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Las compañías que fletaron el Yak-42 tendrán que pagar más de 10 millones de euros a las familias

Los familiares aplauden la sentencia, a pesar de que la cantidad que recibirán está muy lejos de lo que pedían

Las tres empresas responsables del vuelo Yak-42 tendrán que pagar una indemnización global de más de 10 millones de euros a los familiares de los 62 militares que fallecieron al estrellarse el aparato en Turquía cuando regresaban a España desde Afganistán. Así lo ha considerado el juzgado de primera instancia número 2 de Zaragoza, tras una larga sentencia que se ha hecho pública hoy. Los familiares de las víctimas han mostrado su satisfacción al conocer la noticia.

El juez ha pormenorizado en la sentencia las cantidades que recibirán los familiares de los 62 militares, y que oscilan entre los 8.856 y los 131.000 euros, en función del grado de relación con la persona fallecida. Asimismo, ha considerado que atender a la indemnización solicitada por los familiares es "claramente desorbitante" y "discriminatorio" respecto a otros fallecidos también en situaciones trágicas.

De hecho, el presidente de la Asociación de Familias de Víctimas del Yak-42, Alfonso Agulló, ha celebrado la noticia y ha dejado claro que la pretensión de la Asociación siempre ha sido "que se sepa la verdad, depurar las responsabilidades y evitar que algo así vuelva a

ocurrir", por lo que en estos momentos "nos repugna hablar de dinero".

Agulló ha explicado que la sentencia "es una traducción del informe de la Comisión Internacional". En su opinión, la Audiencia Nacional debe tomar el relevo de un juez civil y poner nombre y apellidos a todos aquellos que tuvieron alguna responsabilidad en el accidente, como los jefes del Ministerio de Defensa, que fueron quienes obligaron a los militares a subir a ese avión y quienes desoyeron las 12 quejas interpuestas por soldados.

El primer juicio civil por este caso se celebró en una sala especial habilitada en la Feria de Zaragoza los días 24 y 25 de enero, y en el mismo las familias solicitaron unos 60 millones de euros en indemnizaciones a la compañía aérea Ukranian Mediterranean Airlines (UM Air), a la contratista del vuelo Chapman Freeborn y a la reaseguradota Busin Joint-Stock Insurance.

El vuelo, en el que los militares regresaban de una misión humanitaria en Afganistán, era un transporte aéreo de carácter internacional y no militar sometido al Convenio de Varsovia. El magistrado Ángel Dolado entiende que la compañía aérea ucraniana y la reaseguradora Chapman Freeborn tienen responsabilidad civil ilimitada en el accidente, mientras que la reaseguradora, "responsabilidad limitada hasta el límite máximo".

Satisfacción del ministro de Defensa

El ministro de Defensa, José Bono, ha mostrado hoy su satisfacción al conocer la sentencia y ha afirmado que "es justicia y honor" que se de la razón a los familiares de quienes murieron "por ir en un avión basura y estar sometidos a un viaje que nunca debió haberse realizado". Asimismo, Bono ha destacado el hecho de que la sentencia coincida con que la OTAN, casi tres años después, haya reconocido lo que reclamaba el Ministerio de Defensa desde que él ocupa esta cartera. La OTAN acordó ayer que su agencia de contratación Namsa inicie un proceso de arbitraje contra la compañía aérea Chapman con el fin de pedir responsabilidades por la contratación del Yak-42, y correr conlos gastos de esta acción, que ascienden a 600.000 euros

Según la sentencia, y basándose en el informe de la Comisión de Investigación de Turquía y en el informe pericial de uno de los peritos que testificaron en el juicio, el piloto e investigador de accidentes aéreos Orlando Jiménez, el ingeniero de vuelo tenía caducado su certificado profesional y médico, y el registrador de voz de la cabina de pilotaje no tenía datos y estuvo inoperativo durante los 45 días anteriores al accidente.

Asimismo, sostiene que la torre de control asignó una pista al Yak-42 que fue posteriormente modificada ya que hubo un cambio de dirección y velocidad del viento; que el sistema de aviso de proximidad al suelo funcionó perfectamente aunque los pilotos no reaccionaron a tiempo y que la tripulación, en la última fase del vuelo, no era consciente de que estaban volando sobre una zona montañosa y no sobre el mar, como creían, por lo que tomaron un rumbo equivocado.

Otras conclusiones que quedan reflejadas en la sentencia confirman que la tripulación llevaba más de 23 horas de servicio y que el factor cansancio hizo mella y se reflejó en el comportamiento posterior de todos ellos, la falta de formación básica ofrecida por UM Air a sus trabajadores para volar en estas zonas montañosas y la ausencia de aplicación de los procedimientos de la gestión de recursos en cabina, que impidió la ruptura de la cadena de errores.

La sentencia, que estima parcialmente las demandas de las familias, ha sido hecha pública hoy, 16 días después de que quedara visto para sentencia el juicio, en el que los abogados de las familias reclamaban la plena responsabilidad de las tres compañías y la defensa su exoneración total.

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