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Vito Quiles pincha en su ‘show’ más esperado frente a una Complutense bunkerizada

La Policía aísla al agitador y sus seguidores fuera del recinto universitario, con una sola entrada abierta para evitar su acceso. Las clases no se han suspendido, pero el caos ha generado problemas en el campus de Somosaguas

Vito Quiles, con sus seguidores, en el campus universitario de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid, este miércoles. Foto: Álvaro García

El agitador Vito Quiles ha pinchado en su intención de montar un gran show en la Universidad Complutense. El más esperado. Sus seguidores no han llegado a ser ni 200 en el acto que había convocado esta tarde en la Universidad Complutense de Madrid. La Policía los ha aislado en una rotonda a 100 metros de la única entrada abierta al campus de Somosaguas, por lo que no han podido acceder al recinto. Sus detractores, mucho más numerosos y muy alejados, coreaban cánticos contra él al otro lado de la valla. Quiles ha señalado refiriéndose a la universidad: “Es un foco de infecciones. Un estercolero”.

Quiles dice siempre que las universidades públicas están bunkerizadas ideológicamente y esta vez ha sido así de forma física. Nueve furgones policiales rodeaban a Quiles mientras arengaba a sus seguidores, muy jóvenes y en su mayoría hombres. Un grupo numeroso ha cantado el cara al sol. Para minimizar riesgos con la visita de Quiles, vistos los antecedentes en otras universidades, el rectorado anunció esta mañana que solo una de las cuatro puertas de entrada al campus iba a permanecer abierta. En ella, un control de seguridad impedía supuestamente ingresar a quien no esté acreditado como alumno, pero hay quien se ha colado con el de un amigo. Solo en ese acceso se han situado siete furgones de la Policía. La UCM no ha tomado la decisión radical de la Universidad de Navarra de suspender las clases.

Rubén, madrileño, y una amiga gallega han logrado entrar y eso que es la primera vez que vienen a Somosaguas. Han usado un carnet prestado. Venían a ver a Quiles. Su vestimenta arquetípica de pijos clásicos les delataba de lejos. Aseguraban que daba igual que les cacheasen porque solo llevaban café y galletas. Les daba “pena” que la gente estudie en el campus. Iban a ver el panorama y si crecía la tensión pedirían un Uber a Pozuelo. No ha hecho falta.

Isabela, que estudia un máster en igualdad de género, Carol, Luisa y Zaynet, del grado de Trabajo Social, están indignadas con todo lo ocurrido. Creen que la solución no tenía que ser acordonar la Universidad. No había sitio para aparcar, los autobuses iban atestados y en el nudo de la M-40 hubo muchos estudiantes atrapados por un embotellamiento. Las clases no se han suspendido, pero los estudiantes han tenido que dar una vuelta enorme para llegar a clase.

Quiles ha asegurado que ha recibido muchas peticiones para venir a hablar a la Complutense, pero la gran mayoría de quienes le ha coreado ha venido ex profeso para el show. Como si se desplazasen para ver a su cantante preferido. Estaban completamente desubicados en terreno ajeno y tomado por la policía. Tras casi una hora arengando, Quiles se ha ido entre cánticos: “España cristiana, no musulmana” o “Moros no” o “Pedro Sánchez, hijo de puta”. Los manifestantes, satisfechos: “Defiende la causa verdadera”. Aunque han echado en falta no haberse cruzado con “los rojos”.

La Universidad Complutense de Madrid (UCM) es la octava a la que acude Vito Quiles en su tour, al que ha llamado España combativa. Su subtítulo, Periodismo crítico y comunicación política no responde, sin embargo, al motivo de su visita. Se trata de un show de masas sin ningún rigor académico, argumentación o propuesta, coreado por los seguidores de este agitador de ultraderecha y contestado por sus detractores. Su intención, dice Quiles, no es “política”, sino “acercase a la gente y hablar con las universidades” donde, en su opinión, “es muy complicado disentir”. Mientras Quiles habla una decena de hombres fornidos vestidos de negro le rodea como seguridad privada.

Vito Quiles

Quien sufraga los gastos de este tour es un enigma. En una entrevista emitida hace seis días en el canal del youtuber ultraderechista David Santos, Quiles explicó que no tenía detrás ni a partidos ni fundaciones ―que manejan un dinero público que debe ser auditado― sino empresarios a título personal. Y citó a despachos de abogados, alguna asociación del ámbito jurídico y hasta a alguien del sector del motor. Quiles, distanciado de Alvise Pérez ―fue su jefe de prensa y concurrió a las listas al Parlamento Europeo por Se acabó la fiesta― tras sus imputaciones judiciales, se muestra muy próximo ahora a Vox, al PP de Isabel Díaz Ayuso y a la Fundación Atenea, del expolítico ultraderechista Iván Espinosa de los Monteros.

Su primera intención fue visitar la UCM el 3 de noviembre, pero optó por cancelar la ronda de visitas tras los graves disturbios en Pamplona, donde la Policía terminó cargando contra manifestantes de extrema izquierda, hubo dos detenidos y un periodista resultó herido. Ese parón podría explicar en parte el pinchazo de este miércoles.

La Complutense no es una universidad más. Allí estudió el grado de Periodismo (2019-2022) y el rectorado no confirma si se tituló: “Es información personal”. Hay fotos suyas con la banda de graduación, aunque en las redes se especula con que le quedan algunos créditos para terminar. “¡Quiles, fascista, no eres periodista!” o “¡Vito, colega, acaba la carrera!”, han chillado los detractores.

El campus de Somosaguas tiene, además, un enorme valor simbólico. Fue levantado por el dictador Francisco Franco a 13 kilómetros del centro para aislar a las facultades con universitarios más combativos, procedentes de Económicas, Ciencias Políticas o Psicología.

Ciencias Políticas de Somosaguas, es, en concreto, la bestia negra. Acoge multitud de actos de debate, pero también su decanato está muy acostumbrado a llamar a la Policía ante la previsión de disturbios, como ocurrió este febrero con el acto del exportavoz de Vox Iván Espinosa de los Monteros, que fue suspendido por seguridad. En sus aulas imparten clase los exlíderes de Podemos Juan Carlos Monedero, como profesor titular, Pablo Iglesias docente sustituto y Carolina Bescansa, colaboradora de un instituto. Ninguno ha participado en las protestas.

La junta de facultad de Ciencias Políticas ha emitido un comunicado tras el paso de Quiles en el que manifiesta su inquietud: “Alzamos la voz para denunciar el uso inapropiado de la facultad y nuestros campus universitarios con fines ajenos a la reflexión académica, al debate científico y al intercambio de ideas que fortalecen el conocimiento, la democracia y el conjunto de la sociedad”.

Charla en el CEU

Un panorama muy diferente encontró Quiles este martes a las puertas del CEU San Pablo de Madrid. Entró entre insultos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al grito de “viva España”. Mientras le pedían fotografías, otros 300 estudiantes lo esperaban en el aula magna. Es la primera universidad privada a la que acude y la única que le dio permiso para acceder a sus instalaciones en medio de este tour.

Fueron los alumnos de Proyecto Abantos, que se definen como la “comunidad universitaria apolítica más grande de España”, quienes presentaron una solicitud para acoger el acto. Pero paradójicamente, la política estuvo en el centro de un coloquio en el que también participó el abogado Juan Gonzalo Ospina. Al llegar, mientras se colocaba en su asiento, bromeó: “No, al centro no. Déjame en la derecha, coño”. El público estalló en risas.

Después comprobó que su micrófono funcionaba. “Qué tecnología tenéis aquí. Como vengo de la Complutense, donde todavía no ha llegado el agua caliente”, prosiguió para iniciar una carga contra las universidades públicas. “Son excluyentes”, espetó antes de hacer referencia al campus de Somosaguas. “Es un búnker político”, atacó.

“Creo que es muy positivo que cada vez más jóvenes se estén informando a través de vías que no son las convencionales”, expresó en referencia a las redes sociales antes de confrontar los problemas de la vivienda en España con otros temas como “el feminismo radical, el lobby de género, los movimientos LGTBI que salen a manifestarse por Palestina y si van allí les cortan la cabeza”. Todo ello lo tachó de “basura ideológica”.

Pero Quiles no supo responder con exactitud a la pregunta final del presentador: ¿Cuál es la finalidad del tour? Así resolvió la papeleta: “La gira tampoco tiene un fin concreto en el sentido de… Yo creo que el objetivo único es poder, de alguna manera, acercarme a los jóvenes, transmitir algunas ideas que yo creo que cada vez compartimos más gente, legítimas y positivas, de cara a la juventud, sobre todo de cara a los más patriotas”.

Reconoce sin tapujos que quiere emular a Charlie Kirk, aunque admite no tener ni su oratoria ni su nivel intelectual.

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