La percepción del alumnado sitúa al acoso escolar en los niveles más bajos desde 2015
Uno de cada 10 estudiantes cree que en su clase hay compañeros que sufren ‘bullying’, según un estudio de la Fundación Anar y la Fundación Mutua Madrileña
La incidencia de las conductas de acoso escolar decae y alcanza su cifra más baja desde el año 2015. Esta es la principal conclusión que extraen la Fundación Anar ―centrada en niños y adolescentes en situación de riesgo― y la Fundación Mutua Madrileña, en base a las respuestas de 9.616 alumnos, entre 11 y 14 años, y 356 profesores. Sus impresiones han sido recogidas en el estudio anual La opinión de los estudiantes, realizado el curso anterior y que se hace público este martes. Otra de las novedades que aporta el informe es la reducción de la violencia física ante la persistencia del daño psicológico. Los insultos, motes y burlas son los agravios más recurridos por los acosadores.
El informe revela que uno de cada 10 alumnos cree que en su clase hay compañeros que sufren acoso escolar, representan el 11,8% frente al 24,4% del estudio anterior. En las aulas en las que el alumnado detecta una situación de abuso, la media de los casos es de 1,8 víctimas por clase, lo que equivale un 6% de los estudiantes en un aula de 30 alumnos.
Ambas fundaciones empezaron a realizar estos estudios en 2015, cuando la mitad de los alumnos creía que había un caso de acoso escolar en su clase. La cifra se redujo gradualmente a lo largo de los años, a excepción de la pandemia, periodo en el que repuntó en un 15 %.
La responsable de Educación de la Fundación Anar, Graciela Sánchez, cree que las encuestas dan mejores resultados cada año porque cada vez los menores distinguen mejor qué es el bullying. “Antes definían como acoso situaciones de violencia o conflictos que no lo eran”, explica. El acoso es una relación de poder con una sumisión sistemática en el tiempo donde se suelen instaurar dos leyes, cuenta Sánchez: la del miedo, para la víctima, y la del silencio, para los espectadores, que también temen las consecuencias. Por otra parte, piensa que la estadística es más positiva porque son más las personas que se dedican a la sensibilización y a la prevención del acoso. “Ahora hay protocolos obligatorios por ley en todos los centros escolares, antes se decía que eran cosas de niños y se abordaba como cada uno podía, desde su sentido común, pero no desde la metodología”, explica. Esto favorece que haya alumnos que, aunque no se atreven a mediar, sí se animan a pedir ayuda.
La violencia verbal es la forma de acoso que prevalece para el 88% de los preguntados. Sin embargo, las agresiones físicas caen casi 20 puntos respecto al estudio anterior. Sánchez encuentra una explicación: “Una agresión física es muy fácil de detectar, saben que no se van a ir de rositas y que van a tener consecuencias. La agresión verbal se puede camuflar mejor, el agresor dice que es una broma y la víctima, atemorizada, le da la razón”.
El director técnico de la Fundación Anar, Benjamín Ballesteros, advierte de que no se deben minimizar los daños que el acoso psicológico puede producir, ya que trae consecuencias muy graves para las víctimas, como baja autoestima, dificultades para relacionarse con los demás, ansiedad, agresividad, autolesiones e incluso ideas de suicidio.
Los estudiantes detallan que los motivos más frecuentes para meterse con la víctima son su aspecto físico, “las cosas que hace o dice” y su cultura, raza o religión. Otra de las novedades que aporta el estudio es la disminución de las agresiones en grupo. Aun así, representan un 68%, una cifra superior a las de la época prepandemia. Mientras que las situaciones de acoso escolar afectan en mayor medida a una única persona.
El ciberacoso también ha descendido en 0,8 puntos respecto al año anterior. Whatsapp es el medio más utilizado por los agresores, seguido de la red social Instagram. En primaria destacan TikTok y Twitch, con porcentajes superiores a secundaria. El acosador virtual suele ser un compañero de la misma clase que la víctima en más de la mitad de los casos, y de no ser así, casi siempre se encuentra en el mismo centro escolar. “En las redes sociales el acoso es las 24 horas del día”, alerta Sánchez.
La impresión del profesorado
Los profesores tienen cada vez más constancia de casos de acoso escolar. Un 53,9% de los docentes tienen conocimiento de algún caso, un 8% más que el curso anterior, según el estudio. Este atribuye esta cifra a una mayor implicación del profesorado para detectar y resolver las situaciones de acoso y al incremento de la comunicación por parte de los alumnos.
Nueve de cada 10 docentes aseguran que la situación de abuso finalizó una vez que se tuvo conocimiento de ella y se actuó, aunque hay un incremento de dos puntos en las situaciones que persisten en el tiempo.
Los profesores creen que los factores que incentivan el acoso escolar son la presión del grupo, el uso indebido de la tecnología y las redes sociales, la normalización de la violencia y la falta de respeto a las diferencias. Por ello, proponen favorecer la escucha, el diálogo, la comunicación y la unión del grupo.
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