Dos asignaturas ‘online’ para obtener el título de secundaria: una medida pionera desde Canadá
La provincia canadiense de Ontario se sitúa en la vanguardia del uso de las nuevas tecnologías en el aprendizaje, entre críticas por la precipitación y la falta de preparación
Ontario, la provincia más poblada de Canadá, apuesta fuerte por el uso de las nuevas tecnologías en el aprendizaje. El Ministerio de Educación presentó el 1 de febrero una web de descripción de cursos de secundaria en línea. Esta plataforma tiene especial relevancia, ya que la provincia ha impuesto como requisito a los alumnos que concluyan en la etapa en el curso 2023-2024 haber cursado al menos dos asignaturas de este tipo para obtener el título de secundaria.
Los estudiantes necesitan, según explica el ministro de Educación, Stephen Lecce, desarrollar las habilidades necesarias para desenvolverse en un mundo cada vez más digital. Asimismo, ha subrayado que esta estrategia brindará al alumnado mayor flexibilidad y capacidad de elección. El sistema escolar de la provincia ofrece a los estudiantes un amplio margen para elegir asignaturas durante la etapa secundaria (de 14 a 18 años), que pueden ser tanto semestrales como anuales. Entre la oferta de las que se pueden cursar online, están Geografía de 9º curso (14 años), Principios Matemáticos en 10º, Biología para 11º y Química para 12º.
La iniciativa se enfrenta a algunos desajustes técnicos y a un sector crítico de padres, profesores y de centros, que piden, entre otras cosas, retrasar su implantación. De hecho, los padres en contra de la medida pueden solicitar por escrito al principio de curso que sus hijos queden exentos. Con todo, la medida sitúa al sistema educativo de Ontario en la vanguardia mundial en este ámbito. “Se trata de ampliar el horizonte de oportunidades garantizando que todo el mundo adquiere las competencias requeridas para sacar partido de la educación en línea. En suma, es una medida innovadora que probablemente pronto será imitada por otros países”, augura el director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, Francesc Pedró. Y añade: “Es una idea simple: si todo ciudadano completa la secundaria teniendo una experiencia de educación en línea, entonces habrá desarrollado las competencias que le permitirán recurrir a ella siempre que quiera o lo necesite en el futuro”.
El ministerio de Educación ha destinado desde 2020 poco más de 154 millones de dólares canadienses (unos 107 millones de euros) a las comisiones escolares para infraestructuras y equipos que favorezcan el aprendizaje en línea. Pedró explica que la decisión tiene que ver con una tradición de larga data en Canadá y Estados Unidos en lo relativo a educación a distancia. Además, dice que la provincia de Ontario busca rentabilizar las inversiones considerables que ha realizado para que la banda ancha llegue a los centros escolares. El Gobierno provincial asegura que casi el 100% de las escuelas primarias y secundarias cuentan con acceso de calidad a Internet; solo un puñado de centros ubicados en comunidades rurales continúan presentando problemas de conectividad.
Las autoridades de Ontario barajaban la idea de las asignaturas online obligatorias desde 2019. Sin embargo, la llegada de la covid-19 cambió el panorama. Los alumnos podrán convalidar una de las materias forzosas entre todas las que tomaron a distancia durante los periodos de confinamiento. Frente a la pregunta de por qué no se ha permitido convalidar las dos gracias a todas las asignaturas que se cursaron a distancia durante la crisis sanitaria, Emmanuel Duplàa, profesor de tecnologías educativas en la Universidad de Ottawa, opina: “Los profesores tuvieron que adaptarse rápidamente, en un contexto muy difícil. El esfuerzo fue encomiable, pero no eran los cursos ideales”. Duplàa afirma asimismo que ha sido atinado poner en marcha esta disposición a nivel secundaria: “Se requiere que los alumnos cuenten con un grado de autonomía, una estructura para trabajar solos. En primaria eso resulta sumamente complicado”. Y añade sobre la conveniencia de la medida: “Aunque es únicamente es un paso entre otros más —internet va a revolucionar el sistema educativo—, permite una apertura fabulosa”.
Protestas contra el sistema
Ontario había establecido en un primer momento cuatro cursos obligatorios en línea para obtener el diploma de secundaria, pero redujo la disposición a dos tras las protestas de diversos sectores. Sin embargo, las voces en contra continúan manifestándose. La Comisión de Escuelas Católicas de la provincia señala que, pese a que el conocimiento por vías digitales es un elemento cardinal para futuras oportunidades de los alumnos, el requisito debería implantarse a partir de septiembre de 2023 para permitir una preparación más adecuada por parte de todos los actores implicados. La Asociación de profesores francófonos de Ontario también recalca las ventajas de la educación en línea, pero asegura que es muy pronto para instaurar la disposición tomando en cuenta el tiempo que los jóvenes han pasado aprendiendo a distancia por culpa de la pandemia.
En un artículo en The Conversation, Lana Parker, profesora en la Facultad de Educación de la Universidad de Windsor, resume las críticas por parte de varios sindicatos, padres y académicos: los adolescentes pasan de por sí demasiadas horas frente a una pantalla, no todos los hogares tienen el mismo grado de familiarización con las nuevas tecnologías y la experiencia presencial es más enriquecedora debido a que los alumnos aprenden más allá de los contenidos marcados. Además, Parker apunta que la obligatoriedad abre la puerta a recortes en las plantillas de maestros y a la privatización de ciertos aspectos del sistema educativo.
Francesc Pedró comenta que el Gobierno de Ontario debería prestar más atención en clarificar varios detalles de esta medida. Indica que se quiere centralizar desde un único proveedor provincial, disminuyendo así la autonomía de las comisiones escolares. También dice que debería especificarse el papel de monitores y docentes. “Tal vez la medida se habría acogido mejor si, en lugar de dos cursos de 40, obligatoriamente, hubieran sido dos cursos opcionales. Se requiere no fallar con la implementación de esta iniciativa, considerada como un paso significativo a nivel internacional”, añade.
Emmanuel Duplàa añade: “Un asunto fundamental es la formación de los profesores para esta transición. No se trata solo de transformar un curso, sino de transformar al docente. Va más allá de mover un curso presencial a una pantalla. Debe ponerse más el acento en el tipo de trabajo, en los deberes, en formas innovadoras de dar seguimiento al desempeño del alumnado”.
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