Ryanair mantiene en el aire el futuro de un centenar de trabajadores de tierra en Galicia
La decisión de cerrar su base en Santiago mantiene en vilo a la plantilla, que se enteró de la noticia por la prensa. Los viajeros más afectados son, sobre todo, la gran colonia de trabajadores gallegos en Canarias
Este jueves por la mañana, después de dos días de incertidumbre y noticias leídas en la prensa acerca del cierre de la base de Ryanair en Santiago de Compostela, la plantilla de tierra de la empresa irlandesa en esta terminal, el Aeropuerto de Lavacolla, pidió por escrito explicaciones con su jefe de escala, al que los empleados no suelen encontrarse en los pasillos pese a trabajar en el mismo edificio. La respuesta, también por escrito, según cuentan fuentes del personal, confirmó las preocupantes informaciones de los medios, sin despejar el futuro de las trabajadoras y trabajadores. “Nos levantan la base y nos quitan muchos destinos y frecuencias”, explican las mismas fuentes, “pero no nos aclaran qué va a pasar con nosotros, nos dicen que hay que esperar a la programación” para la nueva temporada. Será el día 26 de octubre, “con el cambio de hora”, cuando se cierre la base “definitivamente”, afirman estos empleados de tierra a los que Ryanair deja de momento en el aire. Con esta decisión, se perderán, además, más de un millón de plazas a disposición de los usuarios.
El personal de vuelo, sin embargo, fue convocado a principios de esta semana y al día siguiente fue informado en una reunión. Son unos 120 trabajadores a los que se les ofrece un cambio de destino, pero algunos ya se plantean dejar la empresa. En una década de trabajo, han tenido tiempo de formar familia, hipotecarse con el banco para comprar un piso y escolarizar a sus niños en Galicia. La noticia del traslado les ha caído en tromba a menos de una semana de empezar el curso escolar. Los de tierra, por su parte, no pueden tomar decisiones por ahora. Son, según los cálculos del sindicato CIG (Confederación Intersindical Galega), “más de 90, casi un centenar”. Su único consuelo está siendo la respuesta “mayoritariamente empática de los viajeros a los que les están llegando avisos de cancelación”: “Son conscientes de que ellos solo pierden un vuelo, mientras que nosotros perdemos en trabajo”.
Entre críticas de los usuarios, de los empresarios y de los Gobiernos locales de Santiago, Vigo y A Coruña, Ryanair se marcha tras una deriva de recortes en su programación (que se empezó a sentir ya hace dos años en Galicia) y un pulso continuado con Vueling, que ha crecido a un ritmo espectacular mientras su rival pisaba a fondo el freno. Ryanair cesará sus operaciones en Vigo y en Santiago; solo seguirá ofreciendo vuelos a Sevilla, Valencia, Lanzarote, Tenerife Sur y Londres. Atrás quedan las conexiones con Barcelona, Málaga, Alicante, Gran Canaria, Zaragoza, Mallorca, Madrid, Dublín o Memmingen. La base de Santiago sobrevivía con dos aviones desde que en abril se prescindió del tercero, y la aerolínea achaca la decisión a la negativa de Aena a rebajar las tasas aeroportuarias.
Ticiano Aballay acaba de aterrizar en el Aeropuerto de Lavacolla-Rosalía de Castro procedente de Gran Canaria. Vive en la isla, pero tiene en Santiago a su familia y hasta ahora, con Ryanair, venía a visitarla con frecuencia. El joven confiesa que la noticia del cierre de la base no le ha sorprendido: “En cualquier momento, parecía que podía pasar”. No obstante, a él no le preocupa demasiado: “Seguiré viniendo con la compañía que haya, porque estoy seguro de que siempre habrá otra que aproveche el vacío que va a dejar esta”.
En cambio, el vigués Miguel Besada no lo ve tan claro. Regenta una empresa con sedes en Galicia y Tenerife, y recuerda que hay “muchísimos trabajadores gallegos en Canarias”, que viven a caballo entre un territorio y otro, “con sus familias divididas”. “Para muchos esto va a ser catastrófico”, protesta, “lo sé porque ya lo sufrí hace más de una década, cuando nos dejó tirados Spanair”. “Es una putada”, zanja rotunda Cristina, una viajera lucense que acaba de aterrizar con sus hijas y su pareja y se dispone a tomar el bus lanzadera a Santiago. Cristina regresa de sus vacaciones, que normalmente pasa en Gran Canaria para estar con su hermana, “que va y viene, porque trabaja entre la isla y Galicia”. “Si reservaba los billetes con antelación, los conseguía por 80 euros”, cuenta, temerosa de no encontrar en adelante alternativa: “Si no hay competencia, los precios subirán”.
La decisión de Ryanair tampoco ha sentado bien en el Ayuntamiento de Vigo. “No son gente seria y no cumplen”, dijo el miércoles el alcalde, Abel Caballero, acerca de Ryanair, que abandonará totalmente desde enero la ciudad más grande de Galicia. “Como no cumple, ya no le íbamos a renovar ningún contrato”, zanjó el socialista en referencia a los 7,27 millones de euros que recibió la compañía en dos contratos adjudicados por el consistorio. La concejala de Turismo y portavoz del gobierno de Compostela, Míriam Louzao, apuntaba al mismo tiempo en otra dirección y advertía que la subida de tasas anunciada por Aena para 2026 iba “en contra” del desarrollo de aeropuertos medianos y pequeños, como el de Lavacolla. “Aena tuvo en 2024 unos beneficios de 1.934 millones de euros”, recordó Louzao, y pidió “un plan estratégico para las terminales gallegas”, que, cree, debería diseñar la Xunta.
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