Impuestos e imposturas
Lo más relevante no es el número de subidas, sino la recaudación en relación con el PIB


Los aumentos de impuestos, si no se acompasan con las rentas y/o la reducción de la inflación, suscitan agravios, incluso malestar social. A veces enconado desde la política.
La impostura tradicional reitera la curva de Laffer: a mayor reducción de impuestos, sostiene, más estímulo inversor, más recaudación, menor déficit público. La realidad la desmiente. Ronald Reagan disparó déficit y deuda. La debacle fiscal de Francia trae cuenta de las reducciones impositivas de Emmanuel Macron, concuerdan sus (iniciales) partidarios, como el respetado Jean Pisani-Ferry.
Algunos no reconocen ese fracaso francés ni el simultáneo milagro español. Aunque alberga fallos evidentes en vivienda y desequilibrios entre rentas salariales e inflación.
Y alientan sinsentidos. El último es que el Gobierno de izquierdas ha aumentado 97 veces los impuestos, alega el PP. Se basa en el Impuestómetro 2025 (2/4/2025) del ultraliberal Instituto Juan de Mariana, que entre otros excesos equipara cualquier revisión catastral al alza de siete impuestos, critica Hacienda. Según esta, con iguales criterios el Gobierno Rajoy aprobó 137 subidas fiscales entre 2012 y 2018. Entre ellas, alzas de hasta siete puntos en los tipos impositivos del IRPF; subidas de hasta tres puntos en el IVA; y subidas de Sociedades tan defectuosas que los tribunales han cancelado muchas de ellas. Deberemos abordar con calma el grado de eficacia de las reformas Montoro.
El número de subidas sería indicio de enfermiza obsesión impositiva (hachazos fiscales, impuestazos…), arguye el anarcocapitalismo, para el que no hay impuesto bueno salvo el que se suprime, sin considerar el recorte (¿recortazo?) del gasto público, sea social, en infraestructuras o en modernización económica indispensable. Siempre que no los ejecuten los afines.
Pero lo más relevante no es el número de subidas, sino la recaudación en relación con el PIB, que depende tanto o más de la marcha de la economía (más crece, más se recauda) que de las subidas de impuestos. Es la “presión fiscal”, donde España tiene aún una asignatura pendiente: acercarse a la media europea. Reducir esa brecha permite recuperar el reducido gasto público relativo y/o equilibrar cuentas. En el sexenio Rajoy (2012-2018) aumentó dos décimas (la presión fiscal de la eurozona se redujo del 41,7% sobre el PIB al 41,1%; y la española bajó del 36% al 35,2%). En el siguiente (hasta 2024) la brecha se redujo: la recaudación subió del 35,2% al 37,3%, mientras en la eurozona bajó del 41,1% al 40,9%: la brecha es de 3,6 puntos (datos de Eurostat). Hay aún recorrido al alza, pero decreciente. Y mejor que sea digerible.
Enciende polémicas la tributación de Sociedades, que se redujo a la mitad tras la Gran Recesión, y se recupera lentamente. Las empresas del Ibex pagan solo un 7% sobre sus beneficios en España. Gran asimetría con las pymes. Sus defensores alegan que se han internacionalizado, contribuyen fuera, y sortean la enojosa doble tributación. Pero eso no explica todo el abismo con el resto, pesan las discutibles exenciones o desgravaciones (por I+D, creación de empleo…), que están más a su alcance. Como también sus operativas en o desde paraísos fiscales, de difícil cuantificación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.






























































