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Puestos en libertad los monjes benedictinos detenidos por su relación con ETA

Ambos han sido arrestados a raíz de la documentación hallada en la casa de Mikel Antza

Los dos monjes benedictinos que han sido detenidos esta mañana en España y Francia por su presunta relación con ETA han sido puestos en libertad por la tarde tras prestar declaración ante las autoridades. Juan José Agirre Begiristain, detenido por la Guardia Civil en la localidad guipuzcoana de Lazkao, y Marcel Etxandi, arrestado por la Policía francesa en el monasterio de Belloch en Urt, han sido detenidos tras el hallazgo de diversa documentación en la que aparecían en la casa de Sallies de Bearn donde fue detenido el jefe del aparato político de ETA, Mikel Albizu, Mikel Antza, el 3 de octubre de 2004.

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Concretamente, la Policía francesa halló en dicha casa una nota mecanografiada en la que aparecían mencionados los nombres de ambos monjes. La policía cree que tanto Aguirre como Etxandi actuaron como correos del máximo dirigente de ETA, Mikel Antza. Concretamente, en la nota, se indicaba que había que entregar un paquete, del que no especificaba su contenido, a Marcel Etxendia, ya que Juan José Agirre iba a visitar al monje residente en Belloch en Urt para recogerlo, según han informado fuentes de la investigación. Se trata de una operación ordenada por la jueza francesa Laurence Le Vert, que investiga la documentación incautada a Antza

Las detenciones, llevadas a cabo por la Guardia Civil y la policía francesa, se han producido a la misma hora, sobre las 12.00, en el convento de Lazkao (Guipúzcoa) y en Belloc, en el País Vasco francés. El fraile detenido en Lazkao es Juan José Aguirre Beguiristain, de 75 años, un hombre bastante conocido en el País Vasco como el creador y encargado del archivo de los documentos que se guardan en el monasterio y que están a disposición de numerosos investigadores. Este monje, natural de Alegia (Guipúzcoa), recopila desde hace décadas en esta gran biblioteca todo tipo de publicaciones periódicas, libros y documentos relacionados con el País Vasco, además de documentos históricos como el acta fundacional de ETA o la de la escisión entre el PNV y EA, entre otros. En este sentido, sus conocidos alegan que el monje recibía periódicamente documentación interna de ETA, como la revista Zutabe, para ser archivada en la biblioteca.

El interrogatorio, que ha durado más de cuatro horas y media, ha comenzado pasadas las 12.00 en virtud de una comisión rogatoria de Le Vert, y agentes de la Guardia Civil han registrado el convento. Agirre ha asegurado a los guardias civiles que le han interrogado que "jamás" ha tenido ninguna vinculación con "el jefe" de ETA, Mikel Albisu, alias Mikel Antza. Según ha explicado el propio Agirre en declaraciones a los periodistas tras quedar en libertad, su misión como archivero consiste "en recopilar" sin hacer "distinciones", por lo que guarda documentos "de todos los partidos". "Mi misión no es hablar con unos y con otros. Yo como archivero tengo las puertas abiertas para todo el mundo, no hago distinción. Mi misión es recopilar, con ansias de tener de todos los partidos, tanto de izquierdas como de derechas, porque eso es historia del mañana", ha señalado Agirre.

Juan José Aguirre, en una fotografía tomada en 1999.
Juan José Aguirre, en una fotografía tomada en 1999.JAVIER HERNÁNDEZ

Siete religiosos detenidos desde 1988

Las Fuerzas de Seguridad han detenido desde 1988 en España y Francia a siete religiosos por su supuesta relación con ETA, los últimos los dos arrestados hoy. En 1992, la policía pudo comprobar que el entonces arcipreste de Irún, José Ramón Treviño, había dado cobijo a dos etarras miembros del comando Mugarri en unas dependencias anexas a su iglesia. En mayo de 2002, se encarceló en Nanclares de Oca a un ex cura que proporcionó los datos necesarios para atentar contra tres guardias civiles de la localidad de Salvatierra y a los que supuestamente asesinó el histórico de ETA Macario, en octubre de 1981.

La caída del número uno

Estos arrestos guardan relación con la detención del número uno de ETA, cuya caída fue fruto de una investigación que se había prolongado durante cuatro años. La acción policial desembocó en la detención de un amplio número de miembros y colaboradores de la banda terrorista.

Sin embargo, la relevancia de la operación radicó también en el amplio catálogo de armas y explosivos requisados en los siete registros practicados en otras tantas localidades del sur francés, incluidos dos misiles tierra-aire, más de 700 kilos de dinamita, armas de todo calibre y hasta una galería de tiro subterránea.

De vital importancia resultó la información obtenida durante los registros, tanto en soporte de papel, como informático. En la casa de Antza se encontró una fotocopiadora de tamaño industrial en la que, supuestamente, el jefe de ETA imprimía los zutabe o boletines internos de la banda.

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