_
_
_
_
Trabajo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La guerra por el talento terminó

Más de 160.000 trabajadores de empresas tecnológicas de Silicon Valley han sido despedidos este año

Talento empresarial
Tomás Ondarra

Durante casi 20 años, la batalla por el talento ha forjado la manera en que se dirigen y se gobiernan las empresas en todo el mundo. Dado que las compañías obtenían valor principalmente de su capital humano, y no de los activos físicos que poseían, una fuerza laboral talentosa pasó a cotizar más que las plantas productivas o las máquinas. En 2001, el afamado consultor de gestión Peter Drucker publicó un artículo titulado La próxima sociedad, en el que sostenía que darles más libertad a quienes llamaba trabajadores del conocimiento es esencial, ya que la batalla clave de este siglo es la guerra por el talento. Y estaba casi en lo cierto.

Sin embargo, a diferencia de las máquinas, el capital humano no es una propiedad. Los trabajadores talentosos siempre pueden irse, llevándose consigo el valor de sus empleadores. Con los años, las empresas respondieron a esta amenaza descentralizando los procesos de toma de decisiones y dándoles a los trabajadores una mayor autonomía. Para alentar a los empleados talentosos a quedarse, las empresas introdujeron pagos de incentivos y paquetes de compensación basados en acciones, con la esperanza de que una participación en el capital hiciera que los gerentes se involucraran en el futuro de su empresa.

En otras palabras, el empoderamiento del talento se convirtió en la nueva modalidad en que las empresas organizaban sus actividades. En consecuencia, el salario de los consejeros delegados se ha disparado en los últimos 40 años. Ahora que el capital humano es el principal motor de los altos ingresos en Estados Unidos, los “trabajadores ricos” —y no los capitalistas financieros— se han convertido en los capitalistas del siglo XXI.

Junto con mi coautor, Thierry Verdier (de la Escuela de Economía de París), intentamos demostrar que este cambio profundo en la naturaleza de las corporaciones se ha debido, en gran medida, a la globalización. En tanto las empresas empezaron a entrar en nuevos mercados con la intención de contratar trabajadores talentosos, creció la amenaza de perder empleados valiosos a manos de competidores extranjeros, lo que alimentó una lucha por el talento. Para atraer y retener capital humano, las empresas empezaron a ofrecer salarios cada vez más altos y un poder de toma de decisiones cada vez mayor al personal con responsabilidades.

En un contexto cada vez más competitivo, las nuevas ideas cobran mayor relevancia. En tanto los mercados del este de Europa comenzaron a abrirse tras la caída del telón de acero, las empresas austriacas y alemanas descentralizaron su proceso de toma de decisiones. Se alentaba a los trabajadores talentosos a mostrar iniciativa y se les otorgaba mayor independencia, especialmente en lo concerniente a investigar y desarrollar nuevos productos.

Pero hoy la guerra por el talento parece estar desvaneciéndose. No hay un lugar donde esto resulte más evidente que en Silicon Valley, donde la competencia feroz por capital humano les ha dado a los trabajadores una cantidad gigantesca de poder sobre los empleadores. Para seducir a potenciales nuevos empleados y mantener contenta a su fuerza laboral existente, las empresas tecnológicas han tenido que ofrecer grandes paquetes salariales, opciones de acciones, estructuras de gestión horizontal, vacaciones ilimitadas, retiros de bienestar y beneficios generosos.

Pero esos días han quedado atrás. En la medida que aumentan las tasas de interés y se desacelera el crecimiento, los jefes de Silicon Valley han comenzado a reclamar poder de los trabajadores reduciendo los beneficios y dando lugar a despidos masivos. Según datos compilados por ­layoffs.­fyi, más de 160.000 trabajadores tecnológicos han sido despedidos desde que comenzó el año. Otros 164.000 perdieron sus empleos el año pasado, y la mitad de esos recortes se produjo en octubre, noviembre y diciembre.

El sector financiero está atravesando un cambio similar, en tanto la agitación actual de los mercados y la crisis inminente conducen a despidos. Después de 20 años de luchar por el talento, las empresas, claramente, aprovechan la agitación actual para recuperar el control y revertir años de indulgencia en materia de gestión que los han dejado con una generación de trabajadores empoderados. Un mayor control por parte de los jefes y la recentralización de la toma de decisiones parecen estar a la orden del día.

Este cambio ha sido el resultado de tres acontecimientos importantes. Primero, la pandemia de la covid-19 y las subsiguientes alteraciones de las cadenas de suministro han acelerado el proceso de desglobalización. Esta tendencia probablemente haya debilitado la competencia global por talento, lo que contribuyó a la reciente caída de la prima salarial de los graduados universitarios y a una compresión laboral inesperada.

Segundo, frente al hecho de que el marcado incremento de los tipos de interés está impulsando el coste del capital, mantener la rentabilidad depende más de un saneamiento que de nuevas ideas. Ajustarse los cinturones es más fácil con una estructura empresarial centralizada, porque las empresas pueden explotar sinergias entre las diferentes divisiones.

Tercero, la aparición de ChatGPT y otros programas de inteligencia artificial les ha permitido a las empresas automatizar ciertas funciones de gestión, como entrevistar a nuevos candidatos, verificar las referencias y las identidades, y llevar a cabo evaluaciones de salud y seguridad.

Esta tendencia probablemente se acelere en los próximos años, en tanto las innovaciones tecnológicas les permitan a las empresas automatizar más empleos altamente calificados. De manera reveladora, a pocos días de haber despedido a 10.000 trabajadores, Microsoft anunció planes de invertir 10.000 millones de dólares en OpenAI, la compañía con sede en San Francisco que desarrolló ChatGPT. Los máximos ganadores de la guerra por el talento, al parecer, van a ser las máquinas.


Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_