La amenaza de la deuda en Estados Unidos
El Gobierno de Biden está ante una disyuntiva: o incumple un presupuesto ya aprobado o el límite de endeudamiento
Otra vez, como ocurrió en 1995, 2011 y 2013, la incertidumbre sobre si el Congreso de EE UU aumentará el límite de endeudamiento del Gobierno Federal comienza a causar dudas en los mercados, que podrían incrementarse en adelante. Esto porque un número considerable de congresistas republicanos han dicho que, si no se implementan recortes al gasto significativos, no darán la autorización para aumentar dicho límite. Considerando que ese partido tiene ahora la mayoría en la cámara baja, esto es una amenaza creíble. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, estima que, en caso de no poder contratar más deuda, EE UU incumpliría con sus obligaciones, tanto de deuda financiera como de otros pagos obligatorios.
Las consecuencias serían calamitosas. Además de los efectos en el bienestar de la población que dejaría de recibir ayudas, para los mercados financieros internacionales las repercusiones serían muy negativas. Los bonos del tesoro de EE UU son considerados activos libres de riesgo (es un país que jamás ha incumplido con sus obligaciones financieras, aparte de contar con la facultad de poder emitir la moneda reserva del planeta), y son los más líquidos del mundo. Por ello, son la referencia para valorar la gran mayoría de activos financieros. Perderla causaría episodios de enorme volatilidad y turbulencia financiera global.
Este problema radica en un grave error de diseño institucional de la legislación fiscal de Estados Unidos. El Congreso aprueba, como en la gran parte de países, un presupuesto de gasto y estimación de ingresos para todos los años. Lo que debería ocurrir es que el Gobierno tendría que tener la libertad de contratar la deuda requerida para poder cumplir con este presupuesto. Sin embargo, en Estados Unidos existe un requisito adicional: que el Congreso apruebe el aumento en endeudamiento necesario para cumplir con el presupuesto aprobado por el legislativo el año anterior. Así, un trámite se convierte en un instrumento de presión política. Y ante la ejercida por los republicanos, el Gobierno está ante una disyuntiva: o incumple un presupuesto ya aprobado o el límite de endeudamiento.
En ambos casos se estaría violando la ley. Los legisladores deberían de reconocer que hay un presupuesto ya aprobado y aprobar el endeudamiento necesario para que se cumpla. Pero para solucionar este problema definitivamente, sería deseable eliminar el requisito de que el Congreso tenga que aprobar el techo de endeudamiento. El legislativo debería, desde luego, seguir siendo un contrapeso efectivo ante el ejecutivo, lo cual ya ocurre considerando que tiene la facultad de aprobar los presupuestos. En definitiva, debe prevalecer la razón por la que tendría que aprobarse el aumento del límite de endeudamiento, y así evitar efectos que podrían ser catastróficos para el sistema financiero global.
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