Tesla quiere ir ahora a por la clase media
El fabricante de coches eléctricos se enfrenta a un difícil equilibrio que pasa por mantener sus altos márgenes mientras aumenta la producción y lanza nuevos modelos
Tesla se fundó en 2003. General Motors acababa de abandonar su proyecto de coche eléctrico y un grupo de ingenieros, entre los cuales estaba Elon Musk, se propuso demostrar que el gigante de Detroit estaba equivocado: era viable fabricar vehículos impulsados por energías limpias. El proyecto fue creciendo y para financiar la expansión se optó por la salida a Bolsa. El estreno en el parqué se produjo en 2010 a un precio de 17 dólares por acción. Esta semana esos títulos cotizaron a 1.068 dólares, dando a la compañía una capitalización de un billón de dólares.
Tesla es el decimoctavo productor de coches del mundo en número de unidades, ¿tiene sentido que su valoración sea mayor que la suma de las 10 mayores empresas del sector? Los inversores recompensan sobre todo las expectativas y en este sentido conceden a la compañía una prima por ser pionera en un ámbito ―la transición energética― que hoy es una megatendencia en el mercado. “Durante muchos años, la revalorización de las acciones de Tesla ha simbolizado la excitación de los inversores por el futuro de la electrificación. En gran medida, todavía existe este fervor. Sin embargo, la mayoría de los fabricantes de coches han emprendido ya este camino. Tesla ya no es el único valor por el que apostar”, reflexiona por correo electrónico Mobeen Tahir, experto de la gestora de fondos Wisdom Tree.
El grupo cuyo nombre rinde tributo al inventor Nikola Tesla, batió todos sus récords en el tercer trimestre de este año. Facturó 13.757 millones, un 57% más y mejoró sus beneficios en un 389% hasta situarlos en 1.618 millones. “Cuantos más coches Tesla tengamos en la carretera, más clientes serán capaces de promocionar por el mundo las ventajas de los vehículos eléctricos”, destacó la compañía en la presentación de las cifras trimestrales.
Entre julio y septiembre, la mayoría de los fabricantes de coches sufrieron la escasez de suministros por los cuellos de botella en la fabricación de chips y en el transporte marítimo. Sin embargo, el grupo capitaneado por Musk logró producir 237.823 vehículos, un 64% más que un año antes y entregar 241.391 unidades, un 73%. El margen operativo sigue siendo muy elevado (14,6%) gracias sobre todo a que la reducción de costes es mayor de momento que la caída de ingreso medio por vehículo. Los coches Tesla son caros ―los precios, según los modelos, van desde 41.000 euros a más de 100.000 euros― y la compañía sabe que para justificar su valor en Bolsa y poder competir en las gamas más populares tendrá que ir sacando nuevos modelos a precios más asequibles.
“Sus coches son distintivos, elegantes y muy divertidos de conducir. La compañía está dirigida por un líder visionario, respaldado por un sólido equipo directivo”, destaca Ryan Brinkman, analista de JP Morgan, en un reciente informe. Sin embargo, avisa de que eso no es suficiente para cumplir con los objetivos de crecimiento que se ha marcado la compañía: “Los riesgos tecnológicos y de ejecución son ahora mucho menores de lo que se temió hace unos años, pero la evolución de la empresa hacia segmentos de más volumen y menores precios supone un reto importante”.
Tesla ya ha puesto en marcha una estrategia para elevar la producción. Hasta ahora, las dos principales plantas están en Fremont (California) y en Shanghái (China) y a ellas se sumarán las fábricas de Austin (Texas) y Berlín. “El margen que ha logrado la empresa en el tercer trimestre es un indicador positivo del margen de rentabilidad que tiene aún”, destaca Mark Delaney, analista de Goldman Sachs, en una reciente nota enviada a los clientes del banco. “Es verdad que el lanzamiento de nuevas factorías y los problemas en la cadena de distribución podrían impactar en sus costes a corto plazo, pero vemos que tiene capacidad de mantener o mejorar los márgenes a medida que su volumen de producción crezca y la división de software aporte más a la cuenta de resultados”, añade Delaney.
El aspecto del software no es baladí. Muchos inversores en Wall Street ven a Tesla no tanto como un fabricante de coches, sino como una empresa de tecnología. Igual que hace una década fue de los primeros en apostar por el vehículo eléctrico, ahora también están en la avanzadilla del desarrollo de los coches autónomos. El pasado mes de agosto, el propio Elon Musk avanzó que cederán Dojo, su superordenador de inteligencia artificial, para que lo puedan usar otras compañías. “Este movimiento demuestra que Tesla quiere ser líder no solo en la carrera del coche autónomo, sino en de una forma más amplia en todo lo relacionado con la inteligencia artificial”, destaca Dan Levy, analista de Credit Suisse, en un informe publicado el pasado mes de noviembre.
Musk se ha convertido en una especie de mesías para muchos y sus presentaciones guardan muchos paralelismos a los eventos en los que Steve Jobs desvelaba las últimas novedades de Apple. En la segunda parte de su Máster Plan (una hoja de ruta que presentó a los inversores), ya advirtió que su objetivo era “cubrir cualquier forma de transporte terrestre”. El mercado espera que el próximo mes de enero, coincidiendo con la presentación de los resultados anuales, Musk dé más detalles sobre los siguientes vehículos, especialmente el llamado Cybertruck, que es el que más expectación ha despertado. Hace dos años, cuando se anunció este proyecto, la web de Tesla abrió una ventanilla donde los clientes podían depositar 100 dólares para financiar el desarrollo de este modelo. Esa cantidad sería luego descontada a aquellos que se hiciesen con un Cybertruck cuando llegue a los concesionarios.
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