Uno contra todos y todos contra uno
Para la Bolsa, conociendo la imprevisibilidad de este presidente, conviene mantener una visión de medio plazo. El origen de los rebotes será tan caprichoso e impredecible como el de sus palabras

En apenas dos meses, Trump se ha enemistado con casi todo el mundo: amenazas, chantajes… incluso ha amagado con abandonar la OTAN. Se ha erigido en la antítesis del unus pro omnibus omnes pro uno de Los tres mosqueteros, renegando de la lealtad y la camaradería que se le presuponía con sus aliados. En vez de comportarse con la rectitud y nobleza exigible al líder de la nación más poderosa del mundo, como si del Señor de Tréville para los mosqueteros se tratara, más bien parece trabajar al servicio de Putin como lo hacía Milady de Winter para el cardenal Richelieu.
En política comercial hasta el momento ha repartido aranceles a diestro y siniestro (980.000 millones de dólares) y el próximo miércoles se dispone a implementar la mayor subida de aranceles desde la Segunda Guerra Mundial en lo que ha denominado como “día de la liberación”. Una medida con la que pasaría a gravar el 70% de los productos importados —un valor de 2,3 billones de dólares— mediante la imposición de aranceles recíprocos con los que pretendería “igualar tasas” llegando a incluir impuestos como el IVA.
A pesar de tanto ímpetu es interesante recordar que la implementación de aranceles en el Trump 1.0 no fue tan fogosa como sus declaraciones y, algunas de las medidas que inicialmente anunció, terminaron retirándose. La guerra tarifaria de entonces se puede clasificar en tres grandes bloques: China, el país más afectado, que vio aumentadas por seis sus tarifas; México y Canadá que, tras una dura negociación de un año lograron la exención sobre el acero y el aluminio; por otra parte, en la UE el impacto se limitó al 3,5% del total de ventas a EE UU y Trump no llegó a implementar sus amenazas del 100% sobre el vino y determinados productos franceses ni el 25% sobre los automóviles.
Ejecutar sus amenazas implicará subidas de precios que afectarán al consumo. También a la Bolsa, a la que los hogares norteamericanos son muy sensibles dado que el 10% con mayor renta —que acumula un 39% de todas las acciones—, es responsable de casi la mitad del consumo total. Trump no debería olvidar que su margen de actuación actual es más limitado que en su primer mandato y que no podrá recortar impuestos como entonces debido al elevado déficit público, que se sitúa en el 6,6% a diferencia del 2,9% de 2016.
En definitiva, argumentos que, dentro de lo malo, nos hacen pensar que, al final, habrá una cierta cordura. Para la Bolsa, conociendo la imprevisibilidad de este presidente, conviene mantener una visión de medio plazo. El origen de los rebotes será tan caprichoso e impredecible como el de sus palabras. Históricamente, las caídas del -10% en el S&P 500 en ausencia de recesión han supuesto una recuperación promedio del 8,4% a 6 meses y del 14% a un año vista.
Pese al retador panorama, ante un ciclo que no descarrilará, toca mantener el paso firme y, como valientes mosqueteros, desenfundar la espada para seguir luchando.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.