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Las grandes operadoras de telefonía desguazan sus redes para tapar deudas (y lo pagarán en el futuro)

Las ‘towercos’ como Cellnex o American Tower se hacen con las infraestructuras más valiosas como las antenas del 5G

Ramón Muñoz
Towercos
Antena de 5G de Deutsche Telekom. DT

Los operadores de telecomunicaciones llevan camino de convertirse en meras marcas comerciales, solo distinguibles por sus logos y publicidad. Comenzaron externalizando sus servicios de atención al cliente, franquiciando sus tiendas o vendiendo sus sedes. Ahora han ido un paso más allá y se están deshaciendo del más valioso de sus activos: las redes. En los últimos cinco años han vendido a empresas independientes de infraestructuras (las llamadas towercos) sus redes móviles pasivas: las torres de transmisión, las antenas y los inmuebles asociados.

La participación de las towercos independientes en la infraestructura de telecomunicaciones de Europa ha superado el 25% en 2021 desde el 14% de 2018, aunque la externalización de la infraestructura pasiva sigue siendo menor que en Estados Unidos, donde el 90% de las torres se operan independientemente de los operadores, según la consultora Scope Ratings. Muchos de los grandes operadores de telefonía móvil europeos tienen o están considerando estrategias de reducción de activos en relación con la explotación de las más de 420.000 torres de telefonía móvil de Europa.

Cellnex, nacida en 2016 de la entonces española Abertis y hoy en manos de fondos de inversión extranjeros, es la primera towerco europea al gestionar 137.000 emplazamientos repartidos por 12 países. Solo en 2021, la empresa cerró operaciones de compra en ocho mercados con una inversión asociada de 18.800 millones de euros, aunque su mayor adquisición fue la compra de 24.600 torres al operador asiático CK Hutchison con base en el Reino Unido. Su principal rival es American Tower, que adquirió por casi 8.000 millones de euros la división de torres de telecomunicaciones en Europa (España y Alemania) y en Latinoamérica (Brasil, Perú, Chile y Argentina) de Telxius, hasta ese momento controlada por Telefónica y participada por el fondo KKR y Pontegadea, la sociedad inversora de Amancio Ortega.

Todos los grandes operadores europeos al unísono tienen en marcha operaciones de venta de su red para enjugar sus voluminosas deudas, aunque la excusa oficial para desprenderse del mejor tesoro de sus activos es la necesidad de hacerlos visibles para que el mercado los valore convenientemente. Vodafone sacó a Bolsa una parte del capital de su división Vantage Towers; Orange ha traspasado ya todos sus activos a su filial Totem; Telecom Italia vendió una parte de su participación en Inwit, la sociedad conjunta de torres que tiene junto con Vodafone Europe. Y Deutsche Telekom está a punto de vender sus 40.600 torres en Alemania y Austria, en una puja en la que estarán Cell­nex y American Tower. Por el momento, son solo las redes móviles, pero el siguiente paso será deshacerse de las de fibra. Vodafone ya prepara la venta de su red fija (incluyendo la de cable de Ono) por entre 3.000 y 4.000 millones. Y Telefónica también busca compradores para su nueva filial de red de fibra en la España vaciada.

Nuevos inquilinos

“La segregación de activos de red en una compañía específica como Vantage Towers ofrece oportunidades de crecimiento y valor en cada uno de sus mercados. Con su amplia huella y sus sólidas relaciones con los principales operadores de telefonía móvil, Vantage Towers puede capitalizar estas tendencias del mercado atrayendo a nuevos inquilinos a sus torres existentes y desplegando nuevos emplazamientos”, indica el consejero delegado de Vodafone España, Colman Deegan.

Activos escondidos que aparentemente no valían nada, de repente son codiciados por los inversores. Y es que el valor bursátil de las towercos ha subido como la espuma en contraste con el triste desempeño de las telecos. ¿Por qué? “Por una parte, porque, al estar integrados en el balance de los operadores móviles, este tipo de activos y los flujos financieros potencialmente asociados a los mismos no tenían visibilidad, al tratarse de una infraestructura dedicada exclusivamente a servir las propias necesidades del operador. Y, por otra, lo que ocurre cuando el operador móvil separa la infraestructura de su balance es que recibe caja por la monetización del activo, pero a la vez firma un contrato de provisión de servicios a largo plazo con el operador de torres e infraestructuras, y esto es lo que el mercado valora: el valor está en el contrato y en la visibilidad y previsibilidad de los flujos financieros a largo plazo, no tanto en el activo físico”, explica Juanjo Gaitán, director de relaciones con los inversores de ­Cellnex.

Pero no todos están de acuerdo en las ventajas de esa externalización y ya se habla de una burbuja de las torres. “Los operadores de telecomunicaciones más endeudados de Europa han liderado la venta de activos de infraestructura aparentemente para mejorar sus balances, sólo para terminar dependiendo de los arrendamientos de torres a largo plazo, lo que tiene escaso impacto neto en su endeudamiento. La subida de los tipos de interés, las perspectivas de bajo crecimiento del sector europeo de las telecomunicaciones y la reticencia de muchos operadores de la región a perder el control de sus infraestructuras también sugieren que la negociación de acuerdos corporativos se reducirá”, señala Thomas Langlet, analista de Scope Ratings.

Un escenario que niega Gaitán: “No creemos que haya una burbuja. Las empresas que operan en este sector cotizan a múltiplos parecidos sin disparidades. Si analizamos el caso de Cellnex, vemos cómo sus fundamentales en términos de ingresos, ebitda y flujos de caja recurrentes se han multiplicado prácticamente por siete, apoyando en este sentido el retorno total para el accionista que se sitúa en más del 20% anual desde la salida a Bolsa, y además con una base de ventas bajo contrato que supera los 100.000 millones de euros. Lo que sí se ha producido es un mayor foco e interés sobre este tipo de activos en Europa, y ello ha conllevado una mayor competencia entre los distintos actores que han ido apareciendo en el mercado”.

Más preocupante aún es el papel preponderante que están adquiriendo los fondos de inversión en este proceso de consolidación ya que, a diferencia de los inversores industriales, su vocación no es la permanencia sino crecer los más rápido posible para vender con la mayor ganancia posibles. En España, KKR, Cinven y Providence controlan MásMóvil tras lanzar opa por la totalidad del capital en 2020 por 3.000 millones de euros. Por su parte, Inveready está presente en Gigas, Ignitar, Agile, lzertis, Edgeware, Fon, Voz Telecom, Parlem y Onmovil. El operador Adamo está en manos del fondo francés Ardian mientras que Macquarie Capital es dueña de Onivia, cuyo activo es la red de fibra que le compró a MásMóvil. Por su parte, los fondos Cinven y KKR controlan las empresas de fibra Ufinet y Reintel, respectivamente.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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