El hidrógeno verde: el vector de la industria sostenible
Moeve y EL PAÍS reúnen a un grupo de expertos para hablar sobre esta fuente de energía clave para reducir las emisiones


En el mundo de la ficción todo ha sido inventado. Las naves espaciales, los dispositivos móviles, la tecnología en casa y los ordenadores se han imaginado antes en la literatura que en el mundo real. De esta suerte premonitoria, no se ha escapado la energía, como lo ejemplificó Julio Verne en La isla misteriosa (1874), al proponer que el agua se transformaría en combustible. “Creo que un día el agua será un carburante, que el hidrógeno y el oxígeno que la constituyen, utilizados solos o conjuntamente, proporcionarán una fuente inagotable de energía y luz… El agua será el carbón del futuro”. Y razón llevaba.
Hoy, el hidrógeno verde (producido mediante la electrólisis del agua, que consiste en separar las moléculas de oxígeno e hidrógeno mediante la electricidad) es una promesa para el futuro. “Es un vector energético con un tremendo potencial, una oportunidad muy importante para este país. Fundamentalmente, porque nos permite generar energía a partir del viento y del sol, recursos que tenemos en abundancia, sobre todo en comparación con el resto de Europa”, reconoció Belén Linares, directora de Innovación de Moeve, en un evento organizado por esta empresa y EL PAÍS. “Estamos ante una oportunidad que no debemos dejar pasar, porque contamos con los recursos necesarios… Es un momento muy relevante que requiere innovación, investigación y desarrollo”.
Durante el encuentro, Linares afirmó que la electrólisis atraviesa una curva de aprendizaje muy similar a la que se vivió en energías renovables como la fotovoltaica y la eólica. “Hace 25 años, esas industrias invirtieron en investigación y desarrollo y hoy sus precios son competitivos con los de cualquier otra fuente de energía”, recalcó. En Moeve, dijo, apuesta por esta innovación para acelerar la reducción de costes en la producción de hidrógeno verde. “Además, necesitamos almacenar energía y gestionarla en el tiempo. Es esencial contar con redes eléctricas, sistemas de transporte de hidrógeno y tecnologías que permitan mover la energía cuando la necesitemos, no solo cuando se produce”, explicó. Para ello, expuso, es fundamental contar con una red que permita, por ejemplo, llegar a los puertos para remitir los combustibles derivados del hidrógeno. “El hidrógeno es un gas que no se mantiene estable por sí solo. Por eso, la distribución por carretera o su licuefacción requiere tecnologías complejas. Tenemos que asegurarnos de que este o sus derivados lleguen en condiciones óptimas, tanto en transporte marítimo como en transporte aéreo”.
En este sentido, Linares indicó que el desarrollo de tecnologías como los MOF (metal–organic frameworks) es crucial, ya que estas estructuras prometen una solución eficiente y escalable para el almacenamiento de hidrógeno, lo cual constituye uno de los principales objetivos del desarrollo de esta fuente de energía. “En Moeve sentimos una gran sensación de urgencia. Pensamos que es el momento de escalar soluciones que ya existen en este país, aunque en escalas pequeñas, y que han demostrado que funcionan”, resaltó. Todo esto le ha permitido a la empresa comprobar su viabilidad comercial, lo cual es fundamental, ya que estas nuevas tecnologías solo podrán sustituir a los modelos fósiles tradicionales si se convierten en alternativas económicamente sostenibles. “Ese momento de inversión y escalado es el que estamos tratando de implementar en el ámbito privado y en nuestro valle de proyectos. Necesitamos dar el salto, conectar plantas y empezar a construir instalaciones que nos permitan generar suficiente hidrógeno no solo para descarbonizar nuestra actividad tradicional, sino también para pensar en combustibles derivados del hidrógeno que puedan descarbonizar sectores complejos, como la movilidad pesada, que tradicionalmente ha dependido de combustibles fósiles”.
La carrera por el hidrógeno verde ha comenzado. Europa busca, a marchas forzadas, una fuente limpia que le permita dar el salto hacia una economía libre de carbono, que no merme su competitividad y, a su vez, le dé autonomía. Alemania, por ejemplo, ha visto en esta tecnología su futuro, pues ha realizado grandes inversiones (tanto estatales como de proyectos privados) en la producción, el almacenamiento y el transporte del hidrógeno verde. “La apuesta de Alemania ha sido muy decidida desde 2021 y 2022”, reconoció Antón Martínez, consejero delegado de Enagás Renovables. “El hidrógeno, que todos asociamos con la descarbonización, es una palanca clave para la independencia energética”. La invasión rusa en Ucrania evidenció la vulnerabilidad de depender del gas y, desde entonces, Berlín ha invertido de manera significativa en infraestructura para aumentar su independencia energética. “No solo en proyectos de hidrógeno, sino también en terminales de regasificación que antes no tenían. Esto demuestra que la independencia energética es crucial para la competitividad de las empresas. Por eso, muchas de estas infraestructuras se están construyendo con participación española en ingeniería y tecnología”.
Necesidad de alianzas
La colaboración y las alianzas son esenciales en un mercado en desarrollo, agregó Fernando Monasterio, coordinador de H2 y Derivados de Clean Energies de Exolum. “El hidrógeno verde es una palanca para que España tenga independencia y seguridad energética. Ahora toca impulsar el mercado, traccionando tanto proyectos de producción como infraestructuras logísticas que conecten la producción con la demanda. Tenemos la oportunidad, el conocimiento del país y todos los fundamentos para lograrlo”, abundó. Para Monasterio, su adopción será un proceso gradual, sobre todo en sectores donde la reducción de las emisiones de dióxido de carbono es todo un desafío, como en el transporte marítimo, la aviación y el transporte terrestre pesado. El hidrógeno verde es el componente fundamental que conecta y permite la producción de combustibles alternativos, como el keroseno sintético (e-keroseno) para la aviación y el amoníaco o el metanol para el transporte marítimo. “Además, estamos explorando cómo reutilizar infraestructuras existentes mediante líquidos transportables de hidrógeno, optimizando la inversión y generando viabilidad en los primeros compases del mercado”.
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