Ikos Tech, un traductor de plantas para conocer sus necesidades
La compañía almeriense prevé facturar 2,5 millones con unos dispositivos que ayudan a mejorar los cultivos
En sus años de trabajo como ingeniero agrónomo, Joaquín Soriano, de 36 años, comprobó que la agricultura intensiva tenía carencias. La digitalización era escasa y había que tomar muchas decisiones prácticamente a ojo. Empezaba a darle vueltas a una idea cuando un familiar conoció a David Gálvez, de 50 años e ingeniero de Telecomunicaciones, durante un trayecto en Blablacar. Le atrajo el proyecto del que le habló y se sumó junto con Rubén Rincón, de 46 años. Finalmente, la empresa Abdera Suministros, donde trabajaba Soriano, entró como inversor. Nació así Ikos Tech, compañía que ha diseñado un dispositivo que realiza mediciones de numerosas variables y se convierte en un traductor de las necesidades de las plantas. A partir de los datos determina cuándo hay que regar un cultivo, en qué cantidad o si hay riesgo de plaga. En 2022, su tercer año de vida, facturó un millón de euros, más del doble que en 2021. Este año aspira a llegar a los 2,5 millones.
Los terminales desarrollados por la compañía nacida en Almería cuentan con un mínimo de siete sensores, aunque tienen capacidad para el doble. Dos son tensiómetros que, instalados en el suelo a diferente profundidad, ayudan a saber cuándo hay que regar y con cuánta agua. Otros sirven para medir la salinidad, la temperatura ambiente, el porcentaje de humedad o el déficit de presión de vapor, que indica cómo transpira la planta. A ese paquete básico se le pueden añadir extras para conocer el nivel de radiación solar, el caudal de agua o la temperatura infrarroja de las hojas. Están adaptados tanto para cultivo en invernadero como en exterior. Un millar de agricultores los han instalado en plantaciones de tomates, pimientos, ajos, cítricos o frutos subtropicales, con ahorros de hasta el 50% de agua y una mejora en la producción.
Uso de algoritmos
Desde sus oficinas en Adra (25.300 habitantes), Soriano explica que cada equipo —con hardware de diseño propio— instalado en el campo genera 144 mediciones diarias. El algoritmo denominado Raindrop analiza la información para indicar al agricultor cómo debe actuar en cada momento. Los registros reunidos crecen a diario, afinando más el sistema. “Hemos acumulado ya 80 millones de datos, que nos ayudan a ser cada vez mejores”, subraya Soriano. Ahí está el negocio, porque más allá de la compra de los terminales —que suponen una inversión que ronda los 1.500 euros por hectárea— los agricultores pagan una suscripción anual —a excepción del primer año— para acceder a la plataforma donde pueden gestionar toda la información. Una app donde pueden programar el riego, recibir avisos en el móvil, visualizar gráficas, descargar datos o generar informes.
Los dispositivos suponen solo el primer paso de esta empresa. Ikos Tech está desarrollando nuevas herramientas que facilitarán mejorar la gestión de los cultivos. Una de ellas permitirá integrar el cuaderno de campo —obligatorio para los cultivos en invernadero a partir de septiembre— de forma digital. Otras crearán modelos de predicción a siete días para tomar decisiones por adelantado, calcularán la huella hídrica en tiempo real, ayudarán a prevenir enfermedades fúngicas habituales bajo plástico —como oídio, botritis y mildiu— o facilitarán el control biológico de plagas. “Queremos integrar el máximo de soluciones para el agricultor en la plataforma, que se podrá integrar en otras aplicaciones como éstas en la nuestra”, señala Soriano.
Desde su nacimiento en 2019 el crecimiento de la compañía ha sido veloz, sobre todo tras pasar por la aceleradora de empresas Cajamar Innova. De las cuatro personas iniciales, ya son 17 en plantilla, que cuentan con unos 2.500 dispositivos instalados y un millar de usuarios, sumando 150 nuevos de media cada mes. La mayoría son agricultores almerienses, pero hay otras zonas de Andalucía —como Granada o Málaga— donde empiezan a ampliar mercado, igual que en Murcia. Ikos Tech también ha dado el salto internacional con los primeros clientes en Marruecos, Portugal y México, con el objetivo de abrirse paso en Sudamérica, donde el ahorro del agua es cada vez más necesario.
Mientras, realizan proyectos piloto con compañías como Mimaflor y han comenzado a trabajar con Trops y sus cultivos de aguacate y mango. También han iniciado la instalación de sensores en la cooperativa La Palma, en Carchuna (Granada), un proyecto a cinco años impulsado por Seidor Ventures, consultora tecnológica que entró en el capital de la compañía almeriense en 2022.
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