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Política monetaria
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Demasiado pronto para palomas

Para controlar los precios, la Reserva Federal siempre ha necesitado subir los tipos por encima de la inflación subyacente

Una pantalla muestra la mayoría de los índices en el parqué de la Bolsa de Valores de Nueva York.
Una pantalla muestra la mayoría de los índices en el parqué de la Bolsa de Valores de Nueva York.Seth Wenig (AP)

A lo largo del último mes las bolsas se han visto impulsadas por unas mejores cifras de inflación y el “cuanto peor es mejor”. Existe la creencia de que, a medida que la economía se desacelere con rapidez, los bancos centrales frenarán las subidas de tipos. Los mercados parecen descontar que la Reserva Federal (Fed) pronto podría comportarse como una paloma, tras volar como un verdadero halcón desde marzo y haber acometido la subida de tipos de interés más rápida y agresiva desde los años 80.

Discrepamos de esta idea: que se disminuya el ritmo de retirada de estímulos no significa ni que se interrumpan las alzas de tipos ni que la política monetaria vaya a dejar de ser restrictiva durante meses. Además, aunque la desaceleración de los precios de los bienes ya es evidente, los de los servicios continúan subiendo con fuerza -un 6,7% en EE.UU. y un 4,3% en Europa- y tardarán varios meses en frenarse, concediendo poco margen a los bancos centrales para adoptar un giro inmediato.

Pero, sobre todo, la Fed está sujeta al “síndrome de la paloma”: no puede permitirse aquello que le sucedía a esta ave en el famoso poema de Rafael Alberti. No caben errores y la Reserva Federal deberá guardarse un margen adicional de seguridad. Por más que, a lo largo de los próximos meses, se confirme una disminución de la inflación o un deterioro de la economía, el mercado laboral continúa fuerte. Con una economía en pleno empleo, se han generado más de 2,5 millones de trabajos desde que comenzaran las primeras subidas de tipos de interés y existen 1,9 vacantes por cada desempleado. El presidente de la Fed, Jerome Powell, lo apuntaba hace bien poco: “El riesgo de quedarse corto con las subidas de tipos es más costoso que el de pasarse de frenada, algo que se podría remediar con recortes de tipos si el deterioro económico se agudizara”.

Sobre su cabeza sobrevuela el temor a que se repitan los errores de la Fed de Arthur Burns que, tras la recesión de 1969-70, bajó los tipos con rapidez sin “apagar” la inflación y se terminó enfrentando a una década de alzas de precios récord que, en 1980, y tras las crisis del petróleo, alcanzaron niveles superiores al 14%.

Además, la historia demuestra que, para controlar la inflación, la Reserva Federal siempre ha necesitado subir los tipos por encima de la inflación subyacente -medida a través del deflactor del consumo privado-. Por todo ello, los tipos de interés oficiales se acercarán al 5% hacia comienzos del segundo trimestre del próximo ejercicio.

Como en el poema La Paloma, nos esperan meses marcados por antónimos: en crecimiento económico, un peor que no es mejor, en inflación una moderación de los precios de los bienes que tardará en llegar a los servicios y, para los mercados, una vuelta al riesgo que exige prudencia en la renta variable mientras debemos comenzar ya a incrementar exposición en renta fija dado que, después de la masacre, presenta una ratio rentabilidad/riesgo más equilibrada

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