Elecnor pone a la venta su joya renovable
El grupo de ingeniería, que primero buscó un socio financiero para Enerfín, ahora está dispuesto a ceder el control
Érase una vez, hace 65 años, que 10 familias enriquecidas en el sector energético e industrial sellaron un pacto no escrito, pero férreo, para constituir una sociedad auxiliar que sirviera a sus empresas nodrizas. La bautizaron como Electrificaciones del Norte (Elecnor). Las familias asociadas impulsaron una gestión prudente y consiguieron una buena reputación. Aquella sociedad de auxilios mutuos, sin apenas ruido, se adaptó a los tiempos, se expandió y entró con fuerza en el negocio de las renovables. Con tanta fuerza que hoy necesita ayuda para masticar lo que mordió. Tras un año buscando un caballero blanco dispuesto a poner dinero y a permanecer en segundo plano, Elecnor ha anunciado que está dispuesta a ceder el control de la filial verde, Enerfín. En paralelo, ha lanzado un nuevo programa de colocación de pagarés por un importe máximo de 400 millones. Carburante para el negocio.
Elecnor trabaja en el desarrollo de infraestructuras energéticas, plantas de renovables y mantenimiento de instalaciones. En 2022, ganó 103 millones de euros, un 19,7% más. Sus puntales de actividad son las infraestructuras y las concesiones; construye por encargo y, en ocasiones, se queda con parte de lo construido como concesión. Su gran reserva de crecimiento es la filial de renovables Enerfín, ahora en venta. Son 1.700 MW de potencia en explotación y construcción (1.227 eólicos operativos) localizados en España, Brasil, Canadá y Colombia. El equivalente de suministro de más 1,5 millones de hogares.
Enerfín es una viga maestra porque la energía eólica es clave en las políticas de transición energética y descarbonización, y sus proyecciones de crecimiento son considerables. Elecnor tiene ahí una buena mano. Entre sus activos cuenta con el parque de Malpica (16,5 MW) en España, el complejo eólico de 375 MW en el Estado de Rio Grande do Sul (Brasil) y el parque eólico de L’Érable de 100 MW, en la provincia de Quebec (Canadá), así como los parques de Cofrentes (50 MW, España) y el complejo eólico San Fernando (256 MW, Rio Grande do Norte, Brasil).
En total, la cartera de proyectos de energía eólica y fotovoltaica asciende a casi 9 GW de proyectos. A ellos hay que añadir negocios de almacenamiento, hibridación e hidrógeno verde. Es una lista tan grande que es complicado desarrollarla sin apoyo en los plazos previstos. Los permisos caducan y cumplir exige pulmón financiero, además de voluntad. En 2022, Elecnor tenía una deuda financiera neta de 546,9 millones de euros, un 5,8% más que un año antes. Buena parte de la carga está en las subsidiarias, pero en su mayor parte, garantizada por los propios proyectos. La deuda neta con recurso a la matriz era de solo 120,8 millones de euros. Una situación relativamente cómoda.
Hasta ahora, la caja ha sido suficiente para financiar el crecimiento del negocio y para pagar el dividendo a los accionistas (31 millones de euros el pasado ejercicio y 29 millones en 2021). Pero el desarrollo de los negocios exige dinero fresco para mantener los compromisos. “El grupo mantiene ratios de deuda muy controlados”, precisa la compañía; siempre, añade, ajustados “a los compromisos de financiación firmados”.
El valor en Bolsa de la compañía es de 1.057 millones. Elecnor es uno de los valores que gustan a los fondos: aguas tranquilas, estabilidad, negocio —facturó más de 3.614 millones en 2022— e ingresos predecibles en gran medida. Una muestra de estabilidad marca de la casa: el consejero delegado desde hace 12 años es un licenciado en Físicas sevillano llamado Rafael Martín de Bustamante. No lo fichó un cazatalentos: empezó en la empresa en 1983.
El accionariado propicia la calma chicha. Las familias fundadoras controlan el 57,7% del capital de la matriz y la mayoría (51%) de la filial Celeo, encargada de gestionar las concesiones de redes de transmisión eléctrica y subestaciones transformadoras (7.000 km de líneas). Las redes son un buen refugio para la inversión porque suponen ingresos seguros. En Celeo, Elecnor tiene como socio, con el 49%, al fondo de pensiones neerlandés Algemene Pensioen Groep (AGP), propietario, entre otras compañías, de Itínere, la gestora de las autopistas gallegas.
El instrumento que aglutina los intereses de las familias propietarias es la sociedad limitada Cantiles XXI —participaciones iguales, acumulables e indivisibles— creada hace un cuarto de siglo. Es la propietaria de la mayoría de las acciones de Elecnor y, como tal, la referencia de Francisco García Paramés, primer pequeño gran accionista de Elecnor que en junio de 2022 afloró una participación en la compañía del 3% a través de su fondo de inversión Cobas. Además de García Paramés, Elecnor ha atraído, entre otros, a los fondos Santander AM, Norges, Mutuactivos, AzValor y Dimensional.
Perfil plano en Bolsa
La calma chicha que tanto gusta a los grandes inversores institucionales se ha traducido en un perfil plano en Bolsa. Números son números. En los últimos cinco años, la acción ha cotizado en torno a los 12-13 euros y ha perdido un 7,5%. En la década —salvo el coyuntural efecto pandemia—, el valor no ha roto ni al alza ni a la baja. Son aguas mansas a pesar de que la compañía tiene potencial de crecimiento. Tiene a su favor los planes de recuperación pospandemia que impulsa Bruselas, con la transición energética como punto de apoyo, y la apuesta por las renovables al otro lado del Atlántico. Mientras se confirma el potencial, la compañía ofrece a los inversores rentabilidades por encima del 3%.
Elecnor tiene más ases en la partida. Ha convertido Celeo, la división de redes del grupo, en la palanca de ingeniería del fondo de pensiones AGP. Elecnor y AGP son socios desde 2014 y en 2019 estrecharon lazos en Celeo Concesiones e Inversiones, que gestiona casi 7.000 km de líneas de transmisión y 345 MW de proyectos renovables. Dentro del mismo acuerdo de reparto (51% Elecnor, 49% AGP) se incluyó un compromiso para invertir de forma conjunta 400 millones de euros en equity de nuevos proyectos durante el periodo 2019-2024.
“El grupo opera en negocios que recogen las oportunidades impulsadas por las macrotendencias”, resume la compañía. Traducido: la empresa pisa terreno firme porque está asentada en los negocios de futuro que traen beneficios: renovables, conectividad, electrificación y servicios. La discreta empresa constituida en Bilbao en 1958, que participa en más de 200 empresas y emplea a 22.348 personas, busca nuevos socios para los nuevos negocios. Otros tiempos.
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