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Reportaje:

Una boda con 'meigallo'

Ana María, detenida en su luna de miel, se casó con una agudo dolor de muelas y la noche de bodas ingresó en urgencias

La noche anterior a su boda, Ana María Ríos la pasó en blanco por culpa de un agudo dolor de muelas. Cuando llegó a la peluquería la mañana del 23 de septiembre, unas horas antes de casarse, le confesó a su suegra un temor: "Parece que me echaron una bruja". "Pero a medida que pasaba el día se fue animando", recuerda su suegra, Andrea Bouzón, hasta conseguir disfrutar del día más feliz de su vida. Esto se advierte en el vídeo grabado por un vecino. En una escena, Ana María coquetea con su ya marido, Marcos Dasilva, sacándose la liga ante los aplausos de los invitados.

Pero el meigallo, como dicen en Galicia, estaba en el aire. La noche de bodas, Ana María Ríos se sintió mal y tuvo que ser trasladada a urgencias. Cuando todo parecía haber vuelto a la normalidad, al fin volaron a Cancún. Era la primera vez que hacían un viaje. "Y probablemente será la última", augura la madre del novio.

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Todo fue bien para Marcos y Ana María en la ciudad mexicana. Pero cuando ya estaban a punto de regresar, la joven fue retenida en el aeropuerto. Entonces empezó la pesadilla para las dos familias. Son gente humilde, trabajadora, que nunca se ha metido en líos. Sus vecinos hablan bien de ellos y nadie duda de la inocencia de Ana María, que se hizo dueña hace un par de años de la peluquería en la que estaba empleada, en el centro de Arcade (Pontevedra), y en la que le ayuda su hermana Pamela.

Un escueto cartel pegado en el buzón de publicidad informa estos días de que la peluquería permanecerá cerrada por motivos personales.

Desde el viernes por la tarde, el camino a la casa de la familia de Ana María Ríos en Canicouva está trazado con carteles con su rostro y una palabra: liberdade. Libertad para Ana María. Kilómetros de carretera en los que su cara aparece y desaparece.

La familia se ha encerrado en casa, en el alto de esta pequeña aldea, a poco más de 10 kilómetros de Arcade, población muy cercana a Vigo. El padre y la hermana de Ana María, Manuel y Pamela, esperan junto al teléfono noticias de México, acompañados por la tía y las primas de la joven peluquera.

Tras el careo mantenido entre Ana María y los funcionarios policiales que revisaron su maleta sin estar ella presente, en la casa de Canicouva comienza a respirarse esperanza. "Confiamos en que esto se arregle muy pronto".

También hay optimismo en la casa de la madre del marido, en la localidad de Cesantes. Allí, los vecinos que vieron crecer a Marcos Dasilva sólo tienen buenos recuerdos de él. Andrea, la madre de Marcos, sabe encajar bien los golpes. Es una mujer que vivió en su propia casa la muerte de su marido, que se cayó desde el tejado y estuvo tres años en coma. Durante este tiempo, ella sacó adelante a sus dos hijos mariscando. Muchos años después ha rehecho su vida con otro hombre, y hace cuatro tuvo a su tercer hijo, Dani, "un niño con el que Ana María se volvía loca", recuerda Narcisa, una vecina.

La llegada a Cancún de Gloria, la madre de Ana María, ha hecho revivir a su hija, que está ahora mucho mejor, según su familia. Los ánimos de Marcos también parecen haber mejorado; al menos, no ha vuelto a desmayarse, como le sucedió en el aeropuerto tras la detención de su esposa. "Nadie le atendió, lo dejaron allí tirado como a un perro", afirma su madre. Ana María aseguró desde Cancún que en la cárcel la tratan bien. "Ahora los tratan bien, pero al principio no", sentencia su suegra.

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