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Carlos Cuerpo: “Con los datos que tenemos, el impacto arancelario es limitado y no amerita revisar previsiones por ahora”

El ministro de Economía reclama que la recaudación por los aranceles que establezca la UE se destine a crear un fondo para apoyar a los sectores afectados

Carlos Cuerpo, ministro de Economía.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sacudió la economía mundial el pasado miércoles al anunciar aranceles generalizados. La UE se enfrentará a una tasa del 20% para los productos que venda a la primera potencia del mundo. Desde entonces los mercados financieros han entrado en pánico con pérdidas desconocidas desde el inicio de la pandemia. El ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo (Badajoz, 44 años), ha recibido el mandato del Gobierno de coordinar el plan de apoyo presentado unas horas después de la andanada de Trump. En un encuentro con EL PAÍS defiende que Europa debe negociar con el mandatario estadounidense, pero si las conversaciones fracasan hará falta una respuesta contundente. Propone que los fondos que se recauden con esas tasas comerciales que imponga Europa a EE UU deben financiar un fondo de apoyo a los sectores y empresas más golpeadas por el caos comercial.

Pregunta: Esta semana Trump anunció la mayor ofensiva arancelaria en casi un siglo. ¿Qué le pareció la intervención?

Respuesta: Lamentamos el anuncio por el impacto negativo de los aranceles en la economía global. Pasamos a tener un mundo más fragmentado, más empobrecido y con un golpe más significativo para los países en desarrollo, los más vulnerables. Es decir, malas noticias. Y estas malas noticias van a ser, en primer lugar, para los consumidores y empresas estadounidenses. Es un cambio radical en la concepción geopolítica del mundo y de las relaciones estratégicas que habíamos mantenido desde la Segunda Guerra Mundial. En el comercio internacional se van a redefinir muchas de estas relaciones. Es un punto de inflexión, una nueva era económica y comercial.

P: ¿Cómo afectan los aranceles a España y la UE?

R: Los cálculos que salieron ayer [sobre los aranceles que EE UU va a aplicar al resto del mundo] tienen un elemento discrecional, con ejemplos claros, desde el caso de Lesotho, que es un país en desarrollo y al que le imponen el mayor arancel del 50%, o islas casi deshabitadas y con un arancel muy elevado. Es decir, hay una falta de contenido económico en la decisión de EE UU. Para España la exposición directa es menor que la de otros socios europeos. Aunque hay que tener en cuenta el canal indirecto, porque somos economías muy interrelacionadas. Es decir, el impacto de las exportaciones alemanas lleva también componentes españoles. El caso del automóvil es paradigmático. Hay que ser prudentes. Ahora mismo los análisis que estamos viendo dan un impacto agregado limitado para Europa, pero es cierto que puede haber algunos sectores particularmente afectados.

P: ¿Cuál debería ser la reacción de Europa y qué posición va a defender el Gobierno en la cumbre para definir la respuesta?

R: Hay una doble respuesta, que tienen que ser complementarias, la europea y la doméstica. En Europa tenemos que aumentar la red de socios estratégicos y ratificar cuanto antes el tratado con Mercosur. Además, tenemos que integrar el mercado interior para aprovechar esos 450 millones de consumidores que tienen un potencial enorme. Y tenemos que defendernos de lo que pueda venir. Queremos llegar a un acuerdo con EE UU. Hay que proteger esta relación. Es la más importante del mundo. Al día se mueven 4.400 millones de euros de un lado a otro del Atlántico. Pero en el caso de que esta negociación no se pueda llevar a buen término hay que proteger a trabajadores, empresas, industrias y para eso tenemos las herramientas adecuadas.

El ministro Cuerpo, durante la entrevista con EL PAÍS este jueves.

P. Y la posición de España.

R. Intentaremos minimizar el impacto para nuestras industrias. Hay un punto importante: el apoyo desde Europa. Si al final hay un conflicto comercial con medidas arancelarias por ambas partes, la recaudación de los aranceles que impongamos tiene que servir para dar esas ayudas a los sectores más afectados. Esta es la propuesta de España.

P. El Gobierno ha reaccionado y ha presentado un plan que moviliza 14.000 millones. ¿En qué consisten las medidas?

R. Hay dos grandes ejes: una red de seguridad a corto plazo por si hay necesidades de liquidez por una caída de los pedidos. Esta red se articula en torno a los 5.000 millones de avales del ICO que pondremos sobre la mesa para que las empresas tengan acceso a financiación en condiciones favorables. Este es el primer punto esencial, más allá de otras medidas como el Moves III u otros 1.000 millones de créditos intermediados por el ICO. Y luego hay medidas para el medio plazo. Hay sectores que van a necesitar recolocar cierto exceso de capacidad productiva y ahí movilizaremos 5.000 millones del Plan de Recuperación, para ayudarles a reorientar esa capacidad productiva. Y la otra pata de las medidas a medio plazo pasa por abrir nuevos mercados y consolidar el mercado estadounidense. Hay 2.000 millones para los seguros a la exportación y otros 500 millones de acompañamiento a la internacionalización, entre otras medidas.

P: Algunas de estas medidas ya existían y la mayor parte son créditos. ¿Hay gasto nuevo? ¿Hay espacio para ayudas directas?

R: Habrá espacio a nivel europeo, si es que finalmente respondemos con medidas arancelarias que generen recaudación para aportar tanto financiación como ayudas directas desde la UE. Ahora mismo estamos al inicio de este proceso. España va a poner sobre la mesa que la UE constituya un fondo para dar ayudas directas a los sectores afectados. Mientras tanto, en nuestro ámbito, ponemos en marcha todas las herramientas financieras y comerciales a nuestra disposición para dar ese mensaje frente a la incertidumbre de los aranceles. Hoy el mensaje tiene que ser de confianza y apoyo. La otra gran pata, además de nuestro plan, es un diálogo constante con los agentes sociales y los sectores para ver el impacto en el día a día y cuáles son las necesidades a las que ir ajustando el plan.

P: Ursula von der Leyen pidió prudencia. Sin embargo, el Gobierno reaccionó con un plan en menos de 24 horas. ¿Ha sobrerreaccionado cuando aún se negocian los aranceles?

R: Es una red de protección preventiva que es importante poner cuanto antes, porque la propia incertidumbre ya puede generar un impacto negativo. Queremos dar ese mensaje de confianza y apoyo a los sectores.

P: Las críticas dicen que es un plan de medidas recicladas.

R: Hay 7.400 millones de dinero nuevo, es financiación adicional que no procede de otros instrumentos ya preexistentes. Pero ahora mismo estamos en una situación preventiva. Es muy pronto para saber cuál va a ser la afectación a nivel sectorial o de empresa y de ahí la necesidad de ir teniendo esa interlocución constante. Estamos abiertos a reajustar el plan según se necesite.

P: ¿No sería bueno tener unos presupuestos ante esta situación?

R: Estamos negociando y, como ha dicho la ministra de Hacienda, nos lanzaremos en cuanto veamos la ventana de oportunidad. Independientemente de eso, el plan de respuesta a los aranceles se tiene que hacer desde el diálogo. No solo el diálogo social, también con los territorios, porque el efecto puede ser asimétrico, dependiendo de los sectores afectados, y con los grupos parlamentarios. Queremos que este diálogo haga que el plan sea asumido como una respuesta conjunta.

P: ¿Han recibido presiones de EE UU por la tasa Google?

R: Entendemos que para ellos esto podría formar parte de la negociación. Ya ha anunciado la administración estadounidense que es un elemento que les molesta particularmente. Ya tuvimos hace años esta discusión, pero creo que forma parte de nuestra soberanía presupuestaria y fiscal. Además, creemos que el diseño del impuesto es justo y equilibrado. Tenemos que intentar explicarles que lo que hacemos está justificado y que no se les trata de manera injusta.

P: ¿Va a tener que revisar el cuadro macroeconómico?

R: Es todavía pronto para tener una estimación cuando apenas acaban de anunciarse las medidas y hay enormes incertidumbres. Debemos tener calma y prudencia antes de dar cifras exactas del impacto. Por ahora, con los datos que tenemos, el impacto es limitado y no amerita una actualización del cuadro macro. Es momento de atender al impacto micro, en los sectores y las empresas.

P: ¿Qué sectores son los que más le preocupan?

R: Es difícil singularizar. Ya hemos tenido alguna reunión con sectores potencialmente afectados como el acero, el aluminio, el automóvil y sus componentes, el vino y las bebidas alcohólicas. Son tres ejemplos, pero podríamos dar más como el aceite de oliva, los quesos, el farmacéutico o los componentes cosméticos, donde somos conscientes de que podemos tener algún impacto y estamos particularmente atentos. Pero ahora mismo son aranceles generales y por lo tanto nuestra mirada es omnicomprensiva.

Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, este jueves.

P: Von der Leyen ha advertido de que Europa no puede absorber el exceso de capacidad de otros países. ¿Le preocupa el dumping que puedan hacer?

R: Hay una reordenación del comercio mundial que todavía está por ver cómo va a suceder, entre otras cosas porque hay distintos aranceles para distintas partes del mundo. Ya tenemos un ejemplo en el acero y el aluminio, donde la preocupación de los productores europeos era que a raíz de los aranceles la producción de otros países llegara a Europa y, por lo tanto, compitiera en condiciones ventajosas. La Comisión reducirá las cuotas [de importación] para proteger a la industria doméstica. Vamos a tener que estar ajustando la respuesta a nivel europeo y nacional.

P: Y esa negociación que se va a abrir con EE UU, ¿sobre qué elementos puede pivotar?

R: Es pronto. Tenemos alguna impresión, sabiendo las quejas que han venido de EE UU. Pero es importante señalar que desde Europa hay que enfrentarla para obtener un resultado justo. Para nosotros es importante no sobrerreaccionar, pero que sepan cuál es nuestra posición y que, si no se llega a un acuerdo, implementaremos medidas.

P: Habla de un acuerdo justo, ¿la situación anterior no lo era?

R: No, lo que es injusto o injustificado son las medidas impuestas ayer [por el miércoles]. Entiendo que a los EE UU le gustaría que el punto de partida de la negociación fuera el que acaban de imponer, pero nosotros consideramos como punto de partida justo la relación de fuerzas previa a esas medidas.

P: Más allá de la guerra arancelaria, Europa y la OTAN piden elevar el gasto en defensa. ¿Ya tienen la cifra de gasto de 2024?

R: Hay mucho foco en la cifra exacta del gasto en defensa. Merece la pena elevar un poco la discusión. Vamos a adelantar la llegada al 2% del PIB de gasto y estamos trabajando en cuadrar todas las cifras. Es importante que sea una inversión de calidad para que suponga un impulso al crecimiento y cubra las capacidades que necesitamos. No se trata de una cifra concreta de gasto. Desde el punto de vista europeo tenemos la necesidad de cubrir unas capacidades para el continente y hacerlo de forma coordinada. Una vez definamos qué capacidades necesitamos y cómo las vamos a cubrir, de manera natural saldrá una cifra de gasto.

P: Pero les presionan para llegar a ese objetivo del 2%.

R: Por eso es importante evitar esa narrativa, que nos puede llevar a una discusión equivocada. Europa tiene que centrarse en lo que necesita. Y de ahí saldrá una cifra que será indiscutible y que será más alta que la actual. Necesitamos dar un paso adelante a nivel nacional, como estamos haciendo, pero también a nivel europeo: es importantísimo que haya solidaridad para financiar un bien común como la seguridad.

P: Hay países que argumentan que ya están en el 4% o por encima, sobre todo Grecia, Polonia o los bálticos, y que hay otros como España que deben subir el gasto.

R: España va a hacer un esfuerzo por cumplir. Pero para Polonia, Grecia o los bálticos que España tenga una mirada hacia dentro, sin pensar en cómo contribuye a esas capacidades conjuntas, no les aporta demasiado. Precisamente por eso hay que levantar la cabeza y ver qué capacidades necesitamos como continente, cuáles son los proyectos estratégicos que se van a desarrollar en sus países, porque van a tener que desplegarse allí y ser solidarios con ellos, igual que desde Europa se fue con España durante la covid. Ellos son la primera línea de nuestra frontera Este. Habrá otras capacidades que tengan que ver con la seguridad como la ciberseguridad o el control de la frontera sur. Y para España incluyen nuestra frontera mediterránea o el control antiincendios, por ejemplo. Hay muchos elementos que esperamos que sean considerados parte de ese gasto. Además, hay que ser eficientes en las compras y hacer el aprovisionamiento de manera centralizada en Europa, para evitar que entre unos y otros provoquemos una subida de precios y nos salga más caro.

El ministro Cuerpo, retratado este jueves en el Ministerio de Economía.

P: ¿Cómo va a subir el gasto en defensa sin recortar el gasto social o la inversión?

R: Para mí hay dos dimensiones esenciales. Una es el crecimiento, que seamos capaces de mantener un ritmo robusto, no solo porque aumenta el tamaño de la tarta, sino también porque contribuye a la sostenibilidad de la deuda. Estos gastos en seguridad se añaden a los que ya tenemos comprometidos en autonomía estratégica y para mejorar la competitividad. Necesitamos un enfoque doble: europeo y doméstico. Nos hemos dado ese margen con las cláusulas de escape, pero no se puede cuadrar el círculo si no añadimos la vertiente europea que, en el corto plazo, tiene que tener una instrumentación a través de préstamos y transferencias igual que se hizo con el Plan de Recuperación, siendo solidarios allí donde más se necesita. Pero a medio y largo plazo necesitamos una solución más estructural y nosotros ya hemos publicado un papel para abogar por un incremento del presupuesto europeo, porque va a ser la forma de enfrentar estos gastos de manera estructural.

P: Ese discurso en Europa no está teniendo mucho eco. Piden a los países que primero aumenten su presupuesto en defensa.

R: Hay que cumplir con estos compromisos y España está en eso. Pero hay que explicar bien qué si no entramos en una financiación conjunta y si esta financiación no tiene también parte de transferencias y solidaridad [de la UE], vamos a acabar con problemas de coordinación e invirtiendo menos de lo que necesitamos. Puede que no se vaya a utilizar todo el espacio fiscal del que disponemos, porque habrá también límites relacionados con el endeudamiento y la reacción de los mercados. Tenemos que pensar en esas capacidades conjuntas y luego estructurar bien cómo las financiamos y dar incentivos para que los países que lo necesiten puedan acudir a los préstamos por valor de 150.000 millones que Europa ha puesto sobre la mesa.

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