España será el país de la OCDE que mayor proporción del PIB dedicará a pagar pensiones en 2050
El organismo prevé que España destine en torno al 17% de su PIB a pensiones a mediados de siglo, frente al promedio del 10%

Pagar las pensiones supondrá un esfuerzo cada vez mayor para las cuentas públicas de la mayoría de los países ricos, según se desprende del informe de la OCDE Pensions at a glance 2025, difundido este jueves. Ese reto es de mayor o menor dimensión en función de distintas variables, como la configuración del sistema, la generosidad del mismo y las tendencias demográficas. Con todo ello en la coctelera, la previsión de la OCDE para España es que el esfuerzo sobre PIB escalará con fuerza en los próximos años. Lo hará hasta tal punto que, si se cumplen los datos facilitados por la OCDE, será el país del club que mayor proporción de su PIB dedique a pensiones en 2050, un 17,3%.
Este porcentaje procede de un informe de la Comisión Europea ligeramente desfasado, el Ageing Report de 2024. El mismo fue revisado posteriormente por el infradiagnóstico del PIB en España tras la pandemia, lo que dejó el dato del esfuerzo en pensiones en un 16,8%, cinco décimas menos. Con esa cifra, España sigue encabezando holgadamente la proporción de PIB que dedicará a pensiones respecto al resto de la OCDE. La comparación con los otros países de la OCDE es la novedad que introduce Pensions at a glance 2025.
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Seguridad Social consideran que estas cifras de gasto en pensiones para España no están bien calculados porque no han estimado adecuadamente las mejoras de crecimiento, ni las proyecciones de flujos migratorios presentes y futuras. Según precisan estas fuentes, la OCDE utiliza las proyecciones de población de la ONU, que permiten comparar los distintos países. Pero, en su opinión, la realidad demográfica y, sobre todo, los flujos migratorios tienen particularidades y en el caso español eso influye especialmente, tanto en la creación de empleo como en general en la actividad. Es más, desde la Seguridad Social creen que no hay que llegar al año 2050 para ver que el gasto en pensiones español está sobre estimado, sino que ya el que aportan en el informe para 2023 y 2024 es un punto superior al registrado.
En cualquier caso, tanto el 16,8% tras la revisión como el 17,3% (e incluso el 16,1% que actualmente proyecta la Airef) que recoge el informe de la OCDE sobre España superan el 13,7% del gasto sobre PIB que el organismo prevé para Francia en 2050, el 14,6% de Portugal, el 14,8% de Bélgica o el 15,5% de Italia, el segundo país con mayor esfuerzo. Todos los países que superarán el promedio de la OCDE en 2050 (10%) son europeos, donde son mucho más comunes los sistemas públicos y robustos de pensiones que en el resto del mundo.
El país no europeo con una mayor proporción de gasto sobre PIB es Japón, con un 9,3%. A la cola de la OCDE se situarán Estados Unidos (5,9%), Chile (4,4%) y Australia (2,1%). La fijación en el año 2050 respecto a España —con la dificultad, pese a todo, que supone realizar estimaciones a tan largo plazo— conecta con el consenso de los especialistas en que ese será el momento de mayor tensión para el sistema, y que a partir de entonces caerá poco a poco.
En 2040, según la previsión de la OCDE, Italia será el país con mayor presión respecto a PIB (17,1%), casi un punto más que España (16,2%, tras la revisión del PIB en la pandemia ligeramente por debajo del 16%). En 2030, Austria se cuela entre los dos países mediterráneos con un 15%.
Estas previsiones de la OCDE, a partir de los datos de Bruselas para los países europeos, difieren de las que emitió el organismo en la anterior edición de Pensions at a glance, en 2023. El esfuerzo sobre PIB ha empeorado en España respecto a aquel análisis: entonces se proyectaba un 13% en 2050, al igual que en el análisis que la OCDE publicó en 2021.
El golpe demográfico
“El principal motor del aumento del gasto en pensiones es el cambio demográfico”, asevera la OCDE en el informe, que subraya la longevidad de los españoles y la escuálida natalidad del país. Esta tendencia, pese a los flujos migratorios, reducirá la población en edad de trabajar (de 20 a 64 años, en la metodología de la OCDE) más de un 30% en España hasta 2064, más del doble que el promedio del club de países (13%).
Una de las variables más útiles para medir este fenómeno es la que OCDE llama “relación demográfica entre la vejez y la edad laboral”. Este registro mide el volumen de personas de 65 años o más respecto al total de 20 a 64 años. Ahora mismo el promedio de la OCDE se sitúa en 33 personas en edad de jubilación por cada 100 en edad de trabajar, mientras que el de España es de 35. Con el paso de los años, el dato español se despegará del promedio hasta situarse en 76 en 2054, mientras que la media de la OCDE estará en torno a 55. Es decir, en tres décadas habrá en España tres jubilados por cada cuatro personas en edad de trabajar, mientras que en el promedio de la OCDE habrá un mayor de 65 años por cada dos potenciales empleados.
Ese dato español para 2054 es el cuarto peor de la OCDE, solo por detrás de Corea del Sur (85), Japón (80) e Italia (77). El informe también aporta datos para 2084 y, por entonces, la situación española apenas cambiará (77 de 65 años o más por cada 100 en edad de trabajar).
Más allá de la demografía, hay otros factores que condicionan el impacto del sistema de pensiones en las cuentas. Entre los que destaca la OCDE está la propia generosidad del mismo, que se puede medir mediante la conocida como tasa de sustitución: esto es la relación entre la prestación que recibe el pensionista y los ingresos que percibía cuando trabajaba.
“Para los trabajadores con salarios medios y una carrera completa, la tasa de sustitución neta procedente de los regímenes de pensiones obligatorios en la edad normal de jubilación es, de media, del 63,2% en la OCDE“, explica el club de países ricos. El mismo sitúa a España en el grupo que se anota una tasa de sustitución neta más alta en 2024 para los empleados con salarios bajos o medios, en torno al 80%, en línea con Austria o Luxemburgo.
En este punto, fuentes de la Seguridad Social también hacen una matización: es cierto que la tasa de sustitución española (entorno a un 80% para un trabajador con salario medio y carrera completa de cotización) es la más alta en términos brutos y la séptima mayor en términos netos. Si bien, añaden que esta generosidad debe ponerse en relación con las mejoras en la tasa de pobreza de los mayores de 65 años. Además, se trata de un diseño de la cuantía de las pensiones respaldado por la ciudadanía a través del Pacto de Toledo.
El análisis de la OCDE también sostiene que en España “la brecha entre el gasto en pensiones y las cotizaciones a la Seguridad Social se ampliará en las próximas décadas sin nuevas reformas, a pesar de las elevadas cotizaciones”. Tomando como referencia el 16,1% de gasto respecto a PIB en 2050 (3,2 puntos más que en 2023, según la Airef), subraya que “esto generará una brecha de financiación persistente y un volumen creciente de pasivos implícitos que hoy no están provisionados”.
La OCDE recomienda cambios
Estas conclusiones conectan con las que emitió este miércoles la OCDE en otro informe recién difundido. Además de aplaudir el desempeño macroeconómico de España—“se ha comportado de manera muy destacada, registrando un crecimiento del PIB superior al de otros países europeos y a la mayoría de las proyecciones económicas”—, señala debilidades a futuro, con especial énfasis en las pensiones.
El organismo insiste en que a pesar de las recientes reformas, como el aumento de la edad legal de jubilación (para los que no hayan cotizado suficientes años), la ampliación del periodo de cotización, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) y la reforma del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, la brecha entre el gasto y los ingresos en pensiones se ampliará a futuro.
A la vez que se han tomado estas medidas para conseguir más recursos, el gasto crece por la jubilación de la pobladísima generación del baby boom, que además tuvieron mejores salarios que sus antecesores y de forma consecuente obtienen mejores prestaciones y, a la vez, el Gobierno recuperó en 2021 la revalorización de las pensiones al ritmo que crecen los precios.
La OCDE ve necesarias medidas adicionales, entre las que cita el establecimiento de un ajuste por esperanza de vida (que ya rebasa los 84 años), la ampliación del periodo de referencia para el cómputo de los derechos de pensión o mecanismos similares.
En el Ministerio de Seguridad Social aseguran que respetan y evaluarán todas estas recomendaciones pero, nuevamente, echan de menos que no se haya valorado mejor las últimas reformas llevadas a cabo por el Gobierno. En concreto, la ampliación de los años del periodo de cálculo a 27 años eliminando los dos peores de cotización, que se inicia de manera progresiva el año que viene; el diseño de la cláusula de cierre, que permite supervisar la marcha de sistema y reaccionar ante los desvíos de gasto; o el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) que, en opinión de los responsables gubernamentales, hace que el esfuerzo de los jóvenes sea menor, aunque reconocen que estos pagarán esta sobrecotización durante más años.
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