, ha destacado hoy, al regresar a casa, el trato "impresionante" que recibió, aunque ha recordado los malos ratos que pasó en su celda, cuyas dimensiones midió con sus pasos. Poco después de aterrizar en el aeropuerto de Santiago, a las 15.00, Ana María, que viajó de regreso desde Cancún con su esposo, Marcos Dasilva, y con su madre, ha comparecido ante la prensa muy serena para expresar su agradecimiento al cuerpo diplomático español por el trato recibido y a la prensa por el "respeto" y el "apoyo" que ha sentido estos días.

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"Me tocó a mí como le pudo tocar a otra persona", ha reconocido Ana María cuando se le ha preguntado qué cree que pudo haber pasado. No tiene idea de quién puso munición en su maleta, si se la metieron en el hotel o en el aeropuerto, donda la retuvieron cuando regresaba de su viaje de novios en Cancún. Tantas vueltas le dio al asunto que hasta llegó a pensar en situaciones como el momento en que un estadounidense les miró "de forma rara" tras salpicarle al tirarse a la piscina, cuando en el proceso le preguntaron si había tenido problemas con alguien.

Ana María Ríos ha apuntado que lo que comenta "todo el mundo" es que quizá fue "una maniobra de despiste". No le ve otra explicación porque "si no, no tiene sentido". Lo que le metieron en la maleta "no tiene coordinación entre sí", ya que son balas de distinto calibre, y el artefacto encontrado nadie sabía lo que era. "Una cosa rarísima". Además, Ana María considera que a cualquier persona le pudo suceder lo que a ella, pero "ni por la cabeza" se le había pasado que le podría ocurrir, por lo que no tomó precauciones y su maleta iba sin candado y con "las cremalleras abiertas a todo el mundo".

También ha dicho que facturó sus maletas con una pareja a la que conocieron en el aeropuerto, por lo que estos tampoco pudieron tomar el vuelo y tuvieron permanecer en México dos días más. Lo peor de su experiencia, ha afirmado Ana María, fueron los dos primeros días en que permaneció en una celda, ya que luego llegó a Cancún su madre y un primo y ya se vio más apoyada. En los 13 días que tuvo que permanecer en México siempre fue bien tratada, aunque las primeras 48 horas estuvo en un lugar "no muy agradable", un calabozo del que llevó a "contar los pasos: 18 pies de largo y siete de ancho, con una cama de piedra" sin nada para abrigarse y sin luz.

Lo que más duro le costó fue ver "que tú gritabas la verdad desde el primer momento y parecía que nadie escuchaba". Ella, que se considera una persona fuerte, ha explicado que sufrió por lo que podrían estar padeciendo su padre y su hermana en Galicia. Sobre el buen trato recibido, Ana María ha considerado que su puesta en libertad la ha logrado el Gobierno español. "Me consta que si llega a ser una persona de otro país el Consulado no se hubiera volcado como se volcaron conmigo". Para Ana maría, es "asombroso" cómo trabaja el cuerpo diplomático "con sus ciudadanos: impresionante". Si no se arregla todo antes, tendría que volver antes de 45 días, pero "hay sospechas e indicios de que para la semana tal vez quede todo arreglado.. y la próxima vez que vuelva volveré, sin maletas, pero de vacaciones", ha bromeado.

"Me pasó lo que me pasó, pero me trataron muy bien... dejo allí a mis tres mosqueteros", como ha llamado a su abogado y a los dos miembros del cuerpo consular que la ayudaron en todo momento. "Cuando me despedí de ellos lloré", ha añadido. Ana María que, "por supuesto", dejó en México la desdichada maleta en la que la policía había encontrado cartuchos percutidos y un detonador, ha recordado casos similares al suyo, como el de una periodista a quien metieron cocaína en la maleta. También ha sñealado que "por supuesto, ni de broma" se imaginaba que su viaje de novios iba a tener tal trascendencia internacional. "No me llega la hora de llegar a casa", a la aldea de sus padres en Canicouba. Para sorpresa de la pareja, los allegados que, por decenas, se han acercado al aeropuerto compostelano, les han alquilado una limusina blanca para ir a Canicouba.

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