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Casas que son laboratorios de materiales

Tres viviendas se convierten en banco de pruebas para definir cómo se consigue un edificio de consumo energético nulo

Exterior de la vivienda Pasiva Positiva.
Exterior de la vivienda Pasiva Positiva, en Robledo del Buey (Toledo).Passivhaus Consultores

El reclamo de tener una casa verde y pasiva, vende. Lo saben los promotores y constructores, y lo empiezan a intuir los compradores. Pero no todo lo que es sostenible es ecológico. Para hacer frente a este greenwashing están surgiendo proyectos de viviendas que son auténticos laboratorios o bancos de pruebas de materiales y técnicas que definen realmente cómo deben ser los edificios de consumo de energía casi nulo o positivo.

En Robledo del Buey, una pequeña localidad toledana de tan solo 99 habitantes, se encuentra Pasiva Positiva, una vivienda que difunde los principios del estándar de construcción de alta eficiencia energética Passivhaus, por la que pasan cientos de curiosos, estudiantes y profesionales para conocer de primera mano la experiencia de habitar en uno de estos inmuebles. “Es el visitante quien abre la puerta con llave y se queda a solas en la casa, pudiendo mirar, tocar, sentir, beber o comer lo que se le antoje. Está en su casa”, explica su propietario, Luis Martínez, socio director de Passiv­haus Consultores.

Los visitantes, que incluso pueden pernoctar alguna noche, se desplazan hasta allí para aclarar dudas sobre el tipo de vivienda que quieren construirse. Prueban in situ el bienestar que aporta una casa de estas características. “No se trata solo de poner más aislamiento o mejores ventanas, que es lo que se suele asociar a las viviendas pasivas, sino que hay prestaciones que se deben mantener a largo plazo, como la orientación, una distribución que favorezca la ventilación… y, por supuesto, el usuario tendrá que familiarizarse con su propia casa como nunca lo había hecho antes”, cuenta Martínez.

Esta vivienda en concreto tiene, además, poca electrificación y aún menos electrodomésticos —­un pequeño frigorífico, una placa de inducción y una campana de extracción—. Esta es una de las razones por las que solo consume 7 kWh por metro cuadrado al año, lo que supone una demanda un 98% menor que la que tiene una vivienda convencional. Para ello, cuenta con sistemas de ventilación con recuperador de calor, de aerotermia para climatizar y de una instalación de generación y almacenamiento solar.

Pasiva Positiva se planteó sin grandes alardes exteriores, es un casa-taller levantada con termoarcilla. Aunque en realidad son dos inmuebles en uno que permiten al visitante comparar: una edificada según el Código Técnico de la Edificación y otra con el estándar Passivhaus.

Interior de Casa Sophia, en Guadalix de la Sierra (Madrid).
Interior de Casa Sophia, en Guadalix de la Sierra (Madrid).

Unos 210 kilómetros separan Pasiva Positiva de Casa Sophia, otro laboratorio, en este caso centrado en la sostenibilidad y la salubridad de los materiales. Pronto esta vivienda, a punto de finalizar su construcción, abrirá sus puertas al público en Guadalix de la Sierra (Madrid).

Durante los primeros años será el hogar de Ander Echevarría y Raquel Peláez, socios de 100×100biopasiva, que han dedicado los últimos tres años a pensar qué incluir en esta vivienda y cómo diseñarla. El número de empresas que han participado en la que aspira a ser la vivienda más sostenible de Europa pasa de las 30; en su mayoría, fabricantes que han aportado materiales sin coste.

Será un laboratorio donde se monitorizará todo: el ozono troposférico, el gas radón, la humedad, el consumo energético… Para ello, es fundamental emplear materiales que contribuyan a tener una mejor calidad del aire, pero también que, en su fabricación o elaboración, tengan muy bajo impacto medioambiental.

“En su construcción se han utilizado materiales muy novedosos, como por ejemplo una placa de yeso laminado interior que tiene un tratamiento que contribuye a absorber los formaldehídos, morteros exteriores y pinturas interiores que atrapan CO2, tejas solares, pavimentos continuos 100% naturales de yeso alabastrino de Teruel que también absorben CO2 y regulan la humedad, así como aislamientos reciclados de vidrio o sellados térmicos de lana de oveja alrededor de las ventanas”, cita Echevarría.

Para el autoconsumo fotovoltaico se han instalado 60 placas solares y un extra de teja solar “para que los clientes puedan decidir entre hacer una instalación de teja, que queda mucho más integrada y estéticamente más bonita, o las tradicionales placas”, detalla el socio de 100×100biopasiva.

En proceso de certificación Passivhaus Premium por el Instituto Passivhaus y Verde 5 Hojas por el Green Building Council (GBCe), las más altas calificaciones en estos sellos, esta casa con estructura de madera también será cero CO2, ya que se va a calcular la huella ambiental y a compensar sus emisiones. Además, contará con una gestión eficaz del agua, reduciendo hasta un 70% su consumo. El recurso se reutilizará para llenar las cisternas de los inodoros de los cuatro baños, regar la parcela, las cubiertas y muros de la fachada, formada por plantas autóctonas de Guadalix de la Sierra.

Conocer la madera

En Barcelona acaba de comenzar la edificación de Lilu’s House, que pretende ser un banco de datos y de difusión de conocimiento sobre construcción biopasiva con madera según el estándar Passiv­haus. Será al mismo tiempo oficina de su promotora House Habitat, vivienda de uno de sus socios y unidad de investigación, ya que servirá como caso de estudio en las clases prácticas a alumnos de la Escola Politècnica Superior d’Edificació de Barcelona.

Según Pere Linares, gerente de House Habitat, “en este proyecto se volcará el conocimiento de más de 15 años en construcción con madera”. Con la participación de más de 30 empresas y profesionales, Lilu’s House, de 177 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, tendrá una demanda de energía de 42 kWh por metro cuadrado al año, siendo la generación de energía renovable superior a 60. “Estimamos que el ahorro económico respecto a una vivienda convencional del mismo tamaño será del 75%”, apunta.

Una de las compañías que ha donado sus soluciones sostenibles de aislamiento tanto a esta vivienda como a Casa Sophia es Knauf Insulation, pionera en la fabricación de lanas minerales usando ligantes naturales de origen vegetal. “Compartimos con los promotores de estas casas la labor de investigación de materiales sanos, para así poder reducir las emisiones de CO2 que estos edificios generarían con otros productos”, explica Óscar del Río, director general de Knauf Insulation. La lana mineral colocada en el interior de los muros y de la fachada se podrá tocar en la exposición de materiales de Casa Sophia.

Para Paula Rivas, directora técnica de la asociación Green Building Council España, el hecho de tener ejemplos de proyectos que se van a habitar y permiten sentir qué es una casa sostenible es fundamental para demostrar que la sostenibilidad es algo medible y real.


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