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Bernard Arnault amenaza con deslocalizar LVMH ante la subida de impuestos que prepara el Gobierno francés

El hombre más rico de Francia, que asistió a la toma de posesión de Trump en la misma tribuna que los magnates tecnológicos, contrastó la situación francesa con el “ambiente de optimismo que reina” en EE UU

FILE PHOTO: Bernard Arnault, Chairman and CEO of LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton, speaks during a press conference to present the 2023 annual results of LVMH in Paris, France, January 25, 2024. REUTERS/Stephanie Lecocq/File Photo
FILE PHOTO: Bernard Arnault, Chairman and CEO of LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton, speaks during a press conference to present the 2023 annual results of LVMH in Paris, France, January 25, 2024. REUTERS/Stephanie Lecocq/File PhotoStephanie Lecocq (REUTERS)
Daniel Verdú

La toma de posesión de Donald Trump el pasado 20 de enero pasará a la historia por el tipo de invitados que poblaba la tribuna VIP. Por encima del resto, convertidos ya al nuevo trumpismo, destacaban los magnates que controlan las principales empresas tecnológicas del mundo: Elon Musk, Mark Zuckerberg, Tim Cook, Jeff Bezos… Sin embargo, algo más retrasado, se encontraba también Bernard Arnault, el hombre cuyo grupo empresarial lidera el sector del lujo, la otra industria más pujante del planeta. La vuelta a París, tras escuchar las propuestas fiscales de Trump, no le ha sentado bien a Arnault, dueño del conglomerado LVMH, santo y seña del made in France, que amenaza ahora veladamente con deslocalizarlo si el Gobierno francés mantiene su intención de subir el impuesto de sociedades a las empresas más ricas.

Arnault, en la presentación de los resultados del grupo este martes, criticó la sobrecarga fiscal prevista por el Ejecutivo, calificándola de “impuesto al made in France” que “fomenta la deslocalización”. “Acabo de regresar de EE UU y pude ver el ambiente de optimismo que reina en ese país. Y cuando se vuelve a Francia, es un poco un baño de agua fría”, declaró. El viaje al que se refería, justamente, era el de la toma de posesión de Trump, donde pudo escuchar los planes del nuevo presidente estadounidense de rebajar los impuestos.

El dueño de LVMH se deshizo en elogios hacia la política fiscal que piensa llevar a cabo Trump. “En EE UU los impuestos bajarán al 15%, las fábricas están subvencionadas en varios estados y el presidente [Trump] fomenta esto”, celebró. “Cuando volvemos a Francia y vemos que están a punto de aumentar en un 40% los impuestos a las empresas que fabrican en el país, resulta increíble. ¡Para fomentar la deslocalización es ideal!”, ironizó.

Arnault se refería al recargo en el impuesto de sociedades previsto, para las empresas más grandes, en el presupuesto que actualmente se está preparando en Francia para el año 2025. Se espera que genere alrededor de 8.000 millones de euros para el Estado este año y ayude a paliar el déficit.

Las palabras de Arnault han causado un gran revuelo en Francia. El magnate del lujo es quizá el empresario más relevante del país y, además, mantiene una buena relación con el presidente de la República, Emmanuel Macron. Arnault participa en grandes obras de mecenazgo, como la última reconstrucción de la catedral de Notre Dame, y forma parte del paisaje de personajes más influyentes.

En parte por eso, la portavoz del gobierno, Sophie Primas, dijo este miércoles que “comprende su enfado”, aunque defendió la medida como temporal ante una “mala situación”. “Dada la situación presupuestaria en la que nos encontramos, todos deben contribuir a los esfuerzos”, insistió al ser preguntada sobre las declaraciones del multimillonario. Primas comparó al hombre más rico de Francia y a su grupo con “un monumento económico” e intentó rebajar la tensión. “Nuestra política probusiness (…) no deja lugar a dudas, simplemente en este momento tenemos el objetivo de mantener el déficit en 5,4% y dotar a Francia de un presupuesto. Es una mala racha, pero es temporal”, insistió.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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