El nuevo centro para la fabricación de semiconductores en Málaga supondrá 615 millones de inversión

Málaga contará a partir de 2030 con un centro de diseño y fabricación de semiconductores, materiales que resultan clave para la fabricación de microchips. Lo hará con una inversión de 615 millones de euros, de los que 500 proceden del Gobierno, según ha explicado esta mañana en la capital malagueña la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. Lo ha hecho tras firmar un acuerdo con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga para la construcción del edificio en terrenos del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). “Con este gesto Málaga se convierte en la capital tecnológica del sur de Europa”, ha dicho Montero, que ha destacado la relevancia esta infraestructura para que España consigue mayor autonomía en el sector de los microchips.

El centro estará gestionado por el Centro Interuniversitario de Microelectrónica (IMEC, por sus siglas en inglés) con base en Lovaina (Bélgica) y, se espera, creará unos 450 empleos. Reforzará además un sector que en la ciudad andaluza ha crecido con rapidez en los últimos años gracias a la llegada de centros relevantes de compañías como Google, Vodafone, Oracle o NTT Data, entre otras grandes compañías.

El convenio firmado este viernes implica al Ministerio para la Transformación Digital y la Función Pública, pero también al de Ciencia, Innovación y Universidades, además de la Junta de Andalucía —que cede el suelo— y el Ayuntamiento de Málaga, que agilizará los trámites burocráticos y urbanísticos para hacerlo realidad. El documento busca impulsar entre todas las partes el proyecto y agilizar el aterrizaje del centro, que tendrá un área dedicada a la investigación y otra de fabricación de semiconductores. Serán las primeras instalaciones del instituto belga IMEC en Europa fuera de su país. “El Gobierno considera que aquí en Málaga tenemos todas las capacidades para poder desarrollar este proyecto”, ha subrayado Montero, que espera que el edificio tenga ya actividad en el año 2030.

La iniciativa tendrá un coste total de 615 millones de euros de los que 500 serán aportados por el estado. “Es un paso de gigante que va a permitir justamente que conquistemos el futuro desde aquí, desde este parque tecnológico, que yo creo que es la envidia de muchos lugares del mundo”, ha insistido Montero. El objetivo de estas nuevas instalaciones es conseguir que tanto España como Europa ganen autonomía en la producción de semiconductores y se reduzca la dependencia del exterior, como ha señalado el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López.

Él mismo visitó el pasado octubre la sede de IMEC en Lovaina (Bélgica) junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro belga, Alexander de Croo. “No hay duda del potencial de una infraestructura similar en España”, aseguró entonces Sánchez, que allí mismo anunció los primeros 105 millones de euros para financiar el diseño inicial de la instalación en territorio español. Antes, en julio, había firmado ya un acuerdo de intenciones con el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía, que se ha ratificado y ampliado esta mañana. En él se incluye que el Gobierno andaluz cede seis parcelas del PTA que suman más de 51.000 metros cuadrados y también participará en la compra de equipamiento científico, así como los gastos operacionales de la infraestructura y la agilización de los trámites y la ejecución del proyecto. “Va a contribuir a convertir a Andalucía en una referencia mundial en la I+D de la microelectrónica”, ha señalado el presidente de la comunidad, Juan Manuel Moreno Bonilla.

Investigación y fabricación

“Los semiconductores son clave para un importante abanico de cadenas de valor industriales con fuerte presencia en España, como el sector de la automoción, o dispositivos esenciales para la transición ecológica”, aseguraban desde La Moncloa en un comunicado. En estas instalaciones se investigará, pero sobre todo se fabricarán microchips que como ha dicho la ministra, son dispositivos que hoy se encuentran en la mayoría de elementos cotidianos, “desde un frigorífico a un coche eléctrico”. Ordenadores, teléfonos, dispositivos médicos, juguetes, teléfonos móviles también los llevan. En el centro se desarrollarán igualmente prototipos para campos tan variados como la medicina o la computación cuántica y habrá relación cercana con la Universidad de Málaga y otros centros andaluces.

Desde el Gobierno han subrayado que la crisis sanitaria del coronavirus mostró la importancia de que Europa tuviera mayor autonomía de microprocesadores y que tanto la tecnología actual y futura no dependieran únicamente de las relaciones comerciales y la competencia entre países. Entonces se destruyeron trabajos e industrias como la automovilística resultaron muy afectadas, hundiendo las ventas de coches. También afectó a videoconsolas, a cámaras fotográficas o incluso bicicletas. La demanda se disparó durante la pandemia y la oferta de microchips no daba abasto. “Aprendimos mucho en la pandemia y también aprendimos a que teníamos que ser autosuficientes para el futuro”, ha remachado Montero.