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Las mil caras de Canon

El gigante japonés, cuya historia ha sido una constante evolución, se enfoca ahora en la gestión de los datos sin olvidarse del mercado de cámaras e impresoras digitales

Canon
Un grupo de fotógrafos prueban cámaras Canon en Yokohama, Japón, en una imagen tomada en febrero de 2024.Kiyoshi Ota (Bloomberg)
María Fernández

La filosofía corporativa de la empresa Canon se define con una palabra: kyosei. Resume, en japonés, su enfoque para que todas las personas que forman parte de ella, independientemente de su raza, cultura, costumbres o idioma, trabajen juntas “para el bien común”. El entusiasta credo societario del grupo nipón tiene un desarrollo mucho más amplio y filosófico, y gira en torno a lo que mencionó Fujio Mitarai, su consejero delegado, en la última presentación de resultados: “El cambio es progreso”.

Canon ha tenido que cambiar de piel varias veces. Nacida como un laboratorio de instrumentos ópticos en 1933, su primera cámara (llamada Kwanon) de 35 milímetros se presentó tres años después. Con el tiempo llegarían desde aparatos de rayos X a cámaras de televisión, cine, calculadoras, fotocopiadoras, lentes, grabadoras de voz e incluso ordenadores personales. Ocho décadas después la compañía está enfocada, por decirlo sencillamente, en la gestión digital de documentos y en la fabricación de chips, pero no ha perdido de vista su lucrativo negocio de cámaras fotográficas e impresoras. Factura unos 28.500 millones de euros en el mundo, emplea a 180.000 personas y gana 1.700 millones, según su último informe de 2023. Un cuarto de todo ese negocio procede de Europa, y una pequeña parte —la empresa no lo detalla, pero las cuentas de 2022 hablan de 151 millones de euros— de España y Portugal.

Javier Tabernero, presidente y consejero delegado de Canon en la península, recuerda que hoy “Canon es producto de un montón de patentes, de innovación, pero también de compras de empresas”. Entre 2018 y 2022 fue una de las cinco primeras empresas por número de patentes en EE UU, solo por detrás de firmas como Samsung, Ibm, Tsmc o Huawei. Espoleada por el comercio electrónico y unas necesidades de comunicación más sofisticadas en fotografía y vídeo en todo el mundo, está creciendo sobre todo en su área de venta de equipos a empresas. También encabeza el segmento de impresión doméstica. Pero lo que realmente está impulsando su cuenta de resultados es “la gestión digital de documentos y procesos”, explica Tabernero.

Hasta 2022 sus ventas en España se contabilizaban por las comisiones que cobraban de la matriz europea domiciliada en Países Bajos, es decir, no registraban en su contabilidad ni las ventas totales ni los riesgos u obligaciones asociados a las mismas. El sistema cambió a partir de 2023, de modo que las cuentas reflejarán a partir de ahora lo que distribuye Canon en España y Portugal a través de comercios, del canal profesional o de distribuidores y mayoristas. “En el mundo el crecimiento en ventas ha sido del 3,7%. En España hemos estado por encima”, contextualiza Tabernero sin aportar más datos del ejercicio. “La transformación digital nos ofrece un papel relevante. Hemos crecido en alguna de estas áreas por encima del 30%. En el mundo tradicional de impresión, el mercado de oficinas está en decrecimiento y nosotros estamos creciendo”. Las formas de impresión tradicionales de offset (plancha de aluminio sobre máquinas de acero) están siendo reemplazadas por una nueva tecnología digital que les permiten mayores ahorros.

En el centro de esa transformación está la madre de todas las batallas: la fabricación de chips, sin los cuales la inteligencia artificial, el internet de las cosas o la robótica no serían posibles. Canon quiere romper la posición dominante de ASML para satisfacer la demanda de sistemas de fabricación de semiconductores a precios más reducidos. Este año ha prometido que sacará al mercado una tecnología de fabricación de litografías de nanoimpresión de última generación con el fin de poder comercializarla pronto. Si lo consigue, podría reducir costes y ahorrar energía en la fabricación de semiconductores ultrafinos en masa (técnicamente serán de dos nanómetros de tamaño, más pequeños que los que se consiguen ahora). Los japoneses creen que tienen una ventaja competitiva porque desarrollaron su primer equipo de litografía de semiconductores en 1970 y ahora se utilizan para producir semiconductores esenciales, como chips lógicos y de memoria, dispositivos 5G o dispositivos de energía para coches. “Casi el 10% de nuestras ventas mundiales son de máquinas que fabrican semiconductores. Tenemos esa ventaja competitiva, somos capaces de crear chips más eficaces, máquinas más pequeñas, económicas, para poder fabricar esos chips, y con ello tratamos de compensar la tendencia a la inflación en general”, dice Tabernero. También tienen una gran área de negocio en la producción de pantallas LCD y Oled para televisores, smartphones o tabletas.

Diferentes aplicaciones

El ejecutivo español habla de que las herramientas que ya tienen y las que están en camino les dan un liderazgo en tecnología muy importante y con muchas aplicaciones. “Desde la captación de la realidad por equipamiento médico (tac, resonancias, ecografías) a la óptica en fotografía y vídeo. Todo ese procesamiento de información se basa en microprocesadores que son clave”. Los documentos, fotos, vídeos o metadatos que cada minuto se generan necesitan de un sistema de archivo, historial de modificaciones y garantías de privacidad y seguridad. La nipona está dedicando el 8% de su facturación a I+D, con nueve centros en Europa y empresas de software que forman parte del grupo, como Milestone en Dinamarca, NT-ware en Alemania o Briefcam en Israel. “El entorno de la gestión digital es una de las áreas donde estamos mostrando un liderazgo fuerte, tanto de manera orgánica con contrataciones como comprando compañías. La otra parte es que toda esa información digital hay que trasladarla a la realidad física, y es la parte de impresión”. Sobre los peligros de la IA generativa, pone como ejemplo el modelo de gestión japonés. “En las empresas tenemos códigos de conducta, comités de gestión de IA, y buscamos que sea robusta, explicable. Buscamos que haya personas responsables detrás del uso de estas tecnologías y que se apliquen para el bien común”.

Darwin decía que las especies que perviven son las que mejor se adaptan. “Añado a eso que sean las empresas ‘que se adaptan más rápido’. Es lo que aportamos en Canon”, concluye Tabernero.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.
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